El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo, Javier Suárez Pandiello, ha participado en la jornada organizadas por la Sindicatura de Cuentas de Castilla-La Mancha sobre «Financiación municipal y control de las cuentas locales». En ella, ha abordado «el tema de las competencias y la financiación» y ha recordado que «el sistema de financiación es un medio para cubrir lo que realmente importa, que son las necesidades de los ciudadanos».
En su opinión, «si algo ha fallado a lo largo de todos estos año en cuanto a las reformas, es que siempre han sido parches», pero «nunca ha habido una reforma integral, en la que se tuvieran en cuenta las interrelaciones existentes entre las distintas administraciones».
A partir de ahí, y teniendo bien presente la crisis económica actual, ha pedido a los alcaldes que abandonen el «complejo de Calimero», es decir, la idea de que «esto es una injusticia, no me comprenden, todo el mundo está contra mí…». Pandiello considera fundamental «salir un poco de ese síndrome de Calimero y asumir las pocas limitaciones o restricciones» que existan.
Pandiello se ha centrado en el «mantra» de los gastos impropios que deben acometer los ayuntamientos, es decir, en aquellos gastos que se acometen sin estar encomendados a los consistorios y, «por lo tanto, no tenemos financiación para esto», lo que está planteando problemas.
El catedrático de la Universidad de Oviedo ponía de relieve un dato: «Algunos colegas han hecho estimaciones que han venido a decir que asciende a un 30 por 100 los gastos impropios».
Eso sí, Pandiello ha recordado los tipos de gastos impropios que existen y que una parte de ellos viene de competencias que realiza la comunidad autónoma a los ayuntamientos y, posteriormente, se pueden llegar a «olvidar» esa transferencia de competencias por diferentes motivos como, por ejemplo, la crisis actual.
«El mantra del 30 por 100 hay que estudiarlo, puede ser verdad que el ayuntamiento haga cosas que no les toca, pero de ahí a que esto suponga una necesidad de financiación…», incidía Pandiello.