El consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, ha colgado un vídeo en su cuenta de twitter que es una delicia para los ojos, aunque no sean animalistas, tomado por los Agentes Medioambientales de Castilla-La Mancha.
🐾 Con la #primavera llegan nuevas camadas de #LinceIbérico nacidos en libertad en los Montes de Toledo. En vídeo, 4 nuevas crías juegan felizmente junto a su madre primeriza, Nenúfar. Se ha establecido en la misma zona que campea Mazapán, macho 1 año mayor, con nombre toledano🐯 pic.twitter.com/EAcXAWAgZf
— Francisco Mtz Arroyo (@fmartinezarroyo) 30 de abril de 2019
En él se ve, como él mismo explica, a cuatro nuevas crías de lince ibérico jugando «felizmente» junto a su madre primeriza, de nombre Nenúfar.
Esta familia es una nueva camada de las que «nacen en libertad en los Montes de Toledo«, detalla el consejero. Y dicha camada, agrega, «se ha establecido en la misma zona en que campea Mazapán, «de nombre toledano, un año mayor que Nenúfar», precisa Martínez Arroyo.
Bellas imágenes del lince ibérico
Resulta una delicia apreciar cómo aún es posible que vivan libremente, en un paraje protegido de Castilla-La Mancha, individuos de una especie tan bella como protegida como el lince ibérico.
El programa Life+Iberlince reintroduce el lince ibérico en las áreas en las que tradicionalmente estuvo presente hasta que desapareció de ellas.
Ya 79 las crías en estado salvaje en Castilla-La Mancha desde que en 2016 se registró el nacimiento de la primera camada en libertad en la región.
El proyecto europeo Life+Iberlince, en el que se han implicado las comunidades autónomas de Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia, ha posibilitado desde el 2011 y hasta este año en Castilla-La Mancha, al menos el establecimiento de cuatro poblaciones nuevas de la especie con al menos seis hembras reproductoras en cada una de ellas.
El objetivo es consolidar las poblaciones existentes hasta alcanzar al menos las 20 hembras territoriales y conectar los núcleos de lince ibérico que existen en la Península Ibérica a través de los denominados «corredores naturales de la especie».