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viernes, 22 de noviembre de 2024
La ministra debe romper su silencio - 20 agosto 2018
Mar G. Illán Mar G. Illán

La llegada de Teresa Ribera al Ministerio para la Transición Ecológica dio esperanza a quienes defienden que el trasvase Tajo-Segura debe finalizar cuanto antes. Sus palabras nada más debutar en el cargo no dejaban lugar a dudas. Consideraba los trasvases algo que debía utilizarse de forma extraordinaria y para garantizar el consumo humano, pero no de forma ordinaria, lo que en la práctica ha supuesto el vaciado de un río, el Tajo, y el empobrecimiento progresivo de su cabecera.

Claramente partidaria de potenciar las desaladoras y un uso más racional del agua en la Comunidad Valenciana, la llegada de la ministra ecológica dio alas a los que defienden el fin del trasvase.


¿Qué tiene el trasvase de transición ecológica?

Cuando en julio llegó la primera autorización de un trasvase, ya con Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y con Teresa Ribera como ministra para la Transición Ecológica, los más optimistas dijeron que no se podía hacer otra cosa, pero que las conversaciones internas daban claras muestras de que la situación cambiaría radicalmente y que el objetivo del Gobierno de España era el trasvase cero.

Me confieso entre los optimistas, porque tiendo a creer que la razón termina imponiéndose. Y que esta juega en nuestro campo, Castilla-La Mancha. Si la ministra hacía su trabajo, era cuestión de tiempo, pero el fin del trasvase no tenía marcha atrás. Hasta los regantes murcianos se temieron “lo peor” y que los desembalses del futuro inmediato fueran solo para consumo humano.

Obviamente, los más pesimistas dijeron iba a seguir todo igual. Valencia son muchos votos y, junto con Murcia, muchos intereses económicos.

En esas estábamos cuando la Comisión Central de Explotación del Acueducto Tajo-Segura se lanzó por las bravas el 9 de agosto aprobando un nuevo trasvase: ¡20 hectómetros cúbicos! De momento, la ¿transición ecológica? lleva dos trasvases de dos posibles, en medio de protestas y peticiones de dimisión en esta comunidad autónoma.

¿Cómo va a explicar la ministra la incoherencia?

Vamos, que los trasvases que tenían que ser «extraordinarios» siguen siendo igual de «ordinarios» que siempre.

Y, ¿qué dice la ministra? Por el momento no sabe o no contesta. Ya sabíamos que Valencia tiene más votos y más millones que Castilla-La Mancha. Y también que José Luis Ábalos, valenciano, es mucho más poderoso e influyente en el Gobierno y en el PSOE de Pedro Sánchez que Teresa Ribera. De eso no tiene la culpa la ministra, pero sí de mantenerse callada frente a lo que ella sabe que es una incoherencia, una injusticia y un atentando medioambiental que está muy lejos de la transición ecológica que da sentido y nombre a su Ministerio.

De momento, la transición ecológica da la espalda al río Tajo. En septiembre, nueva reunión de la Comisión de Explotación. Otra vez la espada de Damocles se levanta sobre el Tajo y sobre Castilla-La Mancha.

La pesadilla continúa. Y el trasvase también.

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