Castilla-La Mancha es la región de España con más prostíbulos. En el mundo, junto al tráfico de armas, la trata es uno de los negocios más rentables que existen. La realidad que maneja Médicos del Mundo habla de que el 98,9 por 100 de las personas que están en prostitución son mujeres y el 1 por 100 transexuales, la mayoría procedentes de Paraguay y Colombia, pero también de Rumanía, Marruecos… y en menor porcentaje de España.
Frente a esta radiografía en la que también está presente un perfil de prostituidor muy variado y múltiple, la ONG realiza una importante labor acudiendo a los clubs para informar a las mujeres de sus derechos, de los recursos con los que cuentan y de los riesgos a los que se enfrentan, una ayuda que es bien recibida y que les acerca muy de lleno a este mundo.
Idoia Ugarte, vicepresidenta de Médicos del Mundo Castilla-La Mancha, ponía de manifiesto que detrás de esta realidad se esconden muchos estereotipos que no son reales. Su experiencia les ha permitido comprobar que aquella persona que entra en la prostitución, en el 99,9 por 100 de los casos, no lo hace de forma libre, sino empujada por circunstancias económicas o factores sociales adversos. En este sentido, considera que, ante frases tan comunes como «están porque quieren» o «lo hacen porque aquí ganan mucho dinero», lo cierto es que «todas ellas quieren salir y lo ven como algo temporal»; además, «quien realmente se enriquece es el dueño del prostíbulo, que es el que se queda el dinero».
Médicos del Mundo alerta de que las consecuencias por el ejercicio de la prostitución son «muy graves, similares a la de la tortura». Por ejemplo, a nivel físico, estas mujeres suelen sufrir infecciones, enfermedades de transmisión sexual, violencia física, alteraciones del sueño, trastornos alimenticios, deterioros funcionales por las numerosas relaciones que mantienen al día… Además, ocurre que algunas, aquellas en situación irregular, no han procedido a tramitar su tarjeta sanitaria y no tienen acceso a la sanidad pública, por lo que suele ser común que haya retrasos en los diagnósticos, con los problemas que esto acarrea. Desde el punto de vista psicológico, la apatía, el aislamiento, la adicciones a las drogas y al alcohol y el sentimiento de culpa por la discriminación a las que le somete la sociedad son las secuelas más habituales.
Por todo ello, y al margen de visitar prostíbulos dentro de su tarea de protección de la mujer, Médicos del Mundo se afana en cambiar conciencias y en hacer ver lo que realmente hay tras los luminosos de los clubs de muchas carreteras de Castilla-La Mancha. Aquí, su trabajo comienza en las escuelas, desde la Educación Primaria, adaptando siempre sus charlas a la edad del alumno y haciendo hincapié en las relaciones de igualdad de género que deben existir entre el hombre y la mujer, máxime cuando desde este colectivo se defiende que la prostitución es una forma de violencia de género y de abuso de poder hacia la mujer que -a su pesar- no está reflejada en la actual Ley de Violencia de Género.
«Creemos que el ámbito más idóneo para trabajar por el fin de la prostitución es la educación porque aquí es donde están los potenciales prostituidores», señalaba Idoia Ugarte a encastillalamancha.es. «Nos ha ocurrido que, tras ofrecer una conferencia y explicar la situación real, personas que pensaban que las mujeres lo hacían porque querían han cambiado radicalmente de opinión».
Añade que «los jóvenes son los que pueden hacer que la prostitución disminuya» y lamenta que entre este colectivo aún haya hábitos como las celebraciones en clubs. No comparte que haya aumentado el número de jóvenes que van a prostíbulos, más bien «puede ser que ahora se visibilice más» y que muchos opten por posicionarse en contra de estas relaciones.
El objetivo final de esta lucha de Médicos del Mundo es abolir, que no prohibir, la prostitución. «La prohibición penaliza a la mujer, pero la abolición no, a quien penaliza es al prostituidor y al proxeneta», aclaraba. Cree que España llegará algún día a sumarse a la lista de países que ya han dado este paso: Islandia, Suecia, Canadá, Singapur, Noruega… y de forma más reciente Francia, países en los que han conseguido reducir la trata.
En este camino -en el que consideran que hace falta un trabajo intersectorial con medidas educativas, sanitarias y legislativas- no están solos. Idoia Ugarte afirma que cada vez son más los colectivos sociales que apoyan esta medida, muchos liderados por hombres como la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (Ahige) que hace poco organizó en colaboración con Médicos del Mundo una charla sobre juventud y prostitución.