César del Río
El PP gobierna porque el PP (Pedro y Pablo) no quisieron hacerlo juntos después de las elecciones del 20 de diciembre de 2015. O más bien Pablo no quiso a Pedro. Y ahora Pedro dice (en «Salvados») que hay que trabajar codo con codo con ellos. Como sin darse cuenta de que Podemos quiere quitar, legítimamente, el espacio político de líder de la oposición al PSOE. Absorber. Succionar… ¿Recuerdan a Alberto Garzón y a su IU?
Y lo remata con ese anhelo hacia los independentistas que le hubiera valido también para ser presidente del Gobierno. Aunque fuera a un precio tan desorbitado que la factura que le hubiera pasado a él sería de órdago. ¿Todo por ser presidente? Yo no quiero que en un Gobierno de España entren los independentistas que no quieren formar parte de España. ¿Tan difícil es entender la incongruencia?
A Pedro Sánchez se le olvida que el PSOE, desde 2011, ha perdido más de cuatro millones de votos (votante no es lo mismo que militante, que algunos aún no terminan de pensar en ello; y los votantes del PSOE superan, en millones, a los militantes del PSOE). Y en diciembre de 2015 la cosa incluso fue más alla: casi un millón y medio de votos menos. De 110 escaños lo dejó primero en 90 y después en 85. Eso es restar, no sumar. Aunque fuera en circunstancias como la de que había dos partidos emergentes nuevos gracias a los despropósitos del PP y del PSOE durante años y años y más años todavía.
¿Creen que los votantes «circunstanciales» del PSOE, que los tiene, y muchos, como igual le sucede al PP, hubieran aceptado un pacto con los independentistas? No digo ya con Podemos, a los que a muchos de esos votantes les rechina porque parece que la política se ha inventado con ellos y hemos vivido en un limbo al que han llegado para despertarnos.
Si hubiéramos ido a terceras elecciones, ¿qué hubiera sucedido? ¿Habría subido o bajado el PSOE de esos raquíticos 85 diputados? ¿Le habría pasado por la izquierda Podemos? ¿Quién sería la segunda y la tercera fuerza política en el país?
Por cierto, tampoco entiendo que los que votaron «no» en las filas socialistas el día de la investidura no siguieran la coherencia que marcó Sánchez horas antes, cuando dejó su escaño y anunció que volvería a darse un viaje con su coche por esta España nuestra antes de romper una disciplina que debería ser sagrada salvo en caso que afecte a la conciencia (aborto, eutanasia o similar).
Otra: ¿por qué César Luena se abstuvo pero no lo hizo por imperativo legal?
El PSOE tiene que aceptar que fue elegido para liderar la oposición. Y eso no es dar el Gobierno al PP.
Y el PP tiene una encima que no quisiera yo para mí. A ver cómo lo torea, a ver cómo lo pacta, a ver cómo llega a acuerdos… Al fin y al cabo es lo que hemos votado entre todos: queremos que utilicen las manos para estrechárselas, no para darse de hostias.
¿Cuándo serán las próximas elecciones en España? Se admiten apuestas.
@CesardelRioPolo
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