viernes, 22 de noviembre de 2024
09/07/2012junio 13th, 2017
César del Río César del Río

Durante la temporada se llaman de todo, se lanzan crouchés a la cara (unos más que otros, que también hay que declrlo) y al final uno gana y otro pierde. Se dan unas pataditas por acá, se dicen unos insultitos por allá y calientan a la afición por acullá porque de morbo también vive el ciudadano, no sólo de esta infausta crisis. Los periodistas aprovechan para meter baza, se preparan tertulias para la ocasión y el país, por lo general, se divide en dos: los de(l) Madrid y los de(l) Barcelona.

Hablo de fútbol, por si alguno tiene duda a estas alturas de la parrafada.


Y hablo de merengues y de culés. Así durante nueve largos meses en los que el domingo por el fútbol me abandonas, esos domingos en los que cuando la masa va al campo pues como que aprovecha para dar rienda suelta a todo tipo de improperios, insultos, descalificaciones y demás tribu de desahogos que en la vida real, la que está fuera de los estadios, es también cada vez más evidente. Y aquí la crisis nada tiene que ver, es una cuestión de educación.

Pero a lo que íbamos. Volvemos al principio. Madridistas y barcelonistas se llaman de todo pero, chico, cuando llegan a la selección española se produce un auténtico mes de calma chicha porque todos luchan por lo mismo: una idea, unos colores y un objetivo, que no es otro que el país. Lo romántico también es real en ocasiones.

¿Trasladamos ese fenómeno a la política regional? Veamos.

Ya nos gustaría a los castellanos y a los manchegos (en definitiva, a los castellanomanchegos) que durante nueve meses, los que dura una temporada futbolera y una temporada política (incluso los paralelismos podrían ir a más: unos juegan los domingos y otros tienen «partido» en el Pleno de los jueves, pero durante la semana unos y otros se entrenan en el arte del y tú más que yo) se encisquen todo lo que quieran, pero que llegado el caso y ante situaciones de calado, los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, se sentaran como personas normales (reitero, como personas normales) y buscaran, que no trataran, una solución que nos agradara a todos.

Que jugaran juntos el partido, más allá de que unos sean del Real Madrid y otros del Barcelona. O viceversa. Perdón, o del PP y del PSOE. Y viceversa. Porque el tercero, tanto en la liga futbolera como en las elecciones, quedó muy retrasado. Y salvo sorpresas puntuales, quienes deciden son quiendes deciden.

Seguro que nos iría mejor. Porque sólo así tendríamos ya una solución a numerosos problemas, como por ejemplo el del agua, el de ese trasvase que nos sigue matando cuando no tenemos (se dona cuando sobra, no cuando falta), el de una educación que en muchos casos nos falta desde que salimos de casa y el de una sanidad que entre todos la mataron, nunca mejor dicho, y ella sola casi se murió.

Piqué y Sergio Ramos juntos. O viceversa. Defensa numantina.

Cospedal y Page juntos cuando la ocasión lo requiere. O viceversa. Y hay muchas ocasiones, ¿eh?

Vamos, que no lo verán mis ojos. Ni los suyos, por desgracia.

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