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viernes, 22 de noviembre de 2024
Un hallazgo arqueológico revolucionario - 03 febrero 2018 - Toledo

Toledo continúa siendo una caja de sorpresas arqueológicas. Sobre la época romana se conocen diferentes canalizaciones, murallas, las termas y el Circo Romano. La Mezquita de Tornerías podría revelar un nuevo capítulo de la historia romana de la ciudad. Bajo el suelo ha aparecido un edificio romano del que hasta ahora se conocía la existencia, pero no se tenían datos exactos sobre su extensión, estado de conservación ni posible uso.


La infraestructura data del siglo I de nuestra era y consiste en un edificio cuadrangular de cuatro naves, de las que tres podrían recuperarse al quedar dentro del terreno que pertenece a la Junta de Castilla-La Mancha.

El director de la excavación y arqueólogo Arturo Ruiz no puede esconder su asombro ante lo «milagrosamente» bien conservada que está la estructura. Junto a Luis Moreno y Javier Alguacil trabajan esta semana bajo la dirección de la Consejería de Economía, Empleo y Turismo.

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Entre depósito romano y edificio monumental

La hipótesis que señala la posible utilización del edificio como depósito romano cobra sentido teniendo en cuenta el trazado de la red hidráulica romana: «El acueducto llegaba a la parte alta de la ciudad y proveía a las Cuevas de Hércules y a las cisternas conservadas debajo del edificio de Hacienda. Desde estos puntos el agua se distribuía a otros depósitos secundarios. Teniendo en cuenta que el agua se conducía también hasta el Alcázar, la canalización debía pasar muy cerca de este punto».

El único factor contrario a esta hipótesis es que en los muros no se han encontrado restos del revestimiento propio de una cisterna romana. «Es posible que el revoque haya desaparecido porque al fin y al cabo es cal, con lo cual tampoco podemos descartar que efectivamente fuera una cisterna, sobre todo teniendo en cuenta el trazado del sistema hidráulico».

Tres edificios compactados en la Mezquita de Tornerías

La excavación de la Mezquita de Tornerías es de suma importancia, no solo por el hallazgo del edificio romano, sino porque la prospección llevada a cabo en el suelo permite comprender mejor el trazado de la ciudad a lo largo de los siglos, así como el proceso de reaprovechamiento arquitectónico de las diferentes culturas que se sucedieron en la Ciudad Imperial.

Compactadas en este espacio estarían un edificio romano, un edificio andalusí datado entre el siglo VII y XI y, por último, la mezquita ubicada ahora en la segunda planta, un ejemplo perfecto de la estratificación que presenta el subsuelo toledano.

[ze_summary text=»Una construcción romana del siglo I, un edificio andalusí del siglo VIII-XII y una mezquita posterior»]Una construcción romana del siglo I, un edificio andalusí del siglo VIII-XII y una mezquita posterior[/ze_summary]El suelo de la estructura romana está ubicado a 1.80 metros de profundidad, tomando como referencia el nivel actual de la calle Tornerías. Por debajo del suelo romano se ha excavado la cimentación del edificio hasta casi cuatro metros de profundidad, dejando al descubierto indicios de un posible saqueo en épocas posteriores para reaprovechamiento de los materiales.

Por encima de suelo romano se observa un nuevo pavimento de época andalusí. Este edificio construido sobre la estructura romana habría estado en uso hasta que un incendio arrasara con este área de la ciudad. Tras el incendio quedó inutilizado y se decidió construir una mezquita aprovechando los pilares del antiguo edificio como cimentación.

«Es increíble que la estructura esté en tan buenas condiciones teniendo en cuenta los daños que se podrían haber producido al construir un nuevo edificio encima», cuenta maravillado Ruiz. «También es llamativo que las excavaciones arqueológicas tan invasivas que se realizaron en los años 80 no llegaran a afectar a este espacio que ocupa el hallazgo romano».

¿Que pasará ahora con el edificio romano?

De momento, el trabajo arqueológico se centra en concretar las proporciones y características de la infrestructura a fin de proporcionar una imagen lo más fiel posible del edificio. Tras esta primera fase, que podría extenderse aún unas semanas, se decidirá si es rentable continuar con su excavación.

Dado el buen estado de conservación del suelo y los pilares, no es descabellado pensar que el edificio pudiera recuperarse en su totalidad. En este caso su potencial como sala rehabilitada para visitas y exposiciones sería enorme. «Si finalmente se decide no avanzar en la recuperación de la estructura, el espacio excavado hasta ahora es un ejemplo excelente de la estratificación del suelo».

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