domingo, 24 de noviembre de 2024
En el discurso de la presidenta durante el Día de la Región 31/05/2012junio 13th, 2017

«Quisiera que mis palabras trascendieran los muros del Palacio del Infantado y llegaran a todos los castellanomanchegos». Así comenzó su discurso la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, durante la clausura del acto del Día de la Región, que se ha celebrado la mañana del 31 de mayo en Guadalajara.

Y fue al grano. Después de recordar al retén de Cogolludo, a los 11 hombres que fallecieron durante el feroz incendio que arrasó La Riba de Saelices en 2005 y a cuyos familiares se les ha concedido la Medalla de Oro de la Región, Cospedal dijo que tanto ella como su Gobierno tienen «un proyecto ilusionante, que es Castilla-La Mancha, para convertirla en una de las regiones más florencientes de Europa»


Citó a Moratín, a Jovellanos, a Galdós, a Pardo Bazán y al mítico Cela. Todos ellos por su estrecha relación con la provincia de Guadalajara. Para inmediatamente decir que «todos nos jugamos mucho en este empeño, sobre todo el porvenir de las futuras generaciones».

«Desde que asumí la Presidencia de Castilla-La mancha y junto a mi gran equipo de Gobierno defendemos los intereses de los castellanomanchegos a costa de cualquier precio, ganancia o rédito político».

Porque «frente a la crisis hay que plantar cara. Y lo primero que tuvimos que hacer fue allanar la senda para que ahora brote el empleo, que es la obsesión de cualquier gobernante».

Recordó al francés De Gaulle cuando dijo que la política «es tener una idea sencilla y fuerte; y hay que ponerse a trabajar en esa idea». Porque «quien aspire a ser un hombre tiene que ser siempre inconformista. Tenemos que desterrar la idea de que a nuestros hijos los tenemos que dejar cargados de deudas y préstamos».

Porque, e incidió en ello, «el mundo va a toda velocidad. El inmovilismo es la postura más arriesgada. Muchas veces la más fácil, pero tenemos que demostrar a los timoratos que a veces ser audaces es ser más prudentes que la propia prudencia».

Continuó en esa línea: «El que nunca da nada nunca gana nada. El peor error es arrepentirnos de no haberlo intentado. Por lo que hay que premiar a quien quiere trabajar y crear riqueza para todos, no se puede desmerecer a quienes tienen la valentía de arriesgar su patrimonio y proyecto personal. Los emprendedores tienen todo nuestro apoyo».

Y habló de las grandes mentiras de «nuestro tiempo: «Es una gran mentira que es mejor repartir riquezas que no existan; es una gran mentira decir que la deuda no es un problema, que las regiones siempre se pueden endeudar y nunca se paga».

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