«Yo he sido siempre un espíritu libre, no conozco más ataduras a mi libertad de expresión que el respeto por los demás, la honra de los demás y tratar de ser justo en lo que diga, tanto en el elogio como en la crítica».
Cualquiera que le haya tratado mínimamente habrá adividano que la frase es de Agustín Conde, hoy diputado del PP por la provincia de Toledo y presidente de la Comisión de Defensa del Congreso; ayer, alcalde de Toledo y presidente del PP en Castilla-La Mancha, a la que quiso gobernar, pero se lo «impidieron» José Bono y José María Aznar, ayudados por unos cuantos errores propios y de eso que los libros de estilo llaman incorrecciones políticas. Pero Conde, siempre político y siempre abogado, no es hombre al que se le pueda sujetar su desbordante personalidad en los estrechos márgenes de un manual.
Pruebas de su expresividad las encontrán en la entrevista que publicamos mañana con el político toledano y de la que les adelantemos algunos contenidos.
«Ya sabéis cómo es Agustín», dicen los suyos para disculparle cuando su contundencia verbal se sale del guión -cada vez menos- de lo considerado políticamente correcto, que a veces es solamente oportunista o simplemente estúpido.
LA CITA CON EL MINISTRO DE DEFENSA
Lo cierto es que Conde es brillante y lo sabe. Maneja la oratoria con un oficio que se echa de menos en esta época en la que los insultos sustituyen a los argumentos y lo sabe. Se sabe capaz y ni lo disimula ni pide disculpas, lo que le granjea más antipatías de la cuenta…
Lo suyo no es la masa ni las multitudes ni los recorridos por los chiringuitos de cada feria para acaparar votos. Pero ¡cómo se echan de menos en el parlamento aquellos debates suyos con Bono!. Se podía oír hasta el vuelo de una mosca en medio de intercambios de golpes sin piedad, certeros, decididos, pero sin caer en el insulto. Dos temperamentos políticos midiéndose en debates a cara de perro y de una altura parlamentaria que no se ha vuelto a ver en las Cortes de Castilla-La Mancha.
Siempre he tenido la impresión de que alguien de su inteligencia era consciente de sus «defectos» políticos y que si no los corregía era porque no le daba la gana. Conde renuncia lo justo a su esencia. Y no le ha ido mal. Hoy, presidente de la Comisión de Defensa del Congreso, despacha semanalmente con el ministro del ramo, Pedro Morenés, y conoce, aunque no cuenta, lo peor de cada casa que hay repartido por el mundo. «Nos acechan más peligros de los que somos conscientes», se limita a comentar.
Políticamente sui generis, dotado para la oratroia y la gestión de asuntos y situaciones complejas, también se le echa de menos en momentos como éste en Castilla-La Mancha, donde por primera vez en la historia gobiernan los suyos, el PP. Pero no parece que a él le apetezca lo más mínimo volver a la política doméstica. Ni tampoco que esté en la cabeza de María Dolores de Cospedal sentarle a sus órdenes en uno de los bancos del Gobierno. No se pierdan la respuesta a la pregunta: «Si Cospedal le dice ven a mi Gobierno, ¿lo deja todo?».
AZNAR, BONO Y CONDE, UN TRIÁNGULO IMPOSIBLE
Decía que Bono y Aznar le impidieron, en buena medida, ser presidente de la Junta. José Bono porque era su rival, el que ostentaba el cargo y con el que se topó cuando el socialista estaba en su mejor momento de forma y popularidad y Conde era aún debutante en cuanto al manejo del libro de estilo para seducir a las urnas. Bono y Conde se dieron de lo lindo durante años y acabaron siendo amigos. De hecho, Bono no ha tenido empacho en reconocer públicamente lo que le hizo sudar la camiseta cada vez que se tenía que medir con él.
Cuando lideraba la oposición en Castilla-La Mancha, también fue un obstáculo inesperado en el camino su jefe de filas y presidente del Gobierno, José María Aznar. Alguna vez lo contó en la revista ECOS y así lo recuerdo. «Bono era el socialista bueno de Aznar». Pactar con el más poderoso de los barones socialistas propiciaba al líder «popular» tales réditos políticos que el sacrifico de su líder territorial, Agustín Conde, fue un mal menor para el PP. Las medidas e interesadas concesiones de Aznar a Bono en aquellos años dejaban en el raquitismo las reivindicaciones políticas del PP castellano-manchego, superadas una y otra vez por los compromisos que el dirigente socialista arrancaba al jefe del Gobierno español.
Él también puso de su parte. Como alcalde de Toledo se peleó con media ciudad y se echó fama de político soberbio, como líder de la oposición tampoco hizo amigos, al menos no los necesarios para recortarle distancias electorales a Bono. Javier Arenas le dio la puntilla en 2002 como responsable del PP de Castilla-La Mancha. Costó casi 10 años volver a dónde él había dejado al PP en las elecciones de 1999, las únicas en las que fue candidato. Hoy todo el mundo le reconoce su gestión en la capital y su brillantez como jefe de la oposición de Bono, pero las urnas no le acompañaron y sigue siendo en su partido donde tiene los mayores enemigos y detractores.
Agustín Conde es uno de esos tipos que no deja a nadie indiferente. Sus opiniones en la entrevista con encastillalamancha.es que publicaremos mañana, tampoco.
¿CUÁNTO CUESTAN LOS POLÍTICOS EN ESPAÑA? UNA PREGUNTA PARA CONDE…
Una muestra. Dice que los 6.000 delegados sindicales que se van a suprimir en la Administración del Estado, porque son representantes por encima del número recogido legalmente, cuestan a las arcas públicas 250 millones de euros, lo mismo que el Congreso, el Senado, el Defensor del Pueblo, el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional. Son datos del estudio que está haciendo sobre lo que cuestan los políticos en España, un informe que no ha terminado, pero que seguro que arrojará datos para un debate ardiente. Y es que el diputado toledano se pregunta si es justo que «600 diputados y senadores representen a 45 millones de habitantes y 10 veces más liberados sindicales a 10 veces menos trabajadores» del Estado.
Conde cree que «sobran políticos, aunque solo sea por estética» en un momento de sacrificios como éste, pero advierte de que en un Estado que gasta 90.000 millones más de los que ingresa cada año los ajustes de cargos públicos no sirven ni para «tocar un pelo» al agujero económico. Entiende el desgaste del PP en las encuestas y también que el PSOE no se beneficie, «porque son los culpables de la crisis» y le preocupa el ascenso de IU, «un partido de extrema izquierda» y de UPyD, «un partido naíf, que no es ni carne ni pescado».
COSPEDAL 2015 Y EL AMIGO LEANDRO
No le cabe duda de que pese a los comentarios de algunos analistas políticos que la ven en el Gobierno de Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal será presidenta de Castilla-La Mancha los cuatro años de esta legislatura, volverá a repetir como candidata del PP a la Junta en 2015 y como ganadora de esos comicios. Del cartel del PSOE no tiene «ni idea, son imprevisibles».
¿Qué piensa Conde del puesto que ocupan en la política regional quienes antaño fueron amigos y/o subordinados, como Leandro Esteban o Vicente Tirado? Lo podrán leer mañana.
Y, ¿cómo ve a Emiliano García-Page ante las urnas? Lo cuenta en la entrevista y también que no le gustaría que cerrasen las urgencias en un pueblo del que fuera alcalde, pero «cuando hay que ahorrar 90.000 millones hay que hacer un sacrifico colectivo de primera magnitud» y es que «como España entre en una situación de impago de su deuda, lo de menos va a ser el centro de urgencias del pueblo X… Lo de más va a ser que no se puede pagar nada de la factura sanitaria».
En cualquier caso, Conde piensa que prácticamente de nada servirán los ajustes hasta que el BCE «que ha decidido no ser ni banco ni central ni europeo» haga su trabajo para salvar a España, lo que sería al mismo tiempo salvar a Europa; y viceversa.
La entrevista que publicaremos mañana incluye una revelación que tampoco dejará a nadie indiferente y que tiene que ver con el director general de Función Pública, Juan Manuel de la Fuente, antiguo colaborador y uno de sus grandes amigos cuya cabeza han pedido CC.OO., UGT y STAS.