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Motociclismo 22/01/2017junio 6th, 2017

Pablo Leceta Pintado (Cabanillas, Guadalajara), de tan solo ocho años, es toda una promesa del motociclismo español. Acaba de arrasar en el Campeonato de Madrid, logrando 122 puntos de los 125 posibles. Su padre dice que se entrena como un profesional, 12 horas a la semana, viajando de Guadalajara a Recas (Toledo). Su ídolo es Marc Márquez, pero él es más como Jorge Lorenzo, más calmado. Le gustaría ser un campeón, y a su padre que lo fuera. De momento se prepara para ello. A sus ocho años ya alcanza los 80 kilómetros por hora en su categoría, la «Polini 4.2.».

Su propio padre admite que es muy chico para tener claro quién es su ídolo, aunque si ahora mismo se le pregunta, responde: «Marc Márquez» (aunque en otras ocasiones ha dicho que «Rossi o Lorenzo». Y eso que el orgulloso padre, Pablo, revela que no es agresivo, como sí lo es el vigente campeón del mundo. Es más parecido a Jorge Lorenzo en su forma de pilotar.


Hablamos de Pablo Leceta Pintado, de Cabanillas (Guadalajara), de solo ocho años, que lo acaba de «petar» en el Campeonato de Madrid de minivelocidad, arrasando en el mismo. Se puede decir que Pablo se prepara para ser un piloto de élite, pero Pablo padre que tal posibilidad está aún lejos porque el chaval podría plantarse en cualquier momento y porque este deporte, el motociclismo, es muy caro.

De momento el joven campeón se lo toma como quiere el padre, con «pasión». «Sin ella, le digo que lo deje, directamente», comenta el progenitor, un madrileño guadalajareño de adopción, amante de las motos, de carretera y campo, pero que nunca ha competido. Él ha sido el que ha inoculado a pasión motera en el hijo, que empezó a los cuatro años y medio a correr en moto. Se entrena 12 horas a la semana, y para ello padre e hijo deben viajar tres días semanales de Guadalajara a Recas (Toledo), donde se encuentra la Escuela Adán Rácing, de Lorenzo Competición.

«SÍ, CONLLEVA MUCHO RIESGO»

Pablo padre se sincera en todo momento. Admite que este deporte conlleva «riesgo, muchísimo», pero aun así ve al hijo con tanta pasión que le anima a seguir. «No en vano la moto de la categoría del hijo, «Polini 4.2.», alcanza los 80 kilómetros por hora.». ¿Cómo lleva la madre el «tema»? «En los entrenamientos sin problema, pero en las carreras se queda sola, llorando», responde.

¿Cómo es Pablo Leceta Pintado, este pequeño motociclista que se prepara para campeón? «Fuerza la máquina, tiene mucho ‘coco’ para su edad sobre una moto, es maduro, hace cosas impropias a sus ocho años, es técnicamente muy fino, no agresivo, constante, mantiene el ritmo de cabeza, rueda rápidamente yendo solo («lo fácil es hacerlo acompañado», aclara), calcula muy bien la distancia respecto al perseguidor…», explica quien le mejor conoce cómo es pilotando.

Pablo Leceta padre admite que le gustaría que el vástago llegara lejos, que llegara a ser un piloto de élite. «Sí, me gustaría. De algo hay que vivir. Puede llegar. Su preparación apunta a llegar. Se entrena como un piloto de élite», dice, y Pablo Leceta Pintado se está preparando a conciencia. Aunque el padre sabe que en cualquier momento… Pero sufragar la pasión del hijo «es muy caro, la familia lo soporta más o menos, aunque cada año es más difícil…», repara.

Y FUE TERCERO EN LA CUP DANI RIVAS

Además del Campeonato de Madrid, el joven piloto de Cabanillas (él sí nació en la localidad guadalajareña), ha sido tercero en la Cup Dani Rivas, de carácter nacional. En la nueva temporada 2016-2017, el chaval va a repetir en Madrid (donde competirá en dos categorías, 4.2 y 6.2), mientras que, a nivel nacional, va a elegir entre el Campeonato de España o la Cup Dani Rivas.

Hoy por hoy el joven campeón responde que su piloto preferido es «Marc Marquez, porque es muy rápido, ha ganado el Mundial», pero admite que él es más tranquilo: «Porque si no, me caigo», explica con la sinceridad habitual de los niños. Y añade que empezó a picarle el gusanillo de las motos cuando su padre le sacaba a dar vueltas en la suya. Hasta que pensó que por qué no podía él mismo conducir una. Entonces solo tenía cuatro años y medio.

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