Más de 150 personas acudieron a la presentación de su último libro en la Biblioteca Pública de Guadalajara, entre ellos, Rogelio Blanco, ex director general del Libro; el periodista Moncho Alpuente; el director y dueño de la mítica librería Fuentetaja de Madrid, Jesús Ayuso; y Juan Garrido, presidente de la Fundación Siglo Futuro. Los asistentes pudieron conocer de primera mano «La pensión de los sueños» de Julián Íñigo Martínez, un autor de la pequeña localidad de Moratilla de los Meleros (Guadalajara) que hace de la literatura su válvula de escape.
Después de «Las fuentes de Moratilla» (1995), «De un otoño cualquiera» (1997), «Siete cuentos para siete años» (2001) y «Camino y recuerdo» (2003), y de otras tantas obras que aún no han visto la luz, Julián Íñigo cuenta en «La pensión de los sueños», de Ediciones Endymion, la historia de todos aquellos que allá por la década de los 70 abandonaron sus pueblos para buscarse la vida en la gran capital. En esta novela todo confluye en una pensión de Madrid regentada por un carretero a la que llegan muchos de ellos. Carboneros, carpinteros… Son 12 personajes, con muchos sueños en sus maletas, los que encarnan estos años tan complicados.
El propio autor reconocía a encastillalamancha.es que «La pensión de los sueños», sin ser autobiográfica, sí mantiene ciertas coincidencias con su vida.
Julián Íñigo siempre ha compaginado su pasión por la escritura con sus diferentes oficios: primero como pastor -procede de generaciones que se han dedicado a esta labor- y más tarde y actualmente como trabajador en la construcción. Es un autodidacta. Como él mismo dice, «escribo a mi aire», un estilo libre que no dejó de ser destacado durante la presentación en Guadalajara.
Desde Moratilla de los Meleros, una población de tan solo 40 habitantes, da forma a numerosas historias y a bellos poemas y es que, según afirma, «la poesía me gusta más que la novela».
En su cajón guarda obras sin publicar: «Versos de adolescente» (1975), «Poemas en soledad» (1977), «Campos de la Alcarria» (1980), «Versos desde el olvido» (1990) y «Chascarrillos» (1992).
Escritor incansable pero también lector voraz, se ha leído todas las obras de Gabriel García Márquez, siente también predilección por Mario Vargas Llosa y, como no, por su obra preferida «El Quijote». En poesía también lo tiene claro: Antonio Machado, «sin duda».