A Álvaro Gutiérrez, alcalde de Escalona (Toledo) y secretario general del PSOE de la provincia de Toledo, además de portavoz socialista en la Diputación, se le ilumina la cara cuando alude al mejor verano de su vida. Y es que no duda un ápice: el de Palma de Mallorca, con apenas 20 años, en el que estuvo acompañado por dos amigos y en el que aprovechó las buenas «perras» que se sacaron durante el verano. El viaje fue en octubre de ese año.
«Imagínate, nos fundimos todo el dinero recaudado. Fue inolvidable; conocimos a un equipo femenino de voleibol alemán. No aparecimos en el hotel», comentaba Gutiérrez.
Ese -un viaje nacional- fue «su» viaje. Incluso admite que lo que él prefiere es quedarse en el pueblo, Escalona, como mayormente lo ha hecho, aprovechando las bondades estivales de una localidad ribereña por excelencia, que en verano crece de manera espectacular al recibir a miles de madrileños. O sea, que la mayoría de sus veranos los ha pasado en Escalona, haciendo eso que cualquier mozo hace en verano: la ruta de los pueblos. «No hay mejor sitio que Escalona para veranear», afirmaba convencido, contundentemente.
El gran viaje a Mallorca lo hizo en el verano de 1990. Se sacó la «pasta» ayudando en el negocio familiar (un supermercado) y en una terraza, de camarero. «Por entonces nos pagaban 18.000 de las antiguas pesetas al día, imagínate», precisaba. «Fue un verano espectacular», calificaba el viaje. «Contratamos un hotel en Palma, pero no paramos por allí, de tanto ir por la playa del Arenal, donde estaba la marcha. Íbamos al hotel a por ropa y poco más», añadía Gutiérrez.
«YO SOY MUY DE PUEBLO»
«Mi mujer se enfada conmigo porque a ella le gusta viajar mientras que a mí me pone de bruto, porque yo soy muy de mi pueblo pero es verdad, a mí me agrada mucho mi pueblo», no en balde siempre ha disfrutado de él «como un verdadero enano», precisa. Justifica esta predilección constatando que Escalona «tiene deporte, ocio, cultura, los toros, etc.».
Era de joven asiduo de la «ruta de los pueblos», que consistía en hacer una ruta de todos los pueblos posibles y por haber de la zona, «empezando por las de La Mata en junio y acabando en las de Talavera de la Reina en septiembre», afirmaba.
Pero para el diputado, obviamente, ha habido otros veranos agradables que ha realizado junto a su mujer Marisa Sánchez y amigos, como el de Túnez, que también califica con su adjetivo preferido: «espectacular».
LA PUERTA DEL DESIERTO
«Ver la puerta del desierto, como la llaman allí, y hacer una excursión en camello… máxime al ser testigos privilegiados de una manifestación de la famosa tormenta del desierto, que fue increíble», recuerda. Admite que hubo gente que pasó miedo, aunque el susto no le impidió sacar unas fotos del fenómeno. «Nos ajusticiaba un sol abrasador cuando de repente se hizo de noche, que es el efecto más directo de la tormenta de arena», cuenta. De aquel país le impresionaron las playas, sobre todo. Ese verano fue en 1995; permaneció en Túnez diez días.
Entre sus destinos destacados, como es Méjico, donde fue junto a su mujer y amigos en varias ocasiones. El destino ha querido, además, que sus dos hijos, adoptados, Elsa, de seis años, y Álvaro, de 4, sean mejicanos. «Con lo cual hemos vuelto a Méjico por motivos más importantes que las vacaciones», dice. En Méjico, la primera vez que fue por placer estuvo en la Riviera maya. «Se trataba de un crucero conformado por Cuba, Méjico, Jamaica y Gran Caimán, un viaje precioso», explica.
«Escogimos Méjico para adoptar dado que era una de las posibilidades que nos ofrecía la Delegación de Bienestar Social y porque el idioma me daba más confianza a la hora de viajar», revela sobre su paternidad.
Los referidos no han sido los únicos viajes al extranjero que ha hecho Álvaro Gutiérrez, ya que también ha estado en Italia, Turquía y en Praga-Viena-Budapest, gracias al habitual paquete turístico que permite conocer Centroeuropa. «Me gustó Praga, sobre todo», confiesa. «También destaco Viena, menos bohemia que Praga, aunque tiene un gran caché», dice, para añadir que Budapest le sorprendió, porque pensaba que era el destino añadido del «paquete», pero para él no fue así. «Con todo, Praga me pareció un poco sucia. Mi mujer tiene fobia a las arañas, por lo que fue muy sensible a ese aspecto de la ciudad», comenta.
Otro viaje del que guarda un grato recuerdo es el que hizo con su mujer y el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, y esposa a Estambul. «Nos pareció un viaje maravilloso, muy bonito», concluye Álvaro Gutiérrez, que sigue siendo ese muchacho de Escalona incondicional de las fiestas de su playa.
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