Vasco de nacimiento, talaverano de adopción, médico de profesión, funcionario por convencimiento de que es en el sistema público donde hay que prestar la asistencia sanitaria, sindicalista irremediable y propablemente protestón por genética. Porque ya levantaba la voz en las prácticas hospitalarias de la carrera cuando se chocaba de bruces con la realidad de la sanidad española de los años 80 del siglo XX.
Seguro que desde entonces no ha parado de alzarse contra lo que considera que está mal, es injusto o se enfrenta a sus principios. Supinamente indignado con la clase política y dispuesto a fomar parte de eso que algunos pretender convertir en un partido político de funcionarios y empleados públicos. Es Jorge Curiel, presidente de Sanidad de CSIF en la provincia de Toledo, exalcalde de La Estrella (Toledo), entusiasta de la medicina rural y al que podrán conocer mejor mañana con la entrevista realizada con encastillalamancha.es y de la que les adelantamos algunos contenidos.
Nació en Vitoria, estudió Medicina entre la capital vasca y Valladolid, pero ha ejercido casi siempre en Castilla-La Mancha, concretamente en Talavera y en la toledana comarca de la Jara, cuyo atraso le impactó cuando llegó a una de las regiones más pobres de España un hombre que se había criado en la próspera Euskadi. Ahora se siene tan talaverano como el que más y defiende el modelo sanitario vigente en Castilla-La Mancha, el único posible, en su opinión, en una región que no tiene «emetreintas» ni «emecuarentas» ni «radiales». He ahí uno de sus primeros diagnósticos: los responsables de la Sanidad regional, con el consejero a la cabeza, no conocen la realidad de esta comunidad autónoma y sus necesidades en la asistencia sanitaria, por lo que su modelo es «impracticable» en una región de 80.000 kilémtros cuadrados y núcleos de población dispersos.
Cuando se hace la entrevista están celebrando su pequeña victoria. Y es que tras amenazar CSIF con denunciar al Sescam por el cierre de los centros de urgencias de numerosos pueblos, la Consejería ha dado marcha atrás en una buena parte de ellos. «Se han salvado vidas, no es exagerado decirlo», explica Curiel en la entrevista que podrán leer mañana en encastillalamancha.es, aunque sabe que la lucha debe continuar donde la medida es aún una grave amenaza, las provincias de Cuenca y Guadalajara. Es más, está covencido de que los responsables de la salud regional volverán a la carga pasado el verano. De momento, avisa: «Si un ciudadano sufre un daño porque se ha cerrado un centro de esos va a poder querellarse personalmente contra el director del Sescam, porque no ha seguido lo que la normativa dice».
«Hubiera sido un buen general, pero como consejero de Sanidad es una pena». Así ve Curiel a Ignacio Echániz, a quien le otorga un carácter dictatorial, negado para el acuerdo y ni siquiera el diálogo y que no ha sido una sorpresa porque «es así desde que estudiaba Medicina». Del responsable de la salud de los castella-nomanchegos habla largo y tendido y hasta hace una apuesta. ¿Saben el tiempo que le queda a Echániz como consejero de Sanidad? Curiel sí conoce esa respuesta y la explica en la entrevista que publicaremos mañana.
Como sindicalista en la función pública y como médico, Joge Curiel es un terminal que recoge opiniones de todos y pulsa todos los termómetros. Así que sabe como está el paciente, el personal sanitario y hasta los alcaldes y concejales, sobre los que apunta que «alcaldes y diputados del PP nos dicen que es una vergüenza muchas cosas que se están haciendo». Y es que «se puede perder en un año lo que nos ha costado conseguir 20», dice y sabe de lo que habla, porque conoció los tiempos en los que se tenía que llevar a sus hijos a las guardias, pagadas a tres euros la hora.
Los recortes, que obligan a los médicos a doblar turnos y consultas en jornadas de doce horas diarias, el cierre de plantas hospitalarias y de urgencias en los pueblos y el despido de interinos son todas ellas circunstancias que hacen que este verano, sanitariamente hablando, vaya a ser «jodido, muy jodido». Especialmente grave en la provincia de Toledo, que vive «un caos asistencial», explica Curiel, con un viejo hospital que revienta por sus costuras y uno nuevo que no ha pasado de esqueleto arquitectónico. Y es que «en el hospital de Toledo se viven escenas que, si los pacientes conocieran sus derechos, más de uno estaría en la cárcel».
Su contuendencia verbal funciona como una apisonadora cuando opina sobre el diseño del macrohospital de Toledo, la facultad de Medicina de Ciudad Real o los protagonistas de la vida política castellano-manchega, como podrán comprobar en la entrevista.
En ella se refiere también a su etapa como alcalde La Estrella (1999-2007), donde era el médico y cuya Corporación abandonó antes del tiempo reglamentario cansado de pelear contra obstáculos que chocaban contra su ética y que se encontró cuando se le ocurrió sacar adelante un parque eólico en este pequeño municipio de la comarca de la Jara, una de las más deprimidas de Castilla-La Mancha. Ahí chocó con José María Barreda, con «determinados empresarios que eran dueños de equipos de balonmano» y con los intereses de algún propietario de finca con mucho poder. La frustación fue tal que unos meses antes de las elecciones muncipales de 2007 dimitieron todos los concejales, los del PSOE y los del PP. Fichó por los socialisas, después de que le cortejaran los dos partidos, pero la politica le desencantó «al segundo día». Y así sigue.
Hablando sin pelos en la lengua, como podrán comprobar mañana con la publicación de la entrevista íntegra en encastillalamancha.es.