Hastiados por la incapacidad de los líderes de los partidos para encontrar una salida a la fragmentación política del país, preocupados por los efectos paralizantes de la falta de un gobierno nacional, asustados por la creciente amenaza del yihadismo para nuestra seguridad y nuestra libertad, a punto de entregarnos al examen anual de la Agencia Tributaria vía declaración del IRPF… Solo nos faltaban «los papeles de Panamá».
«El escándalo lo han montado ustedes» dice Pilar de Borbón. Y es cierto. El escándalo lo montan el consorcio internacional de medios de comunicación y periodistas que han desmontado la desvergonzada manera en la que algunos tratan a su patria cuando hay impuestos que pagar de por medio.
Concretamente en España el escándalo lo han montado elconfidencial.com y La Sexta desmontándoles el paraíso y dejando al descubierto una pequeña parte del mapa del tesoro que ricos y poderosos tienen por costumbre enterrar fuera de España en vez de cotizar por él, como hacemos la mayoría.
Menos mal que la prensa ha montado un escándalo con una costumbre que indigna al español de a pie y que se ha convertido en un práctica de cualquier nombre ilustre en cualquier campo donde reluzca económicamente hablando.
Como siempre y gracias la prensa se ha montado el escándalo para que todos nos podamos enterar de qué entienden por patriotismo algunos españoles ilustres cuando hay dinero en juego. Estábamos pensando que habíamos pillado a un montón y disfrutando con ello cuando Cristóbal Montoro se encargó de echarnos el jarro de agua fría: tranquilos, españolitos pobres, vino a decir el ministro de Hacienda, que lo de Panamá es solo el 0,9 por 100 de los más de 129.000 millones que se calculan que están fuera de España. Ahí queda eso.
Doña Pilar y otros conocidos protagonistas de “los papeles de Panamá” preferían montar sociedades fiscales para eludir el control de nuestro fisco. Ya veremos cuando hayan concluido las investigaciones de las autoridades si además de atentar contra la ética hay o no delito tras estos comportamientos o, al menos, en algunos de ellos.
Y se ha montado un escándalo porque es una desvergüenza para el español común, que no tiene sociedades en Panamá, ni en Suiza, ni en ningún otro paraíso fiscal que los ciudadanos supuestamente ejemplares de su país escaqueen a España los rendimientos de sus fortunas de diverso origen. Incluso en los casos en los que la práctica sea legal es repugnante, escandalosa y fiscalmente injusta con la mayoría, que no tiene escapatoria.
Y si es legal es porque las élites políticas han demostrado ser muy condescendientes con los poderosos y muy poco con la mayoría de sus votantes, que son los que acuden a la Agencia Tributaria y no a despachos de abogados que montan sociedades opacas, pantallas, etc.
A estas alturas de la evolución de la humanidad no se pueden defender, ni mantener esas prácticas y, desde luego, no me cabe duda de que no debería ser legal que unos puedan escapar al fisco y otros no. Es un fallo del sistema, una extemporaneidad inasumible en el siglo XXI y especialmente dolorosa en una crisis que ha dejado millones de parados y empobrecidos en el país.
No olvidemos la estadística que Intermon Oxfam nos dio a conocer meses atrás: España es el segundo estado de Europa donde más ha aumentado la desigualdad social y el único en el que el 1 por 100 de la población ha visto crecer sus rentas durante la crisis mientras un 99 por 100 las veía mermar.
Pues claro que es un escándalo, doña Pilar. Es un escándalo, una inmoralidad y una provocación.