La directora del Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha, Araceli Martínez, alerta de la existencia de estudios «demoledores» que muestran que, en los últimos diez años, existe mayor nivel de tolerancia entre los más jóvenes hacia la violencia de género.
En una entrevista concedida a la Agencia Efe, Martínez explica que esta mayor tolerancia, que se produce en todas las comunidades autónomas, se da porque los chicos justifican la violencia de género y «consideran que está plenamente justificada la agresión por distintos motivos», mientras que las chicas «no identifican los signos de violencia de género», entre otras causas porque «ha hecho muchísimo daño el amor romántico».
Todo ello, argumenta Martínez, hace que baje el nivel de riesgo y que se justifiquen las agresiones en aras al amor y que «se excuse la violencia de control y los celos absolutamente intolerables por el amor irremediable que siente la pareja».
Martínez afirma que, por todo ello, la juventud es un sector de población que preocupa especialmente al Instituto de la Mujer, pues «si no se trabaja a tiempo, esas conductas se repetirán y se agravarán en el futuro», dando como resultado «un mayor número de potenciales víctimas y de potenciales agresores».
Para evitarlo, el Instituto de la Mujer ha puesto en marcha campañas a este sector de población, como la impulsada este verano ‘Sin un sí es un no’, y otras dirigidas para «desmontar los mitos que se van interiorizando» a través de canciones, series de televisión, películas o vídeojuegos.
También recuerda el proyecto de difusión del documental de Mabel Lozano ‘Chicas nuevas 24 horas’, un «duro documental sobre la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual» que tiene como finalidad la reducción de la demanda de la prostitución, pues advierte de que los estudios apuntan a que «cada vez es más temprana la edad en la que los chicos jóvenes comienzan a consumir prostitución».
«Si no hubiera consumidores de prostitución, si no hubiera puteros, no habría prostitución y no se sostendrían esos puticlubs de carretera o esos pisos donde se realiza esta actividad ilegal», argumenta Martínez, que calcula que entre el 70 % y el 90 % de las mujeres prostituidas son víctimas de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual.
Por otro lado, Martínez señala que, dado que Castilla-La Mancha es una región eminentemente rural, el Instituto de la Mujer también realiza campañas específicas dirigidas a la mujer rural, ya que en este medio «todos los estereotipos están más arraigados y, por lo tanto, todas las discriminaciones que tienen que ver con el género están más profundas, a veces, y otras veces están más justificadas».
Así, explica que en el medio rural aplican medidas de discriminación positiva, es decir, que a la hora de elegir dónde se desarrolla una acción, el Instituto de la Mujer -a menos que esa acción requiera específicamente un entorno urbano o periurbano- apuesta por llevarla al medio rural porque «están más alejados de los lugares donde se suelen realizar más actividades y porque es una manera de contribuir a disolver los estereotipos sexuales».
Además, Martínez también resalta la importancia del «principio de transversalidad» en todas las tareas de gobierno y valora que para ello ayuda «de manera decidida» que el Instituto de la Mujer forma parte del Consejo de Gobierno, ya que supone estar «en el núcleo de la planificación estratégica» de la acción del gobierno.
Así, como ejemplo de transversalidad en el medio rural, Martínez cita las iniciativas de la Consejería de Agricultura para aumentar los registros de cotitularidad de las explotaciones agrarias y la convocatoria de subvenciones para el mantenimiento de explotaciones agrarias para jóvenes agricultores, que valora de manera especial a las solicitantes mujeres.