Ya desde sus comienzos en el arbitraje, hace 10 años, apuntaba muy buenas maneras. Es de esas carreras fulgurantes que parecen marcadas por el halo del éxito.
Javier Alberola Rojas, de tan solo 24 años, se ha convertido ya en el primer árbitro toledano de la Segunda División tras saber que le han ascendido de 2ªB. Habrá otros dos colegiados con su misma edad en el fútbol profesional español.
Sabía que tenía sus buenas posibilidades, no en balde se quedó cerca del ascenso el año pasado. «¿Por qué no?», se preguntaba, máxime cuando le fue tan bien en el partido decisivo, el Cádiz-Oviedo del ascenso a Segunda. Le vino muy bien que a pesar de la presión de jugadores y la ambiental, no hubiera jugadas polémicas y acabara «controlando» bien un choque tan crucial, con la suerte de dos equipos tan históricos en juego.
Este nuevo árbitro de Segunda sabe que va a pitar en feudos históricos, cuyos nombres invitan, cuando menos, al respeto: Zorrilla, El Sadar, La Romareda… Pero hay un estadio en el que le hace especial ilusión arbitrar, por anticipado: el nuevo San Mamés, que, aunque nuevo, remite a la Catedral.
Este «trencilla» tan joven y tan bien encaminado dice que el secreto de su éxito fulgurante es «el trabajo», la media de tres horas diarias que le dedica a la preparación de los partidos, los entrenamientos y las charlas con los asistentes y directores técnicos.
De sí mismo afirma que escucha las críticas «constructivas». Y añade que el ascenso le ha hecho mucha ilusión, no solo a él sino también a su familia, tan futbolera; al respecto asegura que el ascenso ha significado «un premio».
Con el cambio de categoría se espera un fútbol menos aérero, más elaborado, con más juego raso, de más calidad, todo lo cual espera que le facilite el trabajo. Eso sí, asume que habrá más presión, sobre todo de las aficiones y los medios de comunicación. Pero no se espera cambios en cuanto a la naturaleza de las jugadas y por tanto de las decisiones que habrá que tomar.