¿Cómo fue? ¿Cómo era posible que en 1986 Toledo no tuviera aun la calificación de Ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Unesco…? Entre las instituciones que intervinieron: la ciudad, la Junta, el Ministerio de Cultura y la Unesco, ¿quién lo puso más fácil y quién más difícil…?
No se pierda las respuestas de Joaquín Sánchez Garrido, exalcalde de Toledo que consiguió la declaración de Ciudad Patrimonio. Las puede leer en las próximas líneas y en la entrevista íntegra que publicamos en portada.
“EL DIRECTOR GENERAL DE LA UNESCO DIJO QUE ERA UN HONOR QUE ESTUVIERA TOLEDO ENTRE LAS CIUDADES PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD”
¿Cómo fue? ¿Cómo era posible que en 1986 Toledo no tuviera aun la calificación de Ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Unesco?
Las cosas no se consiguen si no las trabajas. Toledo es una ciudad impresionante, pero hay otras muchas ciudades en el mundo que también tienen monumentos impresionantes y todas quieren concurrir a ser Patrimonio de la Humanidad. Tomé conciencia de esto cuando me enteré de que había habido otras ciudades españolas, con mucho mérito por su puesto, que habían conseguido el título, como Santiago, Salamanca, Segovia y Ávila. Así que me puse en marcha en el año 84 (tomé posesión como alcalde en junio de 1983) y con la ayuda inestimable de los funcionarios del Ayuntamiento, de Blas, que era el secretario; Lucía Arroyo y sobre todo de Ignacio Álvarez Ahedo, que era el arquitecto municipal, empezamos a conformar un expediente. Lo siguiente era convencer al Ministerio de Cultura de que nosotros queríamos estar en la próxima tanda que se pudiera, porque el expediente es largo y las inspecciones del Icomos fueron numerosas. En el Ministerio conté con el apoyo importante de dos arquitectos Antón Capitel y Valcárcel y hablé con el ministro en su momento, porque quien presenta el expediente en la Unesco no es Toledo, era España.
¿Qué tal con el Icomos?
Es el organismo inspector de la Unesco y ahí me prestó mucha ayuda un alto funcionario del Consejo de Europa que se llamaba José María Ballester. El 18 de noviembre de 1986 aprobamos el Plan General de Ordenación Urbana y eso supuso que el Icomos tuvo que ver cómo lo tramitábamos para ver si cumplíamos con la protección de determinadas zonas. ¡Llevábamos 20 años sin Plan General! Todo aquello fue muy laborioso…
Y llegamos al 26 de noviembre…
Sí. Yo me fui el día antes a París en tren, salí de la estación de Chamartín y coincidí con Valcárcel y Capitel. Llegamos por la mañana, era una mañana fría, cogimos un taxi y nos pilló mucho tráfico… No se me olvidará… El taxista era argelino… Delante de nosotros, una pelea típica entre conductores… A mí que me gusta llegar con mucho tiempo lo estaba pasando fatal… En fin, que llegamos a la sede de la Unesco y el señor M´Bow (entonces director general de la Unesco), que era magnífico anunció la decisión, tuvo unas palabras hacia mí y luego dijo que era un honor para la Unesco que entre las ciudades patrimonio de la Humanidad estuviera Toledo.
A ti, ¿qué te dijo?
Pues algo agradable, bonito… El caso es que salimos de allí, nos fuimos a la embajada española (creo que el embajador era Miguel Ángel Carriedo) y estuvimos atendiendo a la prensa. Luego estuvimos en una cafetería con el embajador, comimos pasta y por la tarde me fui al aeropuerto Charles de Gaulle y me compré una botella de “Beaujolais”, que era un vino joven que estaba muy de moda y me vine feliz para casa.
“ME PUSE UN POCO BRAVO CON EL MINISTERIO, LES DIJE QUE TOLEDO TENÍA PEDIGRÍ SUFICIENTE Y QUE HABÍA QUE SACARLO”
¿Por qué estaba parado el expediente en el Ministerio de Cultura?
Nos decían que era muy complicado, pero no me daban explicaciones convincentes. Y yo les recordaba que Toledo tenía declarados varios Monumentos Históricos Nacionales desde el año 1941, teníamos pedigrí suficiente, me puse un poco bravo y les dije que teníamos que sacarlo para adelante. Digo que me puse bravo en el sentido de que estaba convencido de que defendíamos una cosa que era correcta.
“LA CONSEJERÍA DE CULTURA, QUE DIRIGÍA BARREDA, NO ESTUVO FINA CON TOLEDO EN AQUELLOS MOMENTOS”
Entre las instituciones que intervinieron: la ciudad, la Junta, el Ministerio de Cultura y la Unesco, ¿quién lo puso más fácil y quién más difícil?
Honradamente, tengo que reconocer que rota la resistencia, hubo una colaboración importante por parte del Ministerio de Cultura y, fundamentalmente, el Ayuntamiento, que era lógico. En aquellos momentos la Consejería de Cultura no actuó fina… En aquellos momentos no me gustó en exceso… Pero recapacitando con los años, que ves las cosas con otra óptica, pues hay que tener en cuenta que se acababa de constituir en aquellos años la comunidad autónoma y había falta de rodaje burocráticos y político importante.
¿Quizá había demasiado provincianismo?
En aquellos momentos nadie sabía ni pronunciar siquiera la palabra consejero… algunos decían conserjes, consejero… Había una incultura autonómica importante, era lógico. Y en esta Consejería quizá sentían que perdían protagonismo frente a las ciudades…
¿No supieron ver que si Toledo, la capital de Castilla-La Mancha, era Ciudad Patrimonio de la Humanidad, se beneficiaría toda la región?
Claro… Claro… Beneficiaba a toda la región. Yo les decía que desde Grecia y Roma existían las polis y las civitas, no las autonomía… Tampoco quiero, al cabo de 30 años, embarrar algo tan bonito… Pero el caso es que, por lo que fuera o por falta de experiencia, pudo haber un poquito de abandono entre comillas.
En esa época el consejero de Cultura era José María Barreda y el presidente de la Junta José Bono…
Sí.
¿En quién estaba la resistencia que dices…?
Pepe Bono bastante tenia con lo que tenía, que era crear región. Yo ahí con el que tuve menos feeling fue con Barreda. Nunca he tenido feeeling con Barreda, pero con esto no quiero culparle, ¿eh…? ¡Que vamos a hacer! Las cosas son como son… A unos les caes mejor y a otros peor…