Pepe Castro vive por, para, con, de, desde… La fotografía. Es su gran hobby, no tengan ninguna duda. Y a decir de los que saben, es un pedazo de retratista. De hecho, tiene una colección de fotografiados que asustaría a cualquiera. Muchos de ellos protagonistas de la vida nacional: políticos, artistas, periodistas…
Aunque madrileño, llegó a Toledo por primera vez con 13 años, cuando trasladaron a su padre, que trabajaba en el Ministerio de Agricultura, a la capital regional. Regresó a Madrid con 18, pero a los 28 volvió para quedarse, justo cuando se casó con Sole. Montaron un bar de copas en el casco histórico, «El Último», con el que siguen. Pero hace ocho años…
A Pepe, que llevaba toda la vida haciendo fotografías como aficionado, le dio por dedicarse a ello en serio. Y ya no hay casi nadie que no conozca al Pepe Castro fotógrafo. Para bien, por supuesto. Porque sus retratos son reales como la vida misma, parecen de carne y hueso aunque estén en papel, se mueven, casi corretean…
Precisamente él, que ha intentado autofotografiarse dos veces y no ha podido. Precisamente él, que de pequeño era tan trasto que le tenían que atar a un poste con arneses para que no las liara.
Genio y figura este pedazo de fotógrafo.
¿Una fotografía refleja cómo es realmente una persona?
Yo diría que sí. Aunque nos pueden engañar, porque todo el mundo se expresa de una manera cuando quiere para una foto, pero cuando le sometes a una sesión… Le sacas, tú no puedes mantener durante media hora el tipo haciendo lo que tú quieres. De eso se trata en los retratos, de llevarlos a tu terreno.
¿Cómo se conoce o «retrata» mejor a una persona: detrás de la cámara o detrás de la barra (Pepe es propietario del bar de copas «El Último», en Toledo)?
Detrás de la cámara, porque detrás de la barra lo que hacen es contarte sus penas. Y a mí me han contado muchísimas.
¿Por qué al fotógrafo no le gusta que le fotografíen?
No sabría decirte. Todos tenemos una imagen de nosotros que no es la real. Cuando te ves en la foto o te oyes en una grabación decimos: éste no soy yo. Pues el fotógrafo igual.
¿Se ha negado en alguna ocasión a que le hicieran una fotografía?
No, nunca.
Y usted, ¿se ha negado a hacer una fotografía a alguien?
Ehhh… ¡Sí! Ja, ja, ja… Es conocido, pero no se puede saber.
¿Se ha negado alguien a posar para usted?
Sí, sí… Ha habido gente que sí. Más de uno. No voy a saber decirte un nombre concreto, pero es verdad que quien se ha negado a retratarse con el tiempo me ha llamado en cuanto ha visto mis fotos. Hay gente que al principio te dice que no porque no te conoce, no sabe quién eres, pero luego cuando ve las fotos es cuando dice que no hay ningún problema.
¿Quién le ha pedido que le someta al photoshop?
Mujeres… ¡Todas! Que si la arruguita, que si tal, que si cual… Me da mucha pena quitarle esencia a la foto, no me gusta. Para mí le quitas la vida a la foto.
¿Se considera un paparazzi?
No. Es gente que hace… Que «roba» fotos sin permiso. Las mías son todas con permiso.
¿Cuál es la fotografía, de las que ha hecho, que más le gusta?
¡Hay muchas! Pero hay una a la que tengo un especial cariño, la de Tony Leblanc. La tengo muchísimo cariño porque me ha costado un año hacérsela. Es muy mayor, está enfermo, ahora no puedo… Hasta que… Una vez que le hice el retrato he ido a verle tres o cuatro veces porque me dice que vaya. Se la hice hace un mes y medio en su casa. Es encantador y nos hemos cogido cariño, me parece especial.
¿Ha hecho desnudos?
¡Muchos! ¿Que si se me han insinuado alguna vez? Durante la sesión de fotos, no. Nunca lo han hecho.
¿Y después?
¡Después ya menos! Ja, ja, ja… Y desnudos famosos, ¿eh? Están guardados. Son peticiones privadas y no te lo puedo decir. Queda entre esas personas y yo.
¿Cuál es la cantidad más alta que ha cobrado por una foto?
Lo más… No ha sido caro. Creo que han sido 500 ó 600 euros. Porque las grandotas, las de dos metros, cuesta muchísimo venderlas.
¿Son más presumidas ellas que ellos a la hora de fotografiarse o eso es un mito?
Es un mito. Hay quien no es absolutamente nada presumido, sea hombre o mujer, pero todos somos, la verdad, un poco…
¿A quién le gustaría fotografiar y aún no ha podido?
Por ejemplo, a Álex de la Iglesia. Sé que está ahí, le han hablado de mí, estoy en ello pero… Todavía no lo he conseguido.
¿Un fotógrafo que le encante?
Richard Avedon, que es un magnífico retratista.
¿Está de acuerdo con la pena de muerte?
No.
Sin trabajo ni prestación, ¿qué estaría dispuesto a hacer para comer?
Cualquier cosa. Seguramente robaría comida, yo qué sé…
¿Prohibiría la prostitución?
No.
¿Cuál fue su primer sueldo y en qué se lo gastó?
El importe exacto no lo sé. Mi padre trabajaba en el Ministerio de Agricultura y me consiguió un puestecillo durante algunos meses que luego dejé porque no… Me gasté el sueldo en comprar un aparato de video para mi casa y se lo regalé a mi madre.
¿Qué libro está leyendo?
«El Perfume», de Patrick Süskind; y «Africanus, el hijo del cónsul», de Santiago Posteguillo.
¿En qué película le hubiera gustado actuar?
Hay varias que… En «Bienvenido Mister Marshall». El personaje casi como que me hubiera dado igual, me habría gustado en el entresijo. La tengo especial cariño porque el cámara fue mi abuelo, Eloy Mella, que tiene un montón de películas hechas. Y mi madre sale en la película sentada en una ventana y pensando.
Cuando va al fútbol, ¿insulta al árbitro o a los rivales?
¡Nunca! Además, es una cosa que me molesta muchísimo, es algo que no puedo con ello.
¿Con qué duerme? Si duerme con algo, claro.
Con una camiseta y unos calzoncillos en invierno y en verano, ni camiseta.
¿Su mayor travesura?
Tengo alguna muy gorda de niño. Vivíamos en un pueblo en Burgos, Retortillo, y era muy travieso. Mi vecino tenía una especie de corral con pollitos y yo, con un palo, un día me cargué absolutamente a todos. A mi padre, claro, le tocó pagar los pollos del vecino. De hecho, tengo todavía por ahí alguna foto en la que se ve cómo, de niño, me ataban a un poste con unos arneses, en la puerta de mi casa, para que no hiciera travesuras a los vecinos. Ja, ja, ja…
¿Qué programas del corazón ve?
Ninguno. Me niego
¿Cuál es la mayor multa que le han puesto y por qué?
Es que tampoco han sido muy gordas.
Defínase: ¿de derechas, de izquierdas o de centro?
Lo más lógico es decir que de centro, porque de hecho ha habido veces que he votado a la izquierda y veces que he votado a la derecha.
¿Cree que el tamaño importa?
Depende de para qué.
El del miembro viril.
¡Supongo que sí! Yo no puedo presumir, pero supongo que sí.
¿Que no puede presumir de qué?
De tamaño. Yo creo que estoy en la media más o menos. Ja, ja, ja…
¿El parchís es cosa de hombres? Se lo digo porque ya sabe que generalmente nos comemos una y contamos 20.
No… Yo creo que es de hombres y mujeres.
¿Se atreve a decir el lugar más raro donde ha practicado sexo?
El único sitio, pero es de lo más habitual también… En un coche.
¿En qué coche era?
Eso no lo voy a decir, porque si digo el coche se sabe cuándo y con quién. Ja, ja, ja…