El martes 4 de abril, bien entrada la noche, Emilio Bravo recibió una llamada telefónica que debió ser definitiva para el acuerdo al que llegaría solo 48 horas después con Vicente Tirado. Era ni más ni menos que María Dolores de Cospedal. La secretaria general del PP y presidenta del partido en Castilla-La Mancha había decidido tomar cartas en el asunto de Toledo y parar cuanto antes la posibilidad de listas alternativas en el Congreso Provincial del 21 de mayo.
Aún no imaginaba Bravo que acabaría convertido en el secretario general del PP toledano, puesto que ahora ocupa Jesús Labrador, a quien el alcalde de Mora más ha criticado en su campaña interna para ser presidente del partido.
No es que la dirección del PP en Castilla-La Mancha temiera que una opción diferente a la de su candidato fuera a ganar el Congreso, ni siquiera a hacerle un roto importante. Pero para Cospedal es vital mantener una imagen de unidad sin fisuras en el PP castellano-manchego y en cada una de sus provincias. Y solo Toledo se estaba resistiendo.
La propuesta de Tirado a Emilio Bravo
Así pues, Cospedal cogió el teléfono y llamó a Emilio Bravo para pedirle que se sumara a la anhelada unidad y que aceptara la propuesta que en breve le formularía el secretario general del PP de CLM, Vicente Tirado.
A esas alturas, ya se había pedido al delegado del Gobierno y presidente del PP de Talavera, José Julián Gregorio, que accediera a ser presidente provincial, porque su figura generaba mayor consenso que la de Carlos Velázquez, el favorito de Cospedal y Tirado para encabezar a los «populares» toledanos, pero al que acababan de renunciar en aras de la unidad del partido.
El alcalde de Seseña y portavoz de Sanidad del PP en las Cortes -el más joven de todos-, generaba rechazo en algún sector, especialmente en el liderado por Bravo. Así que a Velázquez, hombre de partido, se le dijo que sería José Julián Gregorio quien tomaría el testigo que deja libre Arturo García-Tizón. Carlos Velázquez no sería el presidente, sino el secretario general provincial y, por lo tanto, el hombre fuerte en temas internos.
Y es que «José Julián no le cae mal a nadie», dicen en el PP.
El tándem Gregorio-Velázquez aplaca los ánimos
El tándem Gregorio, número 1 y Velázquez en el 2 convenció de inmediato a Fernando Jou, el exdelegado de la Junta en Toledo, que renunció a seguir adelante con la lista que decía que había pensado encabezar y que en buena medida iba contra las aspiraciones de Emilio Bravo.
[ze_summary text=»Bravo seguía indignado, pero consciente de que en apenas 24 horas había perdido muchos apoyos con el tándem Gregorio-Velázquez»]Bravo seguía indignado, pero consciente de que en apenas 24 horas había perdido muchos apoyos con el tándem Gregorio-Velázquez[/ze_summary]
El tándem sirvió para tranquilizar los ánimos de importantes alcaldes y algunos diputados provinciales que estaban con el alcalde de Mora, pero Bravo seguía indignado. Aunque también consciente de que en apenas 24 horas había perdido algunos de sus principales apoyos cuantitativos y cualitativos. Dicho de otra manera, cada vez eran menos y menos importantes los que estaban dispuestos a tirar detrás de él contra Gregorio y Velázquez.
En este clima, Emilio Bravo se reunió con Vicente Tirado en la tarde del jueves 6 de abril, mientras en las Cortes seguía el debate de las enmiendas parciales a los Presupuestos de Castilla-La Mancha.
Bravo estaba enfadado con su amigo Tirado, y viceversa. Pero era consciente de que sus fuerzas habían mermado más de lo previsto en poco tiempo y que no tenía muchas más opciones que aceptar. Hizo un último intento para salvar el asunto como mejor creía él que podría defenderlo ante los suyos.
[ze_summary text=»Tirado dejó claro que Gregorio sería presidente y Velázquez tenía que estar arriba y Bravo pidió estar por encima de él en el organigrama»]