Soy de los que pienso que la esperada escena del sofá del viernes 11 de mayo entre la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal; y el secretario general de los socialistas regionales, Emiliano García-Page, sirvió para muy poco. Se lo aclaro un poco más: para nada. Pero vamos, que si ustedes quieren que apuremos pues… Para nada de nada.
Llegados a este punto, el feeling que había entre ambos antes de las elecciones (quizás, a lo mejor, acaso…) porque tenían intereses y lugares «casi» comunes, y en determinados momentos el casi nos puede hasta sobrar, que no era otro que mandar a paseo al antiguo inquilino de Fuensalida (o su fantasma, porque en realidad no vivía allí), pues se ha esfumado como por arte de birlibirloque (todavía no sé quién ha utilizado la destreza y quién la maestría; o si no ha habido nada de nada en ambos casos) y donde había «amor» ahora queda «odio».
Todo entre comillas, por aquello de los malos entendidos.
Ni Depardieu hubiera protagonizado mejor una segunda parte de «Matrimonio de conveniencia».
La herencia recibida, y les recomiendo que lean la columna de Mar G. Illán sobre el particular, les ha hecho la pascua a los dos.
Por si no se han dado cuenta a estas alturas de sus vidas, por lo general lo que le interesa a un partido político al otro le sobra. Y viceversa. Porque es imposible que siempre, siempre, siempre los postulados de unos sean tan dispares, cara a la galería, de los de sus semejantes. Debajo de ellos, los ciudadanos, quienes esperan con ansiedad que dejen de tirarse los trastos a la cabeza y busquen soluciones para lo que tenemos encima, que no es otra cosa que toneladas de ansiedad porque esto no va.
Cuando uno se levanta por las mañanas y escucha los noticieros de las radios…
En Castilla-La Mancha ni se pondrán de acuerdo en la reforma de la ley electoral ni la política de recortes va a cambiar. No se engañen, el pescado se vendió hace mucho y los rencores son la panacea del que triunfa y la pesadilla de quien oposita.
Una caña con pincho si me equivoco pero, efectivamente, soy de los que pienso que semana tras semana leeremos y escucharemos «y tú más», aderezado con las descalificaciones a que nos tienen acostumbrados del dos para abajo. En ambos partidos. No hay más.
Y ya que hablamos de «y tú más…».
LAS CORTES, ESE LUGAR DONDE CADA SEMANA SE MONTA UN CIRCO
Y hay fieras. Daría para un serial de televisión de esos que vienen de las Américas. Culebrones se llaman. El último lo protagonizó quien está deseando hacerlo cada vez que entra por las puertas del convento de San Gil. Le bastó una provocación de un alcalde que se encontraba en la tribuna de invitados para dar rienda suelta a su ser.
A José Manuel Caballero le concedió una prórroga política Page. Quizás porque este último sea demasiado blando cuando la ocasión requería mano dura. Ese fue su error. En episodios como el del jueves 10 este diputado socialista estuvo en su salsa. Quizás sigue pensando que manda y al final pasa lo que pasa, que se desmanda.
Ahí estuvo rápido el presidente de las Cortes, Vicente Tirado. Si hace dos semanas criticamos que no cortó de raíz el Pleno cuando la algarada que se montó por el falso sueldo de Page, en esta ocasión acertó. Suspendió, llamó a los portavoces de ambos partidos y se solucionó.
Como en los circos, hubo quien montó su numerito, otros se pusieron como fieras, alguno nos hizo reír e incluso nos dio tiempo para llorar.
Page tiene un problema en las Cortes de Castilla-La Mancha. Se llama dirección del Grupo Socialista. O pone remedio o en breve no tendrá remedio. El pasado no puede mimetizarse con el presente. El antiguo PSOE se resiste. Pero el actual lo representa él. Y el uno con el otro no tienen nada que ver. Pero eso hay que demostrarlo. Con firmeza.