Braulio Rodríguez ha explicado en su escrito semanal que no niega la posibilidad de vivir la fiestas del 1 de noviembre «llenándola de máscaras que parecen reírse de la muerte de manera desenfadad o de temor y desesperanza en la que no cabe la fe en la resurrección de los muertos». Pero que para la Iglesia Católica, la el día de Todos los Santo es «un cántico de alabanza a Dios que en sus elegidos ha obrado la maravilla de la santificación».
El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez.
Se pregunta si «¿nos sobran los santos», y tiene respuesta para ello: «Los santos vencen y convencen«. Por esto dice que los cristianos no hacen «una parodia de la muerte, con manifestaciones no precisamente bellas de un aquelarre de cadáveres o escenas de miedo, que no sé si dan ganas de reír o llorar por la banalidad a la que se somete la muerte», y que prefieren fijarse en «el triunfo y la alegría que la vida de resucitados trae en nuestras vidas por Jesucristo, triunfante en sus santos».
«Si preguntáramos a la gente: ¿qué espera usted de la muerte?, muchos contestarían: -Nada-. Pues no es así entre los cristianos. La prueba es que el día 2 de noviembre y todo este mes, ofrecemos por los fieles difuntos, los nuestros, sufragios, oraciones y sobre todo, la Santa Misa. Es que creemos que Jesucristo ha resucitado y pedimos en noviembre y en todo tiempo por nuestros hermanos que durmieron con la esperanza de la Resurrección», ha asegurado el arzobispo.
Para concluir ha expresado que la fiesta de Todos los Santos es un «rito simbólico que nada tiene que ver con la fealdad de Halloween, una parodia de lo que es la muerte con fines consumistas«. No tiene nada en contra de «desfiles de máscaras, de fiestas o encuentros y visitas de acá para allá, pero esa manera de entender la muerte nada tiene que ver con la esperanza cristiana y la fe en la resurrección de los muertos».