En un tono nada eufórico y sin lugar para la celebración, la presidenta regional del PP y primera dirigente de este partido que preside Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospeal, acudió al 12 Congreso Regional, el cónclave político más importante y numeroso del partido en esta legislatura, con varios mensajes claros. El primero y más contundente ha sido reclamar el apoyo del PP a las medidas del Gobierno, duras e impopulares. El segundo, no bajar la guardia, convencer además de vencer y devolver a los ciudadanos la confianza que les dieron en las urnas. El tercero, denunciar la herencia recibida del PSOE en la Junta. El cuarto, recordar la filosofía de su gobierno, alejada del subsidio y de las obras faraónicas. El cuarto, reivindicar el agua para CLM dentro de una política nacional que lo garantice para todos los territorios. Y quinto, acabar con el puesto seguro que Castilla-La Mancha ocupa en el furgón de cola de las regiones españolas para aspirar a colocarse en los de cabeza.
Sobrio atuendo de colores oscuros y corte clásico. Alejada de la euforia que cabría esperar del primer Congreso que el PP celebra en el Gobierno de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal tomó la palabra pasadas las cinco de la tarde para dirigirse a los casi 1.000 compromisarios acreditados en el cónclave «popular». Lo primero fue para dar las gracias a todos, «porque sin el trabajo de los militantes no habría sido posible ni uno solo de los éxitos de estos seis años que llevo como presidenta». Una vez más personalizó ese agradecimiento y el trabajo exitoso de la organización en el secretario general, Vicente Tirado.
Tras un pequeño repaso a la historia del PP en la región, que calificó de «travesía» hasta llegar al poder tras las elecciones autonómicas del 22 de mayo de 2011, por primera vez en la historia de la comunidad, Cospedal lanzó su primer mensaje político importante y su primera petición.
«Pido el apoyo del partido para el Gobierno en la difícil tarea que tenemos, el peor legado recibido en una comunidad autónoma», dijo la presidenta del PP castellano-manchego y de la Junta.
Consciente de la dureza e impopularidad de las medidas que toma el Ejecutivo y del desgaste que suponen en la calle, Cospedal quiso recordar que el apoyo de toda la organización es más importante que nunca. «El voto se tiene que cuidar, mimarlo, no basta con conseguirlo y la mejor manera de conservar esa confianza es devolverla con creces».
«Además de vencer hay que convencer y convencer a los ciudadanos de que lo que estamos haciendo es por el bien de nuestra región», defendió Cospedal.
«Hace seis años teníamos que hacer un partido regional y han cambiado mucho las circunstancias y también con respecto a cuatro años atrás. Ha sido una labor difícil, pero me he sentido muy apoyada. Estamos aquí tras una larga travesía», recordó la dirigente «popular».
La presidenta defendió ante los suyos que «tenemos un programa de gobierno riguroso y creíble», se comprometió a seguir luchando por el futuro de la región y presumió: «Somos el partido más importante de Castilla-La Mancha, tenemos más militancia que nadie», 50.000 según las cifras que da el PP.
«Si queremos colocar a los castellano-manchegos en el centro de la acción política tenemos que demostrarle que no somos un partido que aspira a conquistar el poder y nada más. La confianza recibida la tenemos que devolver con creces», insistió la presidenta.
A continuación, y ya en el campo de la acción política y de gobierno, repasó mensajes como que «ni el proteccionismo ni los subsidios crean empleo, los ciudadanos no quieren subsidios, quieren poder trabajar» o «demostrar que hay una forma distinta de gobernar, de practicar la solidariad», con la vista puesta en «conseguir a medio plazo creación de riqueza en la región»
«Han pasado los años de bonanza y no hemos adelantado puestos, no se hizo nada, se despilfarró el dinero que había, quiero pensar que se tiró por la borda», dijo intrigante la presidenta.
LOS HITS DE LA HERENCIA RECIBIDA
También repasó los hits de la herencia recibida desde que tomó posesión como presidenta de Castilla-La Mancha el 22 de junio de 2011. «El 30 de junio ya sabíamos que nos habían dejado un déficit de más del 6 por 100», «no hemos escondido ni guardado ninguna factura en los cajones; ninguna» o «los ciudadanos tienen que saber en qué se gastaban unos el dinero y en qué nos lo gastamos otros, no es una cuestión de revanchismo».
En política del agua aseguró que la suya será la de «garantizar agua para España y para Castilla-La Mancha» y prometió no caer en obras magalómanas. «No voy a hacer esta política de infraestructura de puentes que no van a ninguna parte».
Para el futuro prometió «luchar por ofrecer la recuperación de nuestra región, pero no solo por eso, sino por avanzar puestos. No quiero que seamos los segundos por la cola».