Mientras que ahora nos cuesta dormir a causa del calor asfixiante que invade nuestras casas, parece imposible creer que hace 24 años, los toledanos llegasen a pasar una noche más bien «fresquita» a 10°. Aún más sorprendente es que 30 años atrás, los conquenses conociesen una noche que obligó a encender la lumbre. Los termómetros bajaron hasta 3,5°. Y era el 3 julio.
En 1993, Cuenca conoció tanto su noche más calurosa como su noche más fresca en el mismo mes: el 20 de agosto los termómetros mostraron 38,9° y, seis días después, la noche del 29 agosto, las temperaturas cayeron hasta los 4,8°.
Podemos observar una situación parecida en Guadalajara puesto que el 10 julio de 1980 hizo 7,5° y el mes siguiente 39,0°. Destacamos también los datos correspondientes a 1977 en Ciudad Real, con un verano con dos temperaturas particularmente bajas, sus dos mínimas históricas: 7,4° (31 julio) y 7,2° (30 agosto).
Ricardo Torrijo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, explica que estos datos ilustran la «variabilidad natural del clima». Él mismo recuerda como sus abuelos conquenses le contaban cómo incluso llegó a nevar algún verano.
LOS DÍAS MÁS DRAMÁTICOS EN CASTILLA-LA MANCHA
Teniendo en cuenta los datos expuestos en la tabla, vemos como Castilla-La Mancha ha sufrido cambios bruscos de temperaturas. Ahora bien, la meteorología se manifiesta también en forma de tormentas, lluvias fuertes y vientos destructivos. Destacamos las siguientes fechas que han marcado la historia metrológica de esta región: Guadalajara, 29 agosto 1590: gran temporal de lluvia, viento y pedrisco (entre 10 y 14 onzas de peso) en Pastrana que causa estragos, arranca árboles y produce daños horribles e inundaciones de casas; Ciudad Real, 1 julio 1979: tormenta que origina un aluvión que arrasa muchas viviendas en Valdepeñas con la pérdida de 23 vidas humanas; Guadalajara, 10 agosto 1995: tromba de agua y viento sobre Yebra y Aloguera. 10 personas fallecieron arrastradas por el agua. Las lluvias alcanzan los 601/m2; Guadalajara, 23 agosto 2002: caen 6.758 rayos; y Albacete, 19 agosto 2010: máxima intensidad de 138.6 m2/h en la Base Aérea.
UNA CIENCIA INEXACTA
Muchas veces las personas se interesan por la previsión del tiempo, bien con el fin de planear una escapada de fin de semana, organizar un picnic o simplemente para saber si encender o no la lavadora. Y seguramente algunas veces, llegado el día, el cielo se levantó exactamente al contrario de cómo estaba previsto.
La meteorología, como recuerda Ricardo Torrijo, no es una ciencia exacta y a pesar de varios avances significativos en los últimos años, no ha evolucionado tan drásticamente como otras ciencias.
Algunos sospechan que un día se conseguirá controlar los fenómenos meteorológicos. El debate moral sobre el dominio de huracanes, tornados, sequías e inundaciones incita visiones conflictivas. Para Torrijo, el control de la atmósfera «suena a ciencia ficción» teniendo en cuenta las posibilidades de la tecnología actual. Sin embargo, sí habla de empresas y estudiosos que intentan investigar ciertas facetas que podrían ser la base de futuras intervenciones en la meteorología. Por ejemplo hay investigaciones para ver cómo intensificar lluvias en ciertas zonas aunque los resultados son inciertos.