El secretario regional de los socialistas, Emiliano García-Page, ante las preguntas de los medios sobre la afirmación de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, de que «los sindicatos van a caer como el Muro de Berlín», ha dicho que dicha respuesta tendría dos lecturas: «O lo que sigue haciendo Esperanza Aguirre es bombardear a Rajoy, dándole otra bofetada, cosa nada extraña, rompiendo en canal una estrategia nacional de recuperación económica, o es una nueva revelación de un programa trampa y bastante mentiroso».
Se ha preguntado Page: «¿Dónde está la confianza prometida en las elecciones? ¿Alguien piensa que se puede estar generando crispación permanentemente, machacando a todos los colectivos sociales?». Se ha hecho más preguntas: «¿Qué pasaba cuando firmaba con los sindicatos y lo vendía en todos los medios? ¿O cuando Aznar firmó un pacto con ellos? ¿Eran buenos entonces los sindicatos?»»
«No vale», se responde, «todos tenemos problemas, los partidos, los sindicatos, todas las organizaciones, y más en época de crisis, cuando estamos llamados a una reflexión, pero esto es lo de menos, ya que una cosa es eso y otra cosa socavar la confianza de miles de trabajadores en unas instituciones que son necesarias».
«¿Qué hizo Rajoy cuando antes de tomar posesión se citó con los sindicatos, era de mentirijilla, para cubrir el expediente? Es difícil de entender a estas alturas», ha concuido.
Por su parte, el secretario de Ideas y Programas de la Ejecutiva Federal del PSOE, Jesús Caldera, quien ha estado acompañado por Page durante la presentación de un estudio de la Fundación Ideas sobre el impacto de la reforma laboral, ha opinado sobre la intervención de Aguirre que «es un lenguaje poco educado en quien presume de buena educación». Y ha añadido: «En Europa se reconoce el papel de las empresas y los sindicatos en la creación de empleo y el mantenimiento del estado del bienestar. En España los sindicatos han contribuido a mejorar mucho las perspectivas de futuro. Atacarlos», ha añadido, «es atacar las vías de diálogo social y también a las empresas».
Por último, para Caldera, Aguirre «se deja llevar por su ideología radical, que no beneficia a nadie, ni a empresas ni a trabajadores».