Genio y figura. Agustín Conde en estado puro. No se corta. En su línea. Habla de lo que él entiende como la hipocresía de la izquierda, la que de palabra fomenta la escuela pública y de hecho lleva a sus hijos a colegios privados, la que aboga por una buena Sanidad pública y… Ésta es la historia de un candidato al Congreso, en concreto del número 2 del Partido Popular por la provincia de Toledo. Por cierto, no se pierdan el diálogo que tuvo con un dirigente del Partido Comunista de Toledo cuando le vio fumando un buen puro Cohiba de unos 40 euros. Este Conde…
Señor Conde, ¡que viene la derecha!
¡Gracias a Dios para España! Porque la izquierda, cada vez que ha venido, al principio mucha risa, mucho ji, ji, ja, ja y buen rollito; y al final paro, déficit y crisis económica. La derecha a lo mejor somos un poquito menos simpáticos, pero dejamos que la gente viva mejor.
¿Son menos simpáticos o eso es un mito?
Es que uno es menos simpático cuando habla de determinadas cosas. Si tu discurso es el de la responsabilidad personal, el de que cada uno tiene que esforzarse por sacar adelante el conjunto del país, si tu discurso es el del trabajo, la excelencia, la responsabilidad, el esfuerzo… Pues hombre, resulta ser menos simpático que quienes dicen: diviértanse, yo soy el Estado y me ocupo de todo, abandónese que yo me hago cargo.
¿La izquierda tiene patente de corso en España?
La izquierda lo que tiene es un discurso de buenas intenciones. Habla de la solidaridad, de la igualdad, del progreso, de la fraternidad… Y eso está muy bien. La derecha también tiene esos objetivos. Lo que pasa es que la izquierda nunca se toma la molestia de explicar cómo se llega a eso. La derecha sí.
¿Y eso de promover la escuela pública y luego llevar a sus hijos a colegios privados?
Ése es el cinismo permanente de la izquierda. Me acuerdo un día, si vale como ejemplo, cuando me encontré a un conocidísimo miembro del Partido Comunista de Toledo fumándose un puro, un Cohiba, que costaba como unos 40 euros. Le dije: hombre, para ser comunista fumas unos puros muy buenos. Y me contestó: es que yo soy comunista, pero no soy gilipollas. Y ése es el resumen del comportamiento personal de los dirigentes de la izquierda. Escuela pública, sanidad pública… Pero luego me voy a la Rúber y llevo a los niños al colegio del Pilar. Está muy bien, está muy bien…
¿Quién es ese dirigente comunista del puro?
No, no… Vamos a dejarlo.
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