Un total de 15 alumnos de la Universidad de Castilla-La Mancha están indagando estos días, hasta el 15 de julio, en la historia que encierra el Campo de Montiel (Ciudad Real), concretamente en el legado que ha llegado hasta nuestros días en el entorno del Castillo de La Estrella. Estos estudiantes forman parte de una de las dos excavaciones arqueológicas que está llevando a cabo este año la UCLM y que está dando interesantes resultados. El profesor de Historia Medieval de la Universidad, Jesús Manuel Molero, ha confirmado a encastillalamancha.es la aparición de una muralla urbana medieval –tal vez de 1,5 metros y perteneciente, se cree, a la muralla que rodeaba la villa medieval de Montiel- y una necrópolis de la que se desconoce si es de origen cristiano o musulmán.
En concreto, la muralla –de la que solo asomaban dos piedras- se ha localizado en la ladera del castillo y junto a ella han salido restos óseos que «lamentablemente estaban revueltos porque hace 20 años allí se hizo un camino de acceso con ayuda de una retro que movió la tierra».
Junto a estas labores, la actuación incluye una prospección arqueológica de superficie para conocer mejor el castillo, y es que -tal y como ha explicado Molero- el proyecto plantea elaborar un plan director a largo plazo de consolidación e intervención del castillo y de sus zonas deterioradas.
Este es el primer año que el Castillo de la Estrella se somete a una campaña de excavación. Ha sido posible gracias a que hace tres meses pasó de manos privadas al Ayuntamiento de Montiel, el cual creó una fundación que lleva su nombre para atraer financiación privada.
El Castillo de la Estrella ha pasado a la historia por ser el entorno en el que murió Pedro I a manos de su hermanastro Enrique, un hecho que supuso un cambio definitivo en la larga Guerra Civil de Castilla. Aquí también se produjo la famosa Batalla de Montiel durante la Guerra de los Cien Años. Sus orígenes son bastante claros. Tras la entrada en la Península del pueblo musulmán en el 711, el territorio del Campo de Montiel pronto pasó a dominios islámicos. Una vez asentada la frontera en el norte español, los musulmanes comenzaron a tejer una verdadera trama de castillos y torres vigías que articularon todo el territorio. Se trata del castillo de referencia del Campo de Montiel, de gran relevancia a nivel regional y con mucho peso en la historia de España.
La crisis ha hecho mella en las campañas de excavaciones arqueológicas que se venían desarrollando hasta ahora en Castilla-La Mancha. De hecho, junto con la del Castillo de la Estrella, la UCLM solo acomete otra más, la de Alarcos, también en Ciudad Real. Desde el 2 de julio y hasta el 13 de este mes, 20 alumnos se forman en arqueología y es que, una de las directoras de esta excavación, Rosario García Huerta, señalaba a encastillalamancha.es que «las prácticas en esta materia son fundamentales».
La UCLM lleva desde 1997 acudiendo a Alarcos. García Huerta reconocía que mientras que antes permanecían allí entre 15 y 20 días, ahora estos trabajos se prolongan durante dos semanas, y eso gracias -aparte de a la Junta que les permite residir en la residencia El Doncel- a la Facultad de Letras que les paga el desplazamiento y a la empresa Aglomancha, que les permite hacer analíticas y dibujos.
A pesar de estos recortes, la labor que están desempeñando está arrojando mucha luz a la historia de Alarcos. En estos momentos las excavaciones se centran en excavar la única cabaña de la etapa del Bronce Final y en continuar las prospecciones en un almacén de grano «sin parangón en la etapa Ibérica», un almacén dedicado a transformar alimentos que debió tener dos plantas y que, por el grueso de sus muros, tuvo que ser muy grande. Además, los estudiantes están abriendo nuevas catas para intentar descubrir otras estructuras alrededor del almacén relacionadas con la economía de estos asentamientos.
Junto a Rosario García, también dirige la excavación el profesor de la UCLM David Rodríguez.
En esta nueva edición de la campaña de excavaciones universitaria en Alarcos, la veintena de jóvenes participantes centra sus trabajos en la primera zona de ocupación del cerro, entre el Bronce Final y la primera Edad del Hierro, 1.000 años a.C.
El Parque arqueológico de Alarcos y Calatrava presenta una singular dualidad, representada por las culturas cristiana y musulmana, que se manifiesta en la articulación del parque en torno a dos yacimientos distintos: Alarcos, símbolo del pujante poder cristiano, y Calatrava, monumento de un glorioso poder islámico ya extinguido, rejuvenecido brevemente bajo la influencia almohade.