sábado, 23 de noviembre de 2024
Tras dos años becada en Finlandia 09/01/2017junio 6th, 2017

Sylvia Ortega-Martínez y la ciudad que la vio nacer, Toledo, detrás de ella. Su sueño es trabajar en el hospital de la capital regional como investigadora, porque el talento no se puede desaprovechar…

El trabajo de Sylvia, realizado junto a otros dos compañeros aunque ella ha sido la autora principal, ha sido publicado en la revista «Molecular Psychiatry», probablemente la más importante en el mundo de la Psiquiatría a nivel internacional. Han identificado por primera vez una proteína llamada «JNK1», que es capaz de regular la formación de nuevas neuronas en el cerebro adulto.


Sí, como lo leen…

Bien, pues Sylvia Ortega-Martínez, que así se llama esta toledana de 31 años (lean su trayectoria profesional en este enlace) y que es doctora en Neurociencia, después de estar durante los dos últimos años becada en Finlandia, en la Marie Curie, gracias a un proyecto europeo, ahora se encuentra sin trabajo…

Efectivamente, esto pasa en España, sí…

«SIEMPRE TRABAJÉ CON NEUROGÉNESIS Y CUANDO ME INCORPORÉ AL PROYECTO HABÍA MUCHAS LAGUNAS»

«Desde que comencé en el Ramón y Cajal siempre trabajé con neurogénesis, que es la formación de nuevas neuronas. En el cerebro siempre ocurre, sobre todo, en dos zonas, y yo siempre he trabajado en hipocampo porque está relacionado con el aprendizaje, la memoria y con procesos emocionales, el estrés, la depresión…», tal y como ha contado a encastillalamancha.es.

Cuando Sylvia llegó a Finlandia el proyecto ya estaba en marcha y ella se unió y formó equipo con el indio Hasan Mohammad y la italiana Francesca Marchisella. «Pero había muchas lagunas porque mi jefa no era del campo de la neurogénesis y en el laboratorio no había nadie que sabía cómo medir este proceso». Sylvia fue la última en incorporarse al proyecto, sí, pero su formación fue fundamental para que el trabajo se validara y publicara después de que previamente, antes de su incorporación, lo hubieran enviado y rechazado.

«Utilizando este modelo animal, el JNK1, lo que sucede es que esta proteína está noqueada, genéticamente se ha modificado y no está. Lo comparamos con otros ratones iguales genéticamente que sí tienen esa proteína y vimos cuáles eran las diferencias: cuando estos animales no tenían esta proteína había un aumento en la neurogénesis y provocaba que tuvieran un comportamiento ansiolítico y antidepresivo. Lo que significa que esta proteína puede ser una diana en el futuro para el tratamiento de este tipo de enfermedades».

El problema actual con las enfermedades psiquiátricas «es que tenemos un montón de tratamientos, pero hay un grupo muy grande de pacientes que no están bien dirigidos, no se sabe exactamente cómo tratarlos».

La importancia del trabajo es sencilla: puede ser una alternativa para buscar fármacos que en el futuro mejoren este tipo de enfermedades. Por eso en mayo de 2016 enviaron de nuevo el trabajo, ya con las aportaciones de Sylvia, a la revista. En junio se lo devolvieran para que realizaran una serie de correcciones y en septiembre lo reenviaron. Fue en octubre cuando les dijeron que se lo publicaban».

SE PUBLICA Y A SYLVIA SE LE ACABA LA BECA, SE QUEDA EN EL PARO…

Pero después de la cara… Vino la cruz. Tras publicarse el trabajo y ser reconocido, a Sylvia se le acabó la beca y se quedó en el paro. «Sí, es así…», cuenta a este periódico. Ahora toca de nuevo volver a echar currículos por todo el mundo, «pero llega un punto en el que irte cada dos años fuera de España pesa. Cuando me fui a Finlandia pensé que mi futuro laboral iba a estar allí, pero no es tan fácil. Invertí, compré una casa, un coche… Y tengo opción de seguir, pero con una beca muy baja, casi seguro que no la cogeré».

Por eso está decidida a quedarse en España, «aunque sé que es muy difícil encontrar algo aquí. Pero me he formado en España, gracias a becas, y me he ido fuera y otros países se han aprovechado del conocimiento que he aprendido aquí».

Da rabia, sí…

«A VER SI ALGÚN DÍA PUEDO TENER UNA PLAZA DE INVESTIGADORA EN EL HOSPITAL DE TOLEDO…»

Conocimientos tiene de sobra y ganas no la van a faltar, desde luego. Y tiene un deseo por encima de cualquier cosa: «Desde que empecé la carrera tenía la esperanza de trabajar en el hospital de mi ciudad, Toledo, y aunque sé que es un sueño casi perdido… Sería un puntazo, a ver si algún día puedo tener una plaza de investigadora ahí».

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