Una concentración solo para hombres contra la violencia machista. Se celebrará en Toledo el próximo 20 de octubre, a las 19.30 horas en Zocodover, y ha sido convocada por la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (Ahige).
Un acto simbólico en el que un grupo de personas formarán un círculo alrededor de un gran lazo blanco en cuyos bordes se encienden velas, además de leerse un manifiesto de rechazo al machismo y de apoyo y recuerdo a las víctimas a las que se dedica un minuto de silencio. Quieren sumar el apoyo del público masculino porque «el silencio nos hace cómplices y la igualdad es cosa de todos».
Y la convocatoria es en un día cercano al 21 de octubre porque fue ese día, en el año 2006, cuando se organizó en Sevilla la primera manifestación de participantes exclusivamente masculinos contra la violencia de género. En la actualidad, se ha convertido en un movimiento social en crecimiento que ha permitido que haya ruedas de hombres contra la violencia machista en todo el Estado español y en diferentes países latinoamericanos.
Se desplegará un lazo blanco en recuerdo de las cerca de 40 mujeres asesinadas durante 2016, «cuya memoria nos acompañará entre las velas que simbolizarán la luz de su presencia».
Y es que en los últimos cinco meses se ha producido un importante aumento del número de mujeres asesinadas y las mujeres más jóvenes «siguen siendo las más afectadas por la violencia psicológica de control, a la vez que se rebelan como las menos conscientes de la influencia de las desigualdades de género».
De hecho, los últimos datos sobre la situación de las mujeres de más de 16 años en España reflejan que 3 de cada 10 han tenido miedo de su pareja en la convivencia diaria o han sufrido algún tipo de violencia física o sexual por parejas o exparejas masculinas.
Y ojo a este dato: «Más de 360.000 mujeres han sufrido violencia física, 280.000 han sufrido violencia sexual, cerca de dos millones han padecido violencia psicológica de control, más de un millón y medio violencia emocional y unas 500.000 violencia económica».
Datos espeluznantes. En la mayoría de los casos, «los responsables de la violencia no son hombres desconocidos o extraños a las víctimas, sino sus propios maridos, hijos, novios o parejas; que normalmente no son hombres antisociales o enfermos, sino hombres comunes, ciudadanos típicos, en muchos casos modélicos, amables, distinguidos y, a menudo, respetuosos y cordiales en su vecindario y en su trabajo».
Es por ello por lo que piensan que «los hombres violentos deben ver y sentir el rechazo de los hombres que no admiten ningún tipo de complicidad y que manifiestan su absoluta repulsa frente a estas situaciones».