Ayer advertíamos a nuestros lectores de que se esperaba a lo largo de esa misma jornada el regreso del diálogo entre PSOE y PP buscando un acuerdo o al menos un acercamiento de cara al debate de la ley electoral que se celebraría 24 horas después en el parlamento.
Así fue. Por el Gobierno, Leandro Esteban, el número dos de María Dolores de Cospedal en el Ejecutivo y consejero de Presidencia, Administraciones Públicas y portavoz; por el PP, el secretario general regional y presidente de las Cortes, Vicente Tirado; por el PSOE el secretario general regional, Emiliano García-Page, y su número dos y secretario de Organización, Jesús Ferández Vaquero.
La cita, en el Parador de Toledo. El ambiente, crispado. El resultado, desacuerdo.
Casi cuatro horas que no sirvieron para lo fundamental, encontrar un punto de inflexión y retorno que permita que Castilla-La Mancha no vuelva a ser la única comunidad autónoma de España que tiene una ley electoral que solo la aprueba el partido que tiene la mayoría.
Un almuerzo largo y con momentos de alta tensión, según fuentes de ambas partes, aunque los comensales se conocen tanto y llevan tantas horas de vuelo de acuerdos y desacuerdos que parece difícil que llegue al río.