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09/07/2012junio 13th, 2017
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Queda poco para las vacaciones parlamentarias y políticas, que suelen cogerse en masa en el mes de agosto. Es un buen momento para que los afectados reflexionen y vuelvan en septiembre con otro tono y no solo de piel.

Cualquier primer vistazo a los periódicos de Castilla-La Mancha revela que hay dos regiones. Sí, sí, han leído bien. Dos regiones. La de los políticos y la del resto de castellano-manchegos.


Se distinguen fácilmente porque las noticias que se refieren a la clase política suelen reproducir insultos, improperios y demás lindezas. Por el contrario, las que cuentan las cosas del resto de la sociedad contienen hechos, opiniones y datos, normalmente negativos y problemáticos, porque hoy informar significa contar que las cosas van mal o muy mal y ofrecer los testimonios de ello en cada caso, en muchos, sobrecogedores.

En fin, dos regiones, la real y la de ficción. Me explico. Quiero decir que distinguimos claramente las noticias que se refieren a políticos y las que no porque las primeras parecen extractadas de guiones cinematográficos para niños en las que hay un malo malísimo, el del partido contrario; y un bueno, buenísimo, el jefe del partido propio.

Es absurdo pensar que el cruce de insultos puede tener algún interés para alguien que ha perdido su trabajo, su empresa, su prestación por desempleo, que no puede pagar la nómina a su trabajadores, que lleva meses sin cobrar, que ha perdido su casa, que va a Cáritas a por comida para su familia, que ha repartido a sus hijos entre los abuelos o que está a punto de ser vícitma de cualquiera de esas circunstancias.

Es absurdo y a veces hasta pornográfico comprobar que inmediatamente antes o inmediatamente después de una de las noticias que a diario en los periódicos reflejan la cruda realidad los encargados de dar ejemplo, la clase política, se dedican un improperio tras otro como si los ciudadanos fuéramos tontos y no supiéramos distinguir la realidad.

PP y PSOE tiene que cambiar sus estrategias de insultos si no quieren acabar siendo víctimas del mismo fenómeno que avanza en Europa, ese por el que partidos minoritarios y muchas veces extremistas se hacen con parcelas de poder que han correspondido tradicionalmente a los grandes partidos y les disputan el Gobierno o les derivan hacia el populismo para no perder lo que les queda de tarta.

En España tienen que tomar medidas, El 88 por 100 de los españoles piensa que hacen mal su trabajo. Y, en Castilla-La Mancha, urgentemente. 

El PSOE tiene que saber cerrar un capítulo oscuro de su historia, que es el de los años de presidencia de Barreda, especialmente los últimos. Presupuestar 26 millones para ayudas a la dependencia y gastarse 147, que no se sabía de dónde iban a salir y que de hecho estaban sin pagar en muchos casos, no es proteger a los más débiles.

No se puede ser un ex alto cargo de Barreda y dedicarse a abuchear a María Dolores de Cospedal por haber puesto orden en unas cuentas desastrosas y haber pagado las miles y miles de facturas que había sin pagar porque se gastó sabiendo que no había para ello. Se puede y se deben confrontar los modelos de gestión pública, pero sin caer en el insulto. 

Y, desde luego, es bastante torpe creer que los ciudadanos van a culpar a Emiliano García-Page del estado del Tajo, que lleva más de 30 años cargado de mierda desde que sale de Madrid. El PP quiere evitar que el PSOE aproveche el desgaste que provocan sus medidas de gobierno, eso es lógico, pero pretender hacerlo convirtiendo al líder socialista en una especie de demonio universal es una torpeza y un insulto a la inteligencia.

Antes de hablar del contrario, por favor, lean las noticias que afectan a los ciudadanos. 

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