A pesar de que las mujeres obtienen mejores notas medias en los grados y postgrados y son mayoría en los estudios universitarios en España, solo el 20 por 100 de las cátedras y el 30 por 100 de las plazas de científicos están ocupadas por mujeres. Así se desprende del informe «Desiguadad de género y universidad» de la catedrática de Derecho Administrativo de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Consuelo Alonso García, que fue expuesto en la jornada «Soy Mujer», promovida por encastillalamancha.es.
Tal y como ponía de manifiesto durante la jornada «Soy mujer» organizada recientemente por encastillalamancha.es, la brecha de desigualdad en la universidad también se deja notar aún más en los puestos de gestión ya que al frente de los rectorados solo hay un 2 por 100 de mujeres.
La consecuencia de todo esto -añade- es el menor reconocimiento a sus investigaciones, la pérdida de talento, la pérdida de enriquecimiento de los equipos de investigación y profesorado mixto y la pérdida de referentes femeninos para los estudiantes.
Ocurre que, aunque las mujeres acumulan más sexenios de investigación, tienen muchos menos Premios Nobel y menos doctorados honoris causa, con menor presencia igualmente en congresos científicos. Consuelo Alonso ponía el ejemplo del número de Premios Nobel concedidos hasta 2016, 49 de los cuales fueron otorgados a mujeres frente a 833 a hombres. La primera fue Marie Curie en 1903 dentro de la categoría de Física y lo obtuvo junto a su marido. Ocho años después lo volvería a ganar en la categoría de Química.
En su análisis de las causas de esta realidad, la catedrática de la UCLM ponía el acento en la maternidad como freno a la carrera universitaria y es que «el periodo álgido de investigación coincide con el nacimiento de los hijos, con el consiguiente parón en la producción científica». También hacía referencia a la falta de medidas de conciliación profesional y familiar y a que, en ocasiones, los criterios para la obtención de una cátedra son diferentes a los del mérito y la capacidad.
Consuelo Alonso no se ciñe al análisis de estos datos, también aporta iniciativas a realizar para cambiar la tendencia. Por ello, propone dar a conocer el trabajo de las mujeres; no penalizar los periodos de baja producción que coinciden con la maternidad; una conformación paritaria de los tribunales y comisiones de selección del personal docente e investigador; el fomento de equipos de investigación con presencia de mujeres o liderados por ellas; cambios normativos; y unidades de igualdad en las universidades.
Mayor brecha en las carreras científicas
«La brecha de género se acentúa en las titulaciones de ciencias, ingeniería y tecnologías. En carreras como ingeniería, producción industrial o construcción solo un 24 por 100 de los nuevos estudiantes es mujer; en tecnologías de la información y la comunicación solo un 12 por 100». La catedrática de Derecho Administrativo aporta que todavía influyen falsos mitos como que, genéticamente, las mujeres están peor dotadas para las ciencias o las matemáticas; modelos y estereotipos sociales que empujan a las niñas a no decantarse por estos estudios; y la falta de referentes femeninos.
La solución, en su opinión, pasa por dar visibilidad a las mujeres científicas, organizar servicios de orientación e información que aseguren la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres a la hora de escoger un área de estudio, exponer a las niñas a programas especiales de tecnología y ciencias y poner en marcha programas de acercamiento de las chicas a estas ramas científicas.
Actualmente, las áreas en las que más empleo se demanda son las relacionadas con las carreras científicas, tecnológicas, ingeniería y matemáticas. Aquí la tasa de empleo oscila entre el 80 y el 86 por 100. «Si la velocidad a la que las mujeres están accediendo a estos empleos no crece al mismo ritmo que la demanda, las mujeres están en riesgo de perder las mejores oportunidades de trabajo», concluía.