Si quieren conocer a uno de los fotógrafos con más pedigrí en Castilla-La Mancha, uno de los buenos de verdad, eche un vistazo en www.ismaelherrerofoto.com y descubrirá quién es en realidad Ismael Herrero Sánchez, de 37 años y protagonista esta semana de la Entrevista Irreverente de encastillalamancha.es. Fotógrafo de la agencia EFE en la comunidad autónoma, en la delegación central de Toledo, entre sus aficiones, además de la «manía» esa que tiene del click sin parar, están el baloncesto, la fotografía, el cine, andar por el campo y estar con su hijo Daniel y con su chica, María, «todo eso me chifla».
Porque «fui muy mal estudiante en el instituto y la fotografía fue un poco culpable. Me ponía a estudiar y sólo pensaba en hacer bodegones para fotografiar». Así pasó. Terminó estudiando, por ejemplo, con Isabel Munuera, premio El País de fotografía; con Javier Águeda… «Cuando repetí COU me puse a estudiar fotoperiodismo y a hacer fotos para prensa. Me iba a una manifestación en Madrid, por ejemplo, y luego me iba a una cabina a llamar a todos los periódicos para vender las fotos. De hecho, en una de esas Diario 16 me compró cinco fotos, cuando Esperanza Aguirre era ministra de Educación, para hacer un especial de la noticia del día, una doble página, ¡ostras!, me vine arriba y pensé que ya era fotógrafo. Pero mis padres me convencieron para que estudiara, que tuviera algo que contar con mis fotos. Tenía sentido lo que me decían y estudié Trabajo Social».
Y como llegó una época en la que no le salía trabajo con las fotos, «terminé la carrera y me fui a Bolivia cuatro meses, en 2001, a hacer trabajo social y fotos para Unicef, pero sin cobrar. Cuando regresé a España pensé que me iba a comer el mundo, pero nada, no encontré trabajo con la fotografía, por lo que acabé en Proyecto Hombre como trabajador social. Terminé en una tienda familiar y hacía fotos para mí, por puro placer, hasta que me llamaron del periódico del Pocero. Yo no sabía ni quién era, para mí lo más importante es que me volvía a encontrar con la fotografía. Cuando cerró, un compañero en ese periódico, Fernando Labrador, entró en la agencia EFE en CLM, hicieron una reestructuración, buscaban un fotógrafo y me llamaron…».
Era el 15 de mayo de 2009 y ahí continúa… Click tras click…
Y es de los buenos buenos…
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Me han contado que un mal día le atropelló… ¡¡¡Un tren!!! Cuénteme eso…
Sí. Tenía 16 años. Me fui de viaje con mi hermano y unos amigos a un concierto de los Rolling Stones en Gijón. Pero también pasamos por Llanes, fuimos al concierto de Joaquín Sabina en Santiago de Compostela… ¡Bueno…! 10 días de conciertos, cámpings… ¡Pasándonoslo pirata! Regresamos a las cuatro de la madrugada a mi pueblo, Torrelodones (Madrid), yo trabajaba de socorrista en una piscina y entraba a las ocho. Por la tarde teníamos fiesta en el pueblo de al lado, Villalba, y yo lo que tenía era un sueño terrible…
Cogieron un tren y…
Cogimos el tren para Villalba y yo me quedé dormido, totalmente frito. Todo el mundo de fiesta menos yo. Cuando bajé del tren estaba completamente dormido, era de noche, todo lleno de gente y crucé las vías sin mirar, porque no había ninguna pasarela elevada para pasar. Iba aturdido y con sueño, pero crucé.
Y…
No me di cuenta de que venía otro tren hasta que un amigo me pegó un grito: ¡¡¡Ismael!!! Miré en ese momento, el frontal del tren no era plano sino redondeado, y gracias a ese grito no me dio en el centro, porque si llega a ser así me empuja a la vía y me pasa por encima, sino que me dio en un costado y me lanzó al andén. Me partió la cadera. El tren, afortunadamente, estaba disminuyendo la velocidad, porque si no me destroza. Yo no me quedé inconsciente y quería levantarme, pero no tenía cadera, la tenía hecha un puzzle. El revisor del tren bajó y me quería dar de hostias… ¡Un circo! Pedí a los guardias civiles que me dejaran llamar a mis padres porque de lo contrario no se iban a creer que estaba bien, pero no me dejaron, con lo cual mi madre estaba desquiciada, mi padre vino rápidamente… Mi madre sólo se quedó tranquila y supo que estaba vivo cuando mi padre le transmitió un mensaje que le había dicho: «¡Dice Isma que me cago en la puta!». Estuve prácticamente un mes en el hospital y yo era al que le había atropellado un tren. Venía gente a verme y sé que Diario 16 quiso hacerme una entrevista, pero luego apareció otro atropellado más que sobrevivió y dejé de ser interesante. Ja, ja, ja…
¡Vaya historia de miedo!
Sí. Me deprimí mucho, porque pensé que por una gilipollez, por estar dormido, casi me muero. ¡Por una chorrada!
¿Ha vuelto a montar en tren?
Sííííííí… A lo que tengo miedo ahora es al sueño, cuando lo tengo y voy conduciendo me paro en una gasolinera y me echo mi siestecita tranquilamente. Porque yo, cuando me duermo, me duermo…
¡¡¡Es usted un superviviente!!!
En ese sentido, sí. Luego los creyentes me decían que si un arcángel había venido a salvarme… Otros me preguntaban, en plan gracioso, que cómo había quedado el tren; y el conductor bajó a pegarme. Con un cabreo y una mala leche… ¡Se pegó un susto que se moría porque casi mata a un chaval! ¡El tío estaba acojonado!
Vayamos a su parte artística, porque usted es primo de la actriz Ruth Gabriel; su padre dirigió programas importantes en Televisión Española…
Mi padre, Rafael Herrero, es escritor. Ha sido la mayor eminencia que ha habido en la televisión nacional y sobre todo en el mundo del teatro. Le dieron algún premio de teatro alternativo en aquella época de los años 70 del siglo XX, en la que todo era muy encorsetado y de repente apareció una compañía como la de mi padre donde todo era muy visceral… Ha sido director de «La Mandrágora», director y creador de «Cajón de Sastre», un programa que marcó a la gente de nuestra generación, y otros muchos programas. Cuando se jubiló con el ERE de la tele le costó mucho ubicarse, pero volvió a retomar textos antiguos y ahora estamos muy contentos con él, porque le dieron hace dos o tres años el premio Kutxa de teatro de San Sebastián, y ahora va a publicar su primera novela, que estamos todos como locos.
Luego está la parte familiar de los actores…
En la compañía de teatro de mi padre uno de los actores era mi tío Ismael Sánchez, que murió hace unos años, y gracias a Ismael mi padre conoció a mi madre, que era quien les maquillaba. Y mi tía Susi Sánchez, la hermana de Ismael, que ahora está nominada a un Goya como mejor actriz de reparto por «10.000 noches en ninguna parte». E hija de Ismael y de la escritora y poetisa Ana Rosseti es Ruth Gabriel. Ésa es la parte del artisteo de mi familia, que no es poca, ¿eh? Ja, ja, ja…
¿A usted no le dio por el teatro o el cine?
No, nunca. Quizás estando tan dentro le cogí un poco tufillo al mundo artisteo, a la farándula… Los divos y todas esas cosas me daban un poquito por el orto. No me… Yo, a las fotos.
Eso, a la fotografía. ¿Desde cuándo?
Pues la primera foto que hice y que pensaba un poco lo que estaba haciendo fue con 14 años. Antes le cogía la cámara a mi padre, le decía que me la colocara y yo me iba a hacer fotos.
Es muy olvidadizo. Se puede dejar la cámara, la cartera… en cualquier lado y si te he visto no me acuerdo.
¡Soy un puto desastre! Mi cabeza hace 17 cosas a la vez y mi cuerpo, de esas 17 cosas, decide cuál hace, por lo que me puedo dejar la cartera, la cámara, el móvil… Mi esposa se desespera y me dice: ¡Acuérdate: cartera, teléfono, cámara…! Pero nada, nada… ¡Soy un desastre!
¿Ha perdido algo que no haya recuperado?
Sí. ¡Hostias! ¡Una pérdida terrible, las pasé canutas, en Bolivia! Me llamaban el in-voluntario, porque los voluntarios cobraban un sueldo y yo ni siquiera llegué a cobrarlo. Me propusieron ir de trabajador social y de fotógrafo y yo tiraba con carretes. Estaba todos los días en la montaña, en aldeas indígenas… Cuando iba alguna vez a la ciudad me cogía los carretes e iba a una tienda a revelar los negativos. Y un día me los dejé en un taxi. ¡Un montón de trabajo! ¡No lo quiero ni recordar porque me aterroriza! Me di cuenta del poder de Unicef en países como Bolivia porque hasta pusieron un anuncio en televisión y en radio como si fuera un anuncio de colchones Biscolates. Ja, ja, ja… El anuncio decía que un funcionario de Unicef había perdido unos carretes en un taxi… ¡Joder qué movilización! Pero los carretes no aparecieron.
En el periodismo hay manipulación, eso es incuestionable. ¿En la fotografía también?
Síííííííí… Sí, sí…
¿En qué consiste esa manipulación?
Fundamentalmente hay dos tipos de manipulación en fotografía. La número uno, que la aprendemos cuando estudiamos fotoperiodismo, no es tanto una manipulación sino ponerte al servicio de la línea editorial de tu periódico. Una manifestación puede ser multitudinaria o puede haber tres gatos, depende de cómo hagas la foto. Puedes sacar sólo a los violentos, a una ancianita, a una niña aunque detrás se estén dando de palos… O puedes ser objetivo y sacar todo lo que hay, que al final es lo más interesante. Pero, claro, tienes que seguir la línea editorial de tu periódico. Al final, si quieres saber la verdad, compra más de un periódico y mira más de una foto.
¿A usted le han intentado manipular alguna vez? ¿Se ha dejado manipular?
Nunca me he dejado porque nunca he tenido la… Bueno, miento, sí que me dejé manipular en mis comienzos. Empecé muy joven y estuve trabajando en el periódico del Pocero, que eso era… Se llamaba La Voz de la Sagra y eso era de coña. Era tal manipulación que nos dejaba unas páginas que a él no le interesaban, entonces hacíamos un periodismo muy bueno, aunque yo creo que nadie lo leía, hicimos reportajes en Las Barranquillas… Pero a eso a él le daba igual. Claro, las páginas que sí le importaban eran un desastre, terrible. A mí no me dejaban hacer fotos de él y sólo había una. De esa foto me pedían que le sacara una sonrisa, me tuve que poner… A una cara de ogro transformarla poco a poco en una sonrisa… Dije: ¡Tío, este me paga, vamos adelante con ello!
Hasta que lo dejó…
Cerró el periódico. A día de hoy, afortunadamente. Eso sí, ¡me pilló en mi viaje de novios en Portugal! Me llamaron y me dijeron que había cerrado el periódico, ¡casi se me cae el mundo encima!
Cuando dice que las páginas que le importaban al Pocero eran un desastre…
Era un periódico semanal y el día de cierre podían decirnos: ¡Que no se mueva nadie que viene el Pocero! Llegaban los coches de seguridad, guardaespaldas que entraban a revisar la redacción como si viniera Kennedy, llegaba él ¡y cambiaba el periódico entero! ¡Era genial! Pero nunca hablaba con nosotros. Hacía algunas cosas que eran geniales… Cuando estás en un periódico de ese tipo no estás por placer, sino porque es el único trabajo que has encontrado…
¿Las fotos que le han dejado mejor sabor de boca de las que ha hecho?
Para un fotógrafo que trabaja en Toledo, que no es fácil que sus fotos tengan proyección nacional, pues los guiños que me ha hecho Juan José Millás me hacen especial ilusión. Sobre todo el segundo. Porque defendía la labor de los fotógrafos de prensa apoyándose en una foto mía en El País Semanal. Era una foto del fiscal general del Estado, Torres-Dulce, en la puerta de la Audiencia Provincial de Toledo, abrazado a Cospedal pero él como un poco reacio pero no reacio… Millás hizo una lectura de esa foto y le pareció atractivo el trabajo fotográfico y le ayudó a entender una situación política. Y lo otro que me gusta es mi trabajo personal, que no tiene nada que ver en prensa. Por ejemplo, cuando expuse en una galería de arte en Madrid y se vendieron muchas fotos. Me veía la cara de un tío desconocido, que no sé quién es, y que invierte una cantidad de dinero y hace un esfuerzo por tener una foto de un desconocido en su casa o en su despacho. Eso me llena mucho de orgullo.
¿Casaría a dos personas del mismo sexo?
Sííííííí… ¡Sin problema!
¿Messi o Cristiano Ronaldo?
¡Hostias, tío, es que el fútbol me la trae un poco al pairo! Soy del Real Madrid, pero me gusta… ¡Creo que Messi es la hostia, sí!
¿Tiene algún parado en su familia o entre sus amigos? ¿Ha podido hacer algo por ellos?
Ehhhhhhh… Mi esposa está en paro y ahora está apuntada a mis cursos de fotografía y me encantaría que le acabara gustando y que pudiera ayudarme y trabajar juntos. Pero… Ya veremos.
¿Hay fotógrafos que trabajan sin cobrar?
Sí. Lo primero que me enseñó uno de mis profesores de fotoperiodismo, Javier Águeda, es que hay que poner en valor el trabajo que se hace. Y no cobrar por un trabajo es deteriorar y devaluar el precio económico y el esfuerzo de una profesión a la que se le hace mucho daño, cada vez se la dan más mordiscos por muchos sitios. Trabajar gratis o a precios irrisorios es devaluar la importancia del fotoperiodismo. Y se hace mucho, desgraciadamente.
Si fuera juez, policía, banquero, abogado, cerrajero, funcionario de Justicia… ¿Intervendría en un desahucio u objetaría?
¡Hostias! Ufffff… Me pide el cuerpo decir que objetaría, pero a mí me ha costado tanto ganarme la vida, darme tantas tortas y pelear tanto y tener que hacer tantos esfuerzos que… Un juez no lo sé, pero un cerrajero no sé si tiene mucho que decidir cuando tiene que llevar un plato para comer a su casa. Lo hace y punto porque es su trabajo y es lo que le toca hacer.
¿Cuál ha sido su mayor locura por amor?
Siendo adolescente, salimos por un pueblo y perdí el último autobús para irme a mi pueblo, que estaba a varios kilómetros, por estar con una chica que me gustaba mucho entonces, era un amor de adolescente. Tuve que llamar a mis padres a las cinco de la madrugada para que vinieran a por mí. Pero así, locura por amor… No hay.
¿Cuántos idiomas habla?
Pues español y creo que no hablo mal inglés. Hablo bastante inglés aunque no lo he estudiado jamás. Me gusta traducir canciones, tengo amigos en el extranjero con los que hablo frecuentemente, si no sé una palabra la busco, he leído algún libro en inglés… Me gusta mucho hablar inglés pero no me gusta nada estudiarlo.
Si mañana le tocara la lotería…
Ja, ja, ja… ¡Lo primero sería comprarme un equipo cojonudo de fotografía! Y respirar. La sensación de… ¡Ya no es un problema! ¡La hostia!
Si fuera presidente del Gobierno de España, lo primero que haría sería…
Rodearme de gente más lista e inteligente que yo. Y no tratar de olvidar lo que pensaba antes de ser presidente del Gobierno de España. Supongo que se le debe olvidar a todos. Intentar ser más justo, repartir mejor el bienestar… Pero claro, ¡cuando estás ahí deber ser tan complicado! Que no haya tan ricos ricos y tan pobres pobres.
¿Existen los extraterrestres?
Sí. Por supuesto. Me encanta pensar que somos la nada, que somos… ¡Nada! ¿Que por qué no han venido por aquí? ¡Seguramente van en bicicleta todavía o están con el rollo mamut! ¡Vete tú a saber! A lo mejor somos los extraterrestres más inteligentes… Ja, ja, ja…
¿Por cuál de estas situaciones pasaría para ganarse la vida? Uno, hacer un desnudo integral para una revista; dos, posar para el calendario Pirelli en el caso de que hubiera uno para hombre; o tres, atender un teléfono erótico.
¿Para ganarme la vida porque es lo único que hay? ¡Cualquiera de las tres sin ningún problema! ¡El tema es que quién coño va a querer hacer una foto a esto (y señala su cuerpo) para el calendario Pirelli! Ja, ja, ja… Pero si esto de repente, para una mente morbosa, extraña y retorcida le parece digno de la portada del Pirelli… Si es lo que hay me parecen superdignas las tres cosas.
¿Actuaría en una película porno?
¡Hostias! ¡Yo creo que no! ¡No doy la talla! No, no, no, no… ¡Soy muy soso! No es que sea muy soso, es que cuando he visto alguna porno, porque la he visto como todo el mundo, no me he visto nunca en ese… No me reconozco, no me veo…
¿Debería abdicar el Rey ya en el Príncipe?
Sí. No puede ser como los Papas, coño.
¿Se ha pegado con alguien alguna vez?
Pegar yo, no he pegado nunca. A mí de pequeño me han pegado mucho y yo no decía nada, era un pusilánime. Y de mayor he tenido la suerte de tener un cuerpo bastante grande, una voz bastante cabrona cuando pego un buen grito y he tenido muchísimos careos pero no he tenido que pegarme jamás. He tenido una fama en el instituto, cuando era más joven, que no sé de dónde coño venía. A mí me ha llegado a llamar gente a casa: oye, Ismael, que estoy aquí con un amigo y me dice que le quieres pegar, que no le pegues. Y yo: ¿pero quién es? ¡Si no he pegado a nadie en mi vida! Ni tengo ninguna intención de pegar a nadie, si soy más bueno que un pan. ¡Pásamelo! Me lo pasa y… ¿Quién eres? El Pelucas. Y yo: ¿pero quién coño es El Pelucas? En fin… He tenido la suerte de no pegarme nunca con nadie. ¡La suerte o la desgracia! Nunca he sabido si me ha hecho falta alguna hostia para madurar un poco y coger un poco de seguridad. Ja, ja, ja…
¿Ha recibido propuestas sexuales de una persona de su mismo sexo?
Sí. He tenido más de una y más de dos. Desde amigos, un compañero de la Universidad, otro amigo de mi pueblo… Yo debía ser bastante atractivo de adolescente y tenía perilla. Tenía ese aspecto un poco rockero y debió gustarle a algún homosexual. Sí he tenido varios ofrecimientos. Un compañero de la Universidad me decía: venga, anímate, si seguro que te va a encantar… Yo le decía: Alex, que no. Además, la homosexualidad en mi familia ha estado siempre muy naturalizada, porque muchos miembros de mi familia son homosexuales y siempre lo he visto con naturalidad. De hecho, alguna vez en la adolescencia cuando te planteas si te gustan o no las chicas, me pregunté: ¿Seré gay? Rápidamente me respondí: ¡No, no soy gay! Pero yo me lo pregunté. En Bolivia también me ofrecieron, vieron a un tío grande, respetuoso con las mujeres… Eso les resultó atractivo a algunos gays.
¿Se atreve a decir el lugar más raro donde ha practicado sexo?
Mas raro… A los pies de la cama no vale, ¿no? Ja, ja, ja… Pues a ver… En el recibidor de un hostal en Valladolid, subíamos a la habitación pero había más gente allí porque dormíamos varios y no podía ser. Entonces nos cogimos unos edredones, nos fuimos al hall del primero piso y allí… Era de noche cerrada, todo el mundo estaba dormido, en el suelo… Como sitio raro… ¡Tampoco es la hostia!