miércoles, 27 de noviembre de 2024
Este lunes 28 de noviembre 27/11/2016junio 7th, 2017

Este lunes 28 de noviembre, a partir de las 19:30 horas, va a tener lugar en Guadalajara el tercer y último concierto del ciclo que Bell´Arte Europa ha programado en colaboración con el Centro Cultural Ibercaja (Calle Doctor Fleming, 2B, 19003 Guadalajara) para acercar la música clásica a la capital provincial.

La violinista Agata Raatz.


En esta ocasión, la propuesta de Bell´Arte Europa es un concierto de violín y piano que van a interpretar Agata Raatz y Marcin Fleszar, respectivamente. Considerado de manera general, el dúo es, sin duda, el más prolífico en cuanto a composiciones de la historia de la música, puesto que une a los dos instrumentos cumbre en sus respectivas categorías sonoras, el piano de cuerda percutida y el violín, de cuerda frotada. Casi todos los grandes compositores de la historia han escrito obras para violín y piano, desde Mozart a Beethoven, pasando por Brahms, Prokofiev, Debussy hasta llegar a los compositores contemporáneos. Por lo tanto, el repertorio es amplísimo.

«Cada uno en su campo, es el rey. El piano es quizá el instrumento más completo y es, sin duda, el que más repertorio tiene compuesto exclusivamente para él», explica Bernadetta Raatz, presidenta de Bell´Arte Europa.

Por otro lado, el violín es «el más ‘virtuosístico'» de los instrumentos de cuerda frotada. «En la orquesta sinfónica existe la figura del primer violín, el llamado concertino, que es el segundo de a bordo, después del director. Baste este hecho para subrayar su importancia en la música», sigue Bernadetta.

Juntos, conforman además, una combinación excelente, puesto que su sonido es complementario. En el caso del recital del lunes, piano y violín lo es aún más, puesto que unió, también sentimentalmente, a los dos intérpretes. Así, Marcin y Agata encarnan esa química musical de una manera personal. Los dos, ambos de nacionalidad polaca, se conocieron grabando un disco, cuando Agata buscaba un pianista para grabar su primer CD. Su hermana Bernadetta, también brillante pianista, no pudo acompañarla por fechas, y fue Fleszar quien lo hizo, finalmente. A las dos semanas, decidieron casarse. Desde entonces han pasado ya cinco años en los que dúo, y pareja, ha paseado su química, también sobre el escenario, por toda Europa.

Para interpretar en el Centro Cultural Ibercaja, la pareja ha elegido «4 Preludios para violín y piano», op.34, de Dmitri Shostakóvich, escritos originalmente para piano. Formado en un ambiente postromántico, Shostakóvich compuso esta obra entre los años 1934 y 1936. Desde sus primeras notas transmite una gran carga emocional, fruto de la lucha interior que vivía el compositor por su oposición al régimen soviético, pese a que nunca fuera repudiado por él, e incluso aunque llegara a ser uno de sus símbolos. La segunda obra es la «Suite en La Menor» (1727), escrita originalmente para clave, de Jean-Philippe Rameu. Así, la primera parte del concierto mezclará dos movimientos musicales radicalmente diferentes, postromanticismo y barroco, pero igualmente atractivos, con piezas «fáciles de escuchar» para el espectador.

La segunda parte comenzará con una pieza de Karol Szymanowski, un compositor polaco, de la misma nacionalidad que ambos intérpretes. Raatz y Fleszar han elegido una de sus primeras obras, la Op. 9, que al igual que la pieza elegida de Shostakóvich, rezuma el postromanticismo en el que se formó Szymanowski. Además de bella, emocionante y pasional, la melodía es de una ejecución verdaderamente difícil, que exige un grado extremo de concentración. El concierto continuará con «7 colores», una obra experimental para violín solo, moderna e inédita. Por último, el concierto terminará con la «Sonata para violín y piano» de Debussy, una obra impresionista, en la que el compositor francés lleva al sonido el arte impresionista de su época. Debussy compuso seis sonatas para diferentes instrumentos, y todas las dedicó a su tercera esposa, Emma Bardac. De hecho, la sonata para violín y piano fue su última composición, puesto que el compositor francés moriría poco después, víctima del cáncer, en 1918.

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