La mejor muestra, un botón. O varios, como se aprecia en las fotos exhibidas por Río Tajo Vivo en las redes sociales sobre el patético estado del Tajo, que muestran, a fecha del pasado martes, que la advertencia del Gobierno regional de que a este ritmo de trasvases el río estará muerto en 2019, es cierta. Las fotos corresponden al embalse de Entrepeñas a la altura de Mantiel (Guadalajara), en la cola del embalse, donde ya este se ha convertido en un río.
Y la crisis agónica está avalada por los últimos datos de la Confederación Hidrográfica del Tajo, según los cuales, a fecha del pasado viernes, los pantanos de la cabecera del Tajo, Entrepeñas y Buendía, almacenaban 367,18 hectómetros cúbicos, por lo que han alcanzado por primera vez desde la aprobación en 2013 de la Ley de Evaluación Ambiental el umbral mínimo no trasvasable, fijado para este año en 368 hm3.
La ley aprobada hace cuatro años establece un límite de 400 hectómetros cúbicos por debajo del cual «no cabe aprobar trasvase alguno», si bien propone un régimen transitorio para alcanzar este nivel, «a lo sumo en cinco años».
El nivel se ha ido elevando en 32 hectómetros cúbicos anualmente, por lo que este año el umbral se sitúa en 368 hectómetros cúbicos.
Según recogía la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) en su página web, los pantanos de cabecera se encuentran al 14,8 por ciento de su capacidad total, que es de 2.474 hectómetros cúbicos.
En concreto, el embalse de Buendía almacena 230,81 hm3 (el 14,08 % de su capacidad) y el de Entrepeñas, 136,37 hm3 (16,33 %).
Esto supone que según la Ley de Evaluación Ambiental -que incluye el memorándum firmado entre el Ejecutivo central y los gobiernos la Comunitat Valenciana, Castilla-La Mancha, Murcia, Madrid y Extremadura- no se pueden realizar trasvases del Tajo al Segura en estos momentos.
El pasado 8 de mayo, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente autorizó el envió de 7,5 hectómetros cúbicos de agua a través del acueducto Tajo-Segura para el mes de mayo.
Un trasvase que el Gobierno de Castilla-La Mancha volvió a anunciar que recurriría y criticó duramente porque, a su juicio, está «casi rozando el ridículo», según afirmó el vicepresidente del Gobierno regional, José Luis Martínez Guijarro.
Del mismo modo, el Ejecutivo de Emiliano García-Page ha publicado en los últimos días un vídeo en las redes sociales en el que denuncia que desde julio de 2015 se han aprobado 22 trasvases desde la cabecera del Tajo al Levante, un ritmo que augura que llevará a la «muerte» del Tajo en el año 2019.
Hace dos semanas, también aparecieron manchas verdes en el río Tajo a su paso por Toledo que la alcaldesa de la ciudad, Milagros Tolón, achacó al trasvase al Segura.
Precisamente, Tolón fue uno de los 30 de alcaldes de la cuenca del Tajo que esta semana se dieron cita en Aranjuez (Madrid) para reivindicar un mayor caudal ecológico para el río y solicitar al Gobierno que ponga fin al trasvase Tajo-Segura.
Como consecuencia del estado del Tajo, se convocaron también varias protestas, entre ellas, la que se celebró ayer en el puente de San Martín de Toledo y de la Asociación de Municipios Ribereños de los Embalses de Entrepeñas y Buendía en Sacedón (Guadalajara).
El pasado 12 de mayo, el presidente del Sindicato Central de Regantes del Trasvase Tajo-Segura (SCRATS), Lucas Jiménez, consideró que la sociedad levantina necesita de un nuevo trasvase que se sume al del Tajo, si bien no dijo de dónde cree que debería llegar el agua.
En la concentración de ayer en el Puente de San Martín, la Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo, en un comunicado, dice que el Tajo es un «cadáver hidrógico», tacha de «irracional» la política hidrológica de Estado y califica de «zombi hidrológico» el río a su paso por Toledo.