Las farmacias castellano-manchegas hacen frente a los primeros días de aplicación del nuevo sistema de copago. Y no están siendo días fáciles. La confusión se ha adueñado de gran parte de las boticas de nuestra región, porque el método no está aún nada claro. Por ello, encastillalamancha.es ha salido a comprobar in situ cuál es la situación en Toledo.
Comenzamos nuestro viaje farmacéutico en el barrio de Palomarejos, en la farmacia de la calle Brive. Allí, Federico Aguado nos atiende en su propio despacho. «Hay una gran desinformación en los usuarios», nos dice, para después revelarnos que «el sistema tampoco está muy claro en los centros sanitarios y hemos tenido que mandar de vuelta a muchos pacientes porque las recetas venían sin el código». Un código que ahora es imprescindible para que en las farmacias sepan qué precio deben aplicar a cada persona.
Federico también admite que «los sistemas informáticos nuevos han dado algún problema», aunque reconoce que «se están solucionando». Por todos estos contratiempos, él y los demás empleados de la farmacia están siguiendo un nuevo método: grapar la factura en las recetas de los pensionistas. «Así, si hay algún error en las devoluciones, ellos pueden demostrarlo» nos explica. Antes de despedirnos, nos confiesa que lamenta que «este nuevo método lo sufra en mayor medida la gente con pensiones más bajas, que son la mayoría en el barrio».
RECETAS HECHAS A MANO Y «UN LÍO»
Después, nos dirigimos a la farmacia de la calle Barcelona. Un lugar que es el termómetro ideal para saber más, ya que está situada al lado del hospital Virgen de la Salud, y por ello su afluencia es máxima. Y allí las cosas no parecen estar mucho mejor…
Al entrar nos encontramos con Luis y María Antonia, un matrimonio jubilado que está conociendo por primera vez cómo es el nuevo procedimiento. María Antonia es enferma crónica, y para ellos el cambio va a suponer «un gasto fijo más». Además, no están libres de los contratiempos habituales. La receta que les han dado está hecha a mano, y por ello no trae código y no pueden recibir los medicamentos. «Nos hacen un lío» nos cuenta Luis, que tampoco conoce de qué manera le afectan los cambios: «Dicen que son 18 euros y pico al mes, y que nos lo devolverán» es lo único que nos puede decir al respecto.
Cuando los dos simpáticos clientes se marchan, nos quedamos con Sonia, que después de atenderles nos afirma que «no hay información, y además los programas no están actualizados». Pero a pesar de ello nos dice que «esperaba que fuera mucho peor».
«LA GENTE COMPRÓ LA SEMANA PASADA PARA EVITAR EL COPAGO»
Nuestro tercer destino es el barrio de Santa Bárbara, concretamente la farmacia de la calle Esparteros. En ella, José Aragüete nos repite algo que ya nos habían comentado sus compañeros: «No hay tanta gente como podía esperarse porque muchos de ellos vinieron la semana pasada». ¿La razón? Es evidente: «Quienes ya sabían que iban a tener que comprar esos medicamentos vinieron antes para evitar el nuevo sistema». Al preguntarle si fue tan significativo el incremento de ventas la semana anterior, no tiene dudas y contesta que «proporcionalmente fue muy grande».
Para Aragüete, el problema ha sido que «todo se ha hecho de forma muy precipitada, sin dar tiempo ni a centros sanitarios, ni a farmacias ni a pacientes para prepararse». Eso hace que se estén adaptando «a marchas forzadas».
En esta farmacia volvemos a dar con otra pareja de pensionistas, Prudencio y Emiliana, a los que su farmacéutico está explicando el proceso. Un proceso que, aunque no les está «dando problemas» sí que les parece algo «muy malo, porque supone un esfuerzo grande» en su economía.
«NO HAY PROBLEMAS PORQUE NO HAY CLIENTES»
Por último, dirigimos nuestros pasos hasta la avenida de Europa, donde hablamos con Lourdes, que es tan clara como todos sus compañeros y nos cuenta que «ni los usuarios conocen el sistema ni muchas de las recetas que traen son válidas». Además, también nos recalca que allí también los clientes se «saltaron» el sistema y las ventas aumentaron durante la semana anterior. «No ha habido muchos problemas porque apenas ha venido gente» afirma.