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Artículo de opinión 01/01/2017junio 6th, 2017

«El 1 de enero de todos los años es día propicio para los buenos propósitos, al socaire de las doce campanadas que suelen llegar como una llamada a la renovación. Pero en ocasiones, el 1 de enero ha tenido una significación especial para la ciudadanía, pues es cuando suelen entrar en vigor las nuevas competencias transferidas por el Estado a las Comunidades Autónomas.

Un 1 de enero de 2000, por ejemplo, Castilla-La Mancha asumió las competencias en materia de Educación, y dos años más tarde, el 1 de enero de 2002, asumimos las competencias en Sanidad. Son diecisiete años gestionando la Enseñanza Pública , y quince nada menos que asumiendo la responsabilidad directa de la Salud de los castellano-manchegos.


Es posiblemente en estas dos áreas en las que el balance resulta más extraordinario, porque solo desde la cercanía de una administración centrada en el análisis de las necesidades reales de una población tan dispersa y dispar como la nuestra era posible articular respuestas adecuadas para garantizar la igualdad de todos los ciudadanos.

Cierto que el hecho autonómico permitió, al contrario, que ambos servicios públicos fueran los más castigados de España por los recortes, en lo que fue sin duda el mayor ataque a los servicios públicos esenciales jamás imaginado.

Pero con eso y con todo, el balance sigue siendo positivo, hasta el punto de hacer indiscutible el hecho autonómico como una mejora en las condiciones de igualdad de todos los españoles. Trataremos, mediante la discusión del concepto de financiación autonómica ya iniciado, que el hecho autonómico redunde también en al mejora del nivel de igualdad de los territorios, porque las características poblacionales y geográficas de cada uno hacen que la prestación de los servicios públicos esenciales exija una valoración correcta del esfuerzo económico a transferir.

En estos quince años, Castilla-La Mancha ha puesto en marcha nuevos hospitales, centros de especialidades, centros de salud, servicios de urgencias y una red de helipuertos que han permitido erradicar problemas estructurales históricos, y dotar de una mejor atención sanitaria a las grandes poblaciones y a los núcleos rurales más recónditos. Contamos con un sistema de prevención creciente, que queremos se amplíe a niveles máximos en atención temprana, y subrayamos nuestra decidida vocación a favor de una atención digna y humanizada en todo el sistema, especialmente en Urgencias y en Paliativos.

En este primer año y medio de cambio hemos iniciado un proceso de recuperación en la sanidad pública que dará a medio plazo sus frutos. Hemos reanudado todos los proyectos de hospitales y centros sanitarios paralizados, renovado equipos, ampliado plantillas y servicios y disminuido en gran medida la dependencia sanitaria de otras comunidades: Madrid y Comunidad Valenciana, principalmente, y en 2017 vamos a seguir en esa línea, tal y como está comprometido. Quiero la senda de la igualdad para todos los castellano-manchegos a través de la recuperación de servicios básicos y esenciales como es la salud.

Quince años parecen pocos si se echa un vistazo a lo que significa el Sescam para los castellano-manchegos, y no solo a nivel asistencial, sino también a nivel investigador y formativo. Nuestra sanidad pública ha pasado del cero al infinito, si se me permite la licencia, al contar con Facultades de Medicina y hospitales universitarios, algo que solo ha sido posible combinando la autonomía sanitaria con la educativa, lo que nos va a permitir que todos nuevos hospitales: Cuenca, Albacete, Guadalajara, Toledo y Puertollano tengan el carácter de universitarios, así como incrementar la posibilidad de formación de profesionales de la salud.

Los servicios públicos nos preocupan y nos ocupan. En nada se parece la educación en Castilla-La Mancha diecisiete años después, incluso con el retroceso de los años de recortes salvajes. Centros bilingües, formación dual, formación universitaria, becas, libros de texto gratuitos, becas de comedor, escuelas rurales, pizarras digitales, campus universitarios, hacen que tampoco nadie en su sano juicio ponga en duda la bondad de las transferencias educativas.

Y por ello, para que nunca más sean puestas en peligro, vamos a asentar en nuestro Estatuto los servicios públicos esenciales como una obligación irrenunciable de la Comunidad Autónoma.

Esto es algo más que buenos propósitos. Es un compromiso en toda regla expresado desde el minuto uno de la Legislatura, pero que conviene analizar, revisando lo que han sido estos años de asunción de transferencias, y sabiendo cuál es la ruta que debemos seguir, convencidos de que estamos en un camino de progreso e igualdad que no admite vuelta atrás.

El 1 de enero será por tanto siempre un día cargado de significación, porque es el día en que entraron en vigor las nuevas competencias acordadas, y, por tanto, el mejor día para hacer recapitulación y revisión de compromisos asumidos. Algo más que un catálogo de buenos propósitos, porque la realidad es el mejor de los balances».

Emiliano García-Page es presidente de Castilla-La Mancha.

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