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Educación 27/06/2012junio 13th, 2017

El municipio toledano de Garciotún se resiste a quedarse sin escuela el próximo curso, por lo que un centenar de sus casi 200 vecinos han protestado a la puerta del centro y las familias siguen en su empeño de no matricular a sus hijos «en otro colegio que no sea este». La de Garciotún es una de las 60 escuelas rurales que tiene previsto cerrar el Gobierno regional con menos de 12 alumnos, por lo que en esta población, situada en la comarca de la Sierra de San Vicente cerca de Talavera, han protestado con panderos, cacerolas, silbatos y bocinas para demostrar que están «unidos como una piña», según ha dicho a Efe el alcalde, David Palomares, del PSOE.

Los padres anuncian que no están dispuestos a que sus hijos se desplacen a cualquier otro centro, defienden la calidad de la enseñanza que reciben los niños en Garciotún y explican que los menores no subirán en septiembre al transporte escolar que les debe conducir hasta a Castillo de Bayuela, a siete kilómetros.


Los padres han plasmado esta determinación en un escrito, en el que indican que los niños acudirán a la escuela de Garciotún el próximo curso y que en horario lectivo permanecerán en el colegio Santa María Magdalena del municipio al cuidado de algún padre.

El Gobierno regional apela a motivos pedagógicos, de mejor calidad de la enseñanza, para cerrar estas escuelas, y no motivos presupuestarios y responde a la oposición que el PSOE cerró 55 colegios rurales en ocho años.

El presidente de la Asociación de Madres y Padres de Garciotún, Eusebio Díaz, ha leído el escrito que tenían previsto entregar a un inspector de la consejería de Educación, al que han esperado durante más de una hora, aunque, finalmente, no ha acudido nadie para decepción de los congregados, que han criticado «la cobardía» de las autoridades educativas.

Según el presidente del Ampa, para el próximo curso podrían reunir hasta 15 alumnos y auguran que «el pueblo morirá» si les quitan los pocos servicios que tiene.

José Luis Camiño, con dos hijos en el centro, y Vicente Velasco con tres, son ejemplos de padres que han llegado a Garciotún en los últimos años desde Escalona y Santa Olalla, respectivamente, tras el llamamiento del Ayuntamiento, que ya tiempo atrás buscó incrementar las matrículas para mantener el colegio abierto.

Ambos padres y otros como Francisco Javier Herradón hacen hincapié en el alto nivel educativo de los niños y la profesora del colegio durante 25 años, Rita Almagro, emocionada, y muy afectada por el cierre, tanto como docente y como vecina de Garciotún, lamenta que los logros alcanzados se esfumen ahora.

Varias vecinas de entre 60 y 80 años han recordado en la protesta que todas estudiaron en el pueblo y alguna, incluso, en el mismo centro que ahora cerrará y en cuya construcción colaboró el marido de una de ellas como cantero.

«No podemos volver atrás 30 años, hemos luchado mucho por este colegio y ni siquiera en la postguerra dejó de haber clases en Garciotún», han dicho las vecinas más mayores.

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