El informe relativo al brote de legionela que se registró el pasado invierno en Manzanares (Ciudad Real) concluye que los modelos epidemiológicos que mejor podrían explicar la mayoría de los casos del brote, aunque no todos, son los correspondientes a la fuente de la estación de autobuses.
En este informe, que hoy ha sido calificado en la Mesa de las Cortes y al que ha tenido acceso Efe, también se indica que en una torre de refrigeración del municipio se identificó la cepa epidémica presente en el 80 por 100 de los casos, aunque el informe señala que dicha torre «parece que no funcionó durante el periodo de exposición».
Por ello, el informe, expedido por la Dirección General de Salud Pública y Consumo de la Junta de Comunidades recoge que «saber con certeza si funcionó o no, podría ser un elemento de suma importancia en la investigación del brote».
En cualquier caso, el documento recoge que «los estudios epidemiológicos apuntan parcialmente a esta instalación», en alusión a la torre de refrigeración, en la que también se ha identificado otra cepa de legionela que no se ha identificado en ninguna de las 66 muestras humanas secuenciadas.
Así, concluye que los modelos epidemiológicos que mejor explicarían la mayoría de los casos del brote, aunque «no todos», son los correspondientes a la fuente de la estación de autobuses.
El informe recoge que tanto en el depósito como en los chorros de la fuente se detectó presencia de legionela en «concentraciones no despreciables», aunque señala que no se pudo secuenciar ninguna cepa, mientras que los servicios técnicos contratados por el Ayuntamiento de Manzanares pudieron aislar una cepa de legionela que no tiene vinculación con el brote o, al menos, con los casos confirmados.
De esta forma, concluye que el proceso de secuenciación masiva que se está llevando a cabo en el Centro Nacional de Microbiología en colaboración con laboratorios internacionales, podría permitir asociar, con escaso margen de error, las cepas humanas de legionela que se han podido secuenciar con alguna de las cepas ambientales identificadas.
En el documento se indica que en diciembre de 2015 se registró en Manzanares el brote comunitario de legionela con «mayor tasa de ataque entre los publicados en la literatura científica» y señala que la «rápida intervención» de la Dirección General de Salud Pública de Castilla-La Mancha junto con la activación inmediata de los servicios asistenciales del área permitieron minimizar los efectos de la enfermedad e interrumpir la transmisión de la legionela en el menor tiempo posible.
Además, señala que la colaboración y coordinación entre los diferentes niveles de la administración (municipal, provincial y regional) facilitó el estudio del brote y contribuyó a adoptar en cada momento las medidas requeridas.
Este informe revela que, de acuerdo con la curva epidémica, el máximo periodo de exposición pudo ocurrir entre los días 8 y 14 de diciembre de 2015, aunque señala que desde mediados de noviembre se venían registrando, no declarando, un goteo intermitente de casos.
También resalta que la tasa de letalidad registrada en este brote es una de las más bajas de las registradas en los brotes comunitarios de legionela y que el envejecimiento poblacional y la prevalencia de factores de riesgo pudieron contribuir a la transformación de riesgo en enfermedad, lo que podría explicar, en parte, la elevada tasa de ataque en el brote.
Los casos, que se concentraron fundamentalmente en la zona norte del municipio -donde están ubicadas la mayoría de las instalaciones de riesgo-, no afectaron en ningún momento a menores de 15 años y tan solo a dos menores de 25 años.
El brote de legionella de Manzanares, que se desarrolló desde diciembre de 2015 hasta enero de 2016, afectó a más de 200 personas, de las que 86 tuvieron que ser hospitalizadas y cuatro de ellas fallecieron, aunque según la Plataforma de Afectados por la Legionella, fueron cinco los fallecidos por el brote.