lunes, 25 de noviembre de 2024
literatura 15/02/2017junio 6th, 2017

Después de títulos como «La España mágica», «El retorno de los sabios» o «Toledo y la Mesa de Salomón», José Ignacio Carmona ha vuelto a bucear en la historia de la capital regional para sacar a la luz su nuevo libro «Toledo. Judíos. Curiosidades, mitos y encantarias».

En esta obra, que será presentada en marzo en Toledo, el autor propone un recorrido por una ciudad en la que el lector se topará con narraciones mágicas, con relatos costumbristas contados por El Lazarillo y con personajes típicos de la Edad Media, entre los que se encuentra el buldero, que vendía la bula de la Santa Cruz, o el saludador, un sanador permitido por la Inquisición.


Prologado por el profesor y escritor toledano Antonio Illán, el rabino Yerahmiel Barylka y el escritor y cineasta Fernando Arrabal, este ensayo dedica una primera parte a la historia de los judíos en Sefarad, con especial atención a la comunidad judía toledana, y otra a mitos que han llenado las páginas del Toledo más esotérico, como la Mesa de Salomón o las Cuevas de Hércules.

De esta forma, en sus 300 páginas hace mención a elementos muy curiosos que existieron en la época, como el clavicote que existió en la Plaza de Zocodover en el que indigentes o sentenciados a muerte eran expuestos para requerir a los transeúntes limosnas con las que sufragar su entierro, algo de lo que se encargaba la Cofradía de la Santa Caridad.

Este funcionario de profesión y escritor de vocación cuenta a encastillalamancha.es la estrecha relación que mantiene con el mundo judío, una relación que recientemente le valió la Medalla de las Cuatro Sinagogas concedida por el Consejo Sefardí de Jerusalén así como felicitaciones del embajador israelí por la defensa y promoción que viene haciendo desde hace mucho tiempo de esta cultura.

«Nací cerca de la plaza de Toros de Toledo, cerca del conocido cerro de La Horca», donde la ciudad esconde un cementerio judío. A los siete años comenta que ya comenzó a sentir una gran atracción con todo lo que tenía que ver con lo hebreo, tanto es así que al cabo de los años empezó a investigar a sus antepasados y descubrió que, casi con seguridad, desciende de una familia judía. Añade que,»en base a un muestreo genético, se cree que cerca del 20 por 100 de la población española actual son descendientes de judíos».

Esta atracción, además de motivarle para escribir libros, también le ha llevado a pretender que los 20.000 judíos americanos que anualmente visitan Israel para conocer su historia gracias a la beca Taglit hagan «escala» en Toledo con el objetivo de ahondar aún más en sus raíces ya que muchos de ellos proceden de Sefarad.

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