Resulta totalmente incomprensible que, en algunos asuntos, el Gobierno niegue lo que es evidente pero, al mismo tiempo, ofrezca datos oficiales que demuestran que lo que está negando es una realidad. Eso ocurre, por ejemplo, con el elevado número de personas que cada año se van a otros países, y no de vacaciones. En 2016 se incrementó ese número respecto al año anterior y más de 100.000 ciudadanos, entre ellos muchos jóvenes, se tuvieron que se ir a vivir al extranjero porque aquí no tienen trabajo.
Aunque esa realidad la demuestran datos oficiales, algunos ministros del gabinete de Mariano Rajoy no reconocen que esta emigración por causas económicas es un problema muy serio y tratan de justificarla con excusas que producen vergüenza ajena e indignación por lo ridículas que son.
Casi 2.5 millones de españoles en el extranjero
Según los datos que ha dado a conocer el Instituto Nacional de Estadística, el año pasado hubo 101.581 personas que se fueron a vivir a otros países. Un 4,4 por 100 más que en 2015, con lo que el número total de españoles residentes en el extranjero llega a casi dos millones y medio. Desde que comenzó la crisis económica, hace ocho años, esa cifra se ha incrementado en un millón de personas.
En esos datos están incluidos tanto los nacidos en España que se han marchado como los extranjeros que residían en esta tierra con nacionalidad española y han regresado a sus países de origen o a otros, en busca de trabajo. Cada cual cuenta la feria según le va en ella, y estos datos pueden interprerarse de una u otra manera, pero el hecho cierto e indiscutible es que cada vez son más los españoles que se marchan al extranjero.
Este problema se arrastra desde que comenzó la crisis económica, hace ocho años, cuando gobernaba el PSOE. Pero desde entonces ha ido en aumento, sobre todo por el elevado número de jóvenes que se ven obligados a buscar trabajo en el extranjero.
Argumentos ridículos y falsos
Cada vez que la oposición pregunta al Gobierno por las medidas que va a adoptar para afrontar este problema, hay ministros que responden con explicaciones tan sorprendentes que producen bochorno. El último en utilizar esa táctica ha sido el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, quien ha dicho en el Pleno del Congreso de los Diputados que los miles de jóvenes que se van al extranjero muestran «una iniciativa, una inquietud, una amplitud de miras, adaptabilidad y apertura a nuevos horizontes».
No es un problema grave, ha afirmado el ministro, porque «enriquece, abre la mente y fortalece habilidades sociales». Y se ha quedado tan ancho.
El ministro contestó con esa sorprendente afirmación al diputado de Podemos Pablo Bustinduy, quien le dijo que esos jóvenes no se ha marchado voluntariamente sino que han sido «expulsados» por las políticas de austeridad que aplica el Gobierno del PP.
Fátima Báñez: «Se llama movilidad exterior»
Alfonso Dastis no ha sido el primer miembro del Gobierno en hacer afirmaciones de ese tipo. Hace algún tiempo, la ministra de Empleo, Fatima Báñez, dijo a la diputada socialista María González que la marcha de los jóvenes al extranjero «se llama movilidad exterior» algo que hay que ver con naturalidad porque buscan «oportunidades laborales y formativas». También se quedó tan ancha.
Muchos españoles tienen algún hijo o hija, pariente, amigo, vecino o conocido que se ha tenido que marchar al extranjero porque aquí no encuentra trabajo, aunque tenga una carrera universitaria, uno o dos másteres y quizá otros cursos complementarios de formación.
Que algunos ministros vean esa emigración como una muestra de «apertura a nuevos horizontes» o como una simple «movilidad exterior» demuestra que tienen la misma sensibilidad que una almeja y que no deberían estar en el cargo que ocupan. Eso, como mínimo.