César del Río
«Han tenido que cerrar el cementerio de las niñas de Alcàsser para que no vaya Irene Villa a por repuestos».
Esto lo escribió, en un tuit, Guillermo Zapata, concejal de Ahora Madrid, quien se enfrenta a una pena de un año y ocho meses de prisión por lo que él mismo ha calificado de humor negro al límite y que lo que en realidad quería no era ofender, sino simplemente abrir un debate.
Y bien que lo abrió, desde luego, porque las críticas, justificadísimas, que le cayeron fueron demoledoras. Y es que el humor, aunque sea negro, también tiene un límite. Y si por medio está una persona que de niña perdió las dos piernas, pero nunca la dignidad, tras un atentado de la banda terrorista ETA, pues déjenla al menos en paz. Y si…
A vueltas con la libertad de expresión. Que se acaba cuando comienza el insulto y el desprecio. Porque no todo vale bajo la coraza de esa libertad que en muchas ocasiones se utiliza como mazo hacia el contrario.
Que el tuit fuera escrito mucho antes de que fuera concejal no resta gravedad a sus palabras, por mucho que algunos se empeñen en que esto se convirtió en una cacería de Zapata en cuanto fue elegido, democráticamente, faltaría más, concejal.
Dejémonos de pamplinas y critiquemos con las palabras adecuadas, que para eso tenemos un vocabulario amplio y rico, que para eso somos españoles y sabemos hacer humor, pero no con dolor. Y al pan pan y al vino vino, que Irene Villa no tiene encima que ver su nombre en clave de humor negro al límite…
Por cierto, y para desengrasar…
Patidifuso me quedé cuando vi en la portada de una revista del colorín colorado, colgada de un quiosco, que Olvido Hormigos, sí, nuestra concejala más popular (sin comillas), ¡¡¡ha renunciado al sexo!!! Porque parece ser que después de tanto tiempo de salidas nocturnas, pillados descarados entre carantoñas detrás de los coches y demás zarandajas, en Los Yébenes respiran un poco más tranquilos…
Cómo está el patio patrio…