Cuesta de los Pascuales, primera hora de la mañana. Hacía tanto tiempo que este redactor no pisaba la sede de Izquierda Unida que… la última vez que la visitó daba una rueda de prensa Cayo Lara, en la que fue su última intervención en Toledo antes de que dejara de ser coordinador general de la formación en Castilla-La Mancha. Ha llovido.
Txema Fernández, animado
Llegamos puntualmente a la cita con Txema Fernández, candidato número uno de Unidas Podemos-Izquierda Unida al Ayuntamiento de Toledo, que espera en una sala acompañado por algunos compañeros de candidatura: Óscar Ricardo Gómez, Pedro Labrado, Ana Miranda y María Olga Ávalos. Están organizando la jornada. No se les ve cansados tras ocho días de campaña. «Las ganas dan mucha energía», comentan. «Bueno, cuando llega la noche sí se nota el cansancio», apunta el candidato que encabeza la lista.
Surge en seguida el primer chascarrillo: «Varias personas me han dicho que salgo mucho mejor en la foto de campaña que al natural», dice. Y, sin querer, ha ideado la broma oficial del redactor para con el candidato durante el resto de la mañana.
Aparecen los primeros temas. Txema se lamenta de que sus oponentes no hablan de programas. El viejo «programa, programa, programa…» de un tal Julio Anguita. «Nosotros procuramos presentar las propuestas, como la tasa turística, la peatonalización del casco, el bolseo, el futuro uso del hospital Virgen de la Salud…», dice.
«¿Cómo van las quinielas?», se le pregunta. Según Txema Fernández, el último sondeo fiable habla de «ocho concejales del PSOE y tres de Unidas Podemos-IU, con lo cual ganaría la unión de las derechas«, sostiene. El plan de la mañana, un día antes del segundo desembarco del «Martes», consiste en una visita al centro de mayores «Ángel Rosa», del barrio de Santa Bárbara. Allá vamos, allá nos llevan en el coche del candidato, quien, como se advirtió en uno de los reportajes de campaña que le hizo este diario, efectivamente es despistado. Aparcó el coche muy lejos del centro porque lo confundió con otro.
Llegamos al centro de mayores, un antiguo centro de día que, una vez acabado por la Junta, durmió el sueño de los más injustos durante ocho años, nada menos. «Cosas» de la política, de esas que indignan naturalmente a cualquier ciudadano. Porque este edificio público, proyectado efectivamente para centro de día, fue reasignado hace poco más de un año como centro de mayores, hasta hoy. Allí les reciben, entre otros, sus compañeros de lista Antonia Llorente (que trabaja en el centro gracias a un plan de empleo) y Juan José Sánchez.
Los miembros de la candidatura escuchan a una representación de los jubilados, que preferirían un centro de mayores propiamente dicho, ya que admiten que el barrio necesita un centro de día como este, propiedad de la Junta, que ha conveniado con el Ayuntamiento el uso para los mayores de una sola planta de las tres que tiene. En todo caso, no quieren oír ni en pintura volver al antiguo centro de mayores, que no reúne las condiciones mínimas. Los jubilados admiten que ellos están bien en el centro; solo les faltaría que se habilitasen la peluquería y la cafetería; pero hay licitación en el horizonte.
Txema Fernández y compañía escuchan con atención. El candidato quiere saber, ante las inquietudes de los mayores, si habría algún espacio público en el barrio para construir en él un hogar del jubilado propiamente dicho. También, libreta en mano, les hace ver que él no les promete concretamente ninguna actuación concreta, pero sí el compromiso de buscar soluciones municipales a sus demandas. El presidente de los jubilados que acuden al Ángel Rosa se sincera: «¿Saben lo que pienso de los políticos? Les hago poner sus promesas en un papel, a tantos años para cumplirlas, al final de los cuales, si no han cumplido… ¡al paredón de ejecución!»
«Hombre, en nuestro caso, que no se llegase a tanto, pero sí a un proceso revocatorio, como se contempla en los estatutos de nuestra organización», le contesta el cabeza de lista. Se refiere a un procedimiento por el que, en caso de incumplimiento de los objetivos o propuestas de un cargo público (tras una pertinente consulta vecinal), este pudiese ser revocado a tenor de lo que decidiera una mayoría de la organización.
Los miembros de la candidatura concluyen que los mayores desearían tener un nuevo centro de jubilados, no el anterior; y que, de seguir en el actual, lo harían con gusto, con peluquería y cafetería instaladas. Porque la instalación tiene de todo para atender las demandas para lo que fue construida: centro de jubilados y de día, pero adolece de todo desde el punto de vista asistencial. Y sin embargo llama la atención el enorme servicio que presta a muchas personas. Por el podólogo (al que pueden acudir vecinos de otros barrios con el carnet de cualquier centro municipal) pasan unos 800 usuarios a la semana. La asociación de jubilados cuenta con 2.700 socios que echan en falta «alguna subvención».
Y para atender a tanta demanda asistencial (el centro acoge muchísimas actividades y talleres), los miembros de Unidas Podemos-IU comprueban que solo hay un animador sociocultural, auxliado por los monitores. En este punto el modelo de gestión que propugna la confluencia, en el que prima lo público para atender los servicios esenciales, choca con una tendencia generalizada a dejar cada vez más la prestación de los servicios públicos en manos privadas vía externalizaciones: esta la reflexión que se hace el candidato a lo largo de esta mañana, por los comentarios que hace.
Antonio, el animador sociocultural, enseña unas instalaciones muy buenas de tres plantas que podrían albergar adecuadamente la prestación del servicio para el que fueron pensadas en un principio. Txema Fernández acaba preguntándose «si el único esfuerzo realizado, que benefició a todos menos a los propios destinatarios del servicio, fue el de la construcción, abandonándose el proyecto una vez levantado». Esa es la pinta que da, desde luego.
Y es que las instalaciones son en verdad muy buenas, de ahí que dé tanta grima pensar que han estado ocho años cerradas; hoy albergan solo el centro de mayores, quienes deben autogestionarse sus actividades. Los miembros de la candidatura visitan una sala en la que hay unas mujeres realizando unos trabajos manuales primorosos. Surgen salas espaciosas, grandes, llenas de luz. En otra estancia, varios hombres y mujeres hacen ejercicio bajo la matuta de una monitora. «¡Baila, Txema, en busca del voto»!, le propone este redactor al candidato, pero se niega en redondo. Su «no» es rotundo, definitivo.
La visita incluye la cafetería, sin estrenar, así como la peluquería. Una de las internas le dice a Txema Fernández: «¿Tú no darías mucho trabajo aquí, ¿eh?» El candidato acepta la chanza con deportividad. No le queda otra.
Después de la visita, el candidato debe desplazarse a Torrijos a por una cámara, la única que tiene la confluencia, a fin de completar la realización de unos vídeos durante el resto de la mañana, con los que quieren incidir en el mundo de la discapacidad.
Por la tarde, el candidato y compañía visitan la Asociación de Vecinos Alcántara, también del barrio de Santa Bárbara, donde han puesto la mira en este lunes 20 de mayo, a seis días del día «D».
Como última etapa del día, una visita al parque de Viguetas, del mismo barrio. Txema Fernández despide a redactor y fotógrafa recordando que conoce a Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, de cuando era concejal, y de más atrás, de jugar con él de pequeño. «¿Por qué no contaste eso como anécdota, Txema?»: fue la última pregunta antes de decirnos adiós.