Con cuatro millones de personas desempleadas todavía, después de ocho años de crisis económica, no se entiende el optimismo de Mariano Rajoy, la ministra de Empleo y el Gobierno cada vez que se conocen los datos mensuales del paro. Siempre puntualizan que es un «optimismo moderado» y que «todavía queda mucho por hacer», faltaría más, pero nunca reconocen que el empleo que se crea es sobre todo temporal, de pocos días a la semana y con salarios tan bajos que no permiten llegar a fin de mes.
Con los datos de febrero se ha repetido la misma historia. Es un mes en el que siempre se registra un rebrote en la creación de empleo, tras la habitual caída de enero. En esta ocasión, al terminar el mes más corto del año había 9.355 personas menos registradas en las oficinas públicas de empleo, que son en total 3.750.000. Y la Seguridad Social ha añadido 74.080 afiliados más -que han encontrado un empleo y cotizan por él-, hasta un total de 17,7 millones. De los nuevos contratos, sólo el 10% son indefinidos.
Datos positivos, pero con muchos matices
Son datos positivos, como lo son siempre que hay algún parado menos. Pero no se puede decir que en España solo hay 3,7 millones de parados, porque muchas personas que no tienen trabajo no están inscritas en las oficinas de empleo: porque se han cansado, porque tienen una edad próxima a la jubilación y saben que nadie las va a llamar… No es exagerado decir que hay en torno a cuatro millones de personas desempleadas.
¿Qué pensarán los cuatro millones de parados cuando escuchan las declaraciones del Gobierno y el PP sobre la disminución del desempleo, aunque las hagan con «optimismo moderado»?
Desde que el Gobierno de Rajoy endureció en 2012 la reforma del mercado laboral que había iniciado José Luis Rodríguez Zapatero, la ministra Fátima Báñez ha repetido una y otra vez que esas medidas funcionan bien y contribuyen a crear empleo. Si preguntara a las decenas de miles de personas que han sido despedidas gracias al inmenso poder que esos cambios en la legislación laboral han concedido a los empresarios, y a que han abaratado el despido, comprobaría que opinan exactamente lo contrario que ella.
Los medios de comunicación, entre los más afectados
Si preguntara, por ejemplo, lo que está ocurriendo en los medios de comunicación -uno de los sectores más afectados por la crisis económica desde 2008, después de la construcción-, encontraría innumerables casos que demuestran exactamente lo contrario de lo que ella dice: le dirían que la reforma laboral ha facilitado los despidos masivos, solo funciona bien para los empresarios, ha sido utilizada por muchos de ellos -no por todos, que siempre hay algunas excepciones- para reducir considerablemente los salarios y precarizar las condiciones laborales de sus empleados y ha llevado a que muchas personas que tienen un contrato fijo no lleguen a fin de mes con su sueldo porque es inferior a mil euros mensuales. Los llamados mileuristas eran considerados hace pocos años los trabajadores con peores salarios y ahora son casi unos privilegiados.
Muchos afectados probablemente dirían a la ministra Báñez que la reforma del mercado laboral no ha servido para crear empleo sino para destruirlo, para abaratar los sueldos, para instaurar condiciones laborales mucho peores y para llevar a los trabajadores a situaciones inaceptables. ¿Sabe la ministra cuantas personas encuentran un trabajo mal pagado a media jornada, o incluso menos horas al día, cobran solo por esas horas pero deben trabajar la jornada prácticamente completa?
Por citar solo algunos casos recientes, aquí va una relación de empresas periodísticas en las que ha habido despidos o los están preparando, bajadas salariales y precarización del empleo. Que pregunte en ellos la ministra, a ver qué le dicen: