El alcalde de Guadalajara, Antonio Román, reconoce que le ha sorprendido «la virulencia de la crisis», pero a pesar de ello está convencido de que la ciudad «va mejorando» y es más limpia, más ordenada, más sostenible que hace un año, es «una ciudad mejor sin duda».
Román hace estas afirmaciones en sus respuestas a un cuestionario de la Agencia Efe con motivo del primer aniversario de la constitución de los ayuntamientos, que se cumple mañana, lunes 11 de junio.
El regidor, que cumple cinco años en el cargo, prefiere no ponerse nota, pues son los ciudadanos los que deben decir si su gestión es mejorable o no, pero subraya que puede «ir con la cabeza alta».
El alcalde ofrece un discurso muy ligado al empleo, pues aunque Guadalajara no es una de las ciudades con más paro de la comunidad, la situación social generada por el desempleo y la crisis es «el principal problema» y el «reto» del gobierno municipal.
Pero también es la materia en la que más satisfecho se muestra al hacer balance del año, en concreto por la puesta en marcha de programas de empleo con fondos propios y destinando para ellos el superávit presupuestario, como ‘Guadaemplea’ o ‘Guadalajara Beca a los Jóvenes’, «que ha conseguido que centenares de personas trabajaran durante meses, o que más del 30 por ciento de los participantes consiguieran entrar en el mercado laboral».
El alcalde reconoce que, aunque los problemas se veían venir desde hace tiempo, «quizá» no esperaba que el primer año de esta legislatura fuera así, y admite: «quizá nos ha sorprendido la virulencia de la crisis».
No obstante, lanza un mensaje de «esperanza» ante el segundo año de mandato: «espero que sea mejor a nivel individual, colectivo y espero que hayamos tocado suelo y podamos despegar en todos los niveles».
A pesar de esos problemas, Antonio Román recalca: «Guadalajara va mejorando, y así nos lo van reconociendo interna y externamente».
«La gente que viene me lo comenta. Me dicen que es una ciudad ordenada, limpia y que no se parece a la que había hace años. Para mí hoy es una ciudad más limpia y ordenada, renovada y sostenible. Es una ciudad mejor sin duda», asevera.
En su recuerdo, «lo más agradable el respaldo de los ciudadanos en el día a día y la comprensión que muestran ante las decisiones que hay que tomar, pese a que son impopulares».
Lo más negativo, a su juicio, ha sido el hallazgo de «los pufos» que el anterior Gobierno regional dejó en la Junta de Comunidades «que han hecho que miles de personas no cobren el servicio que han prestado a la administración».
«Lo más negativo ha sido conocer el engaño al que estábamos siendo sometidos la sociedad y el ayuntamiento, que ha visto muchos proyectos para Guadalajara que en realidad eran humo», añade.
El regidor guadalajareño mira al futuro y, más allá de participar de un reto compartido de lograr más empleo, se plantea proyectos a corto plazo como licitar nuevas fases de obras en el casco histórico o el arreglo de Francisco Aritio, que es competencia de la Junta de Comunidades, pero que lleva varios años solicitándolo.
En servicios municipales, «el objetivo es conseguir dar la mayor calidad, mejorarla en la medida de los posible, y a menor precio, conseguir una administración más eficiente».
El alcalde guadalajareño afirma que no hay ningún proyecto de Legislatura al que renuncie, pues es «bastante prudente a la hora de planificar» y no se comprometió a impulsar proyectos «faraónicos», consciente de que hoy los problemas ciudadanos son otros y los medios más escasos.