Ricardo Ortega Sánchez-Pinilla, uno de los mejores atletas toledanos de siempre, se acaba de retirar de su profesión de médico de familia. encastillalamancha.es habla con él de un pasado atlético glorioso, que tantas satisfacciones le dio.
Brilló en la media distancia (llegó a hacer la quinta mejor marca de todos los tiempos en 5.000), en los 3.000 metros sobre todo, hasta ser campeón de España, y en el maratón, prueba en la que logró el récord de España aunque fuera durante apenas cuatro meses. Ortega bajó el crono de manera considerable, de 2:14:1 4 a 2:11:54. Lo logró en abril de 1983, y en en agosto se lo batió Juan Carlos Traspadarne.
“Por una parte te apena porque tu nombre no va a figurar ya en la lista vigente, pero es ley de vida, es normal, si no se bate el récord, no prospera tu deporte», dice acerca de lo que sintió cuando cayó su récord.
Ricardo Ortega empezó a hacer atletismo en el colegio, “sin saber muy bien lo que era”. Se apuntaba en las carreras de campo a través, pero no entrenaba. Andaba por la categoría infantil. Hasta que un 19 de marzo de 1969 Fernando Fernández Gaitán, otro nombre señero del atletismo toledano, le invitó a correr con el Real Madrid en una carrera en la capital de España (Ortega ya era entonces uno de los dos mejores de España en categoría juvenil).
Antes de eso, en el Colegio de San Servando, Martín Velasco entrenaba a los que estaban en el Madrid: además de Gaitán, Carlos Martín-Fuertes y José María Isabel Gómez.
Ortega ya apuntaba las mejores maneras: a finales de 1969 se proclamó campeón de España de debutantes (para atletas que no estaban en ningún club federado), con una selección de Toledo.
El atleta toledano se pasó al maratón pensando en los Juegos de Moscú, aunque al final de nada el valió ya que le dejaron en tierra. Lo que ocurrió fue lo siguiente: Al seleccionador Carlos Gil le gustaba la velocidad, no la larga distancia. “Era muy buen entrenador y tenía amistad con él”, dice Ortega de él. «Lo que ocurrió fue que el COE hizo las inscripciones antes de saber el número de los que iban a lograr la mínima. Gil metió un relevo de 4×100 metros, que tenían la mínima colectiva pero no individual, metiendo a tres de ellos y teniendo que dejar fuera a otros tres, yo entre ellos”, recuerda Ortega.
¿Pensó Ortega en algún momento dedicarse profesionalmente al atletismo? “Solo era capaz de hacerlo Mariano Haro porque era un superclase y un negociador que sacaba dinero de cualquier sitio», responde y precisa: “Yo siempre tuve claro, desde que empecé a correr, que mi vida profesional me la tenía que solucionar yo, y todo lo que sacara del deporte, bienvenido fuera”.
¿Ha cambiado mucho el atletismo desde que él lo practicara?, se le pregunta. “Muchísimo», responde, «antes había más compañerismo, no había intereses económicos ni premios en metálico, así que no nos podíamos hacer daño”, responde Ortega, quien recuerda que antes había competiciones entre países, lo que propiciaba el surgimiento de muchas amistades.
“Antes los entrenadores eran aficionados, gente altruista. Algunos entrenaban sin título, como el padre de Julio Rey, lo que no quiere decir que tuvieran menos conocimientos que los de ahora, titulados, ya que el conocimiento lo da la experiencia, no el INEF”, añade.
Cuando empezó a correr Ortega ya tenía su ídolo: Gaitán, con el que le separaban nueve años de diferencia. “Era el más conocido en Toledo, de niños nos asombraba porque era del Real Madrid, dado que los del tres del Madrid se suponía que eran los mejores», recuerda.
Ortega se fue pronto del Madrid, ya que cuando estaba en segundo año de júnior se formó en Toledo el club Juventud, de esa categoría, formada por solo cuatro atletas, al que se apuntó.
Ricardo Ortega sigue desgranando recuerdos, sorprendiendo quizá por el hecho de que en algunos aspectos, e importantes, del atletismo, se ha ido hacia atrás. Y es que curiosamente, a diferencia de lo que tienen que penar muchos deportistas de disciplinas no mayoritarias, antes los atletas no tenían que preocuparse de nada, eran mimados: “Íbamos a gastos pagados a todas partes, el que era bueno…En el Nacional la Federación te pagaba el viaje, el alojamiento… de juvenil a absoluto tras acreditar uno la mínima, te pagaban hasta las dietas, lo mismo pasaba con las concentraciones y los encuentros internacionales”.
“Me dicen que tras jubilarme ahora me voy a hartar a viajar… Yo me saturé de viajes. La Federación lo hacía todo, tú no tenías que preocuparte de nada, nos traían, nos llevaban. Y las dietas eran un aliciente. Pero viajes de esos nos los volveré a hacer en la vida”, añade Ortega, que viajó “a muchos sitios».
Entre tanto viaje cuenta una anécdota que vivió con su mejor amigo, sevillano (José Luis Ruiz Bernal?), que participó en los Juegos de Montreal: “Se entendía mejor con señas en cualquier país que cualquiera de nosotros con el inglés y el francés, no sé cómo se las arreglaba, ¡ja, ja, ja!”.
Ricardo Ortega, a sus 64 años, sigue corriendo: ahora hace siete kilómetros al día (hacía 12 hace un año y medio, pero una intolerancia a la istamina le ha llevado a bajar la “dosis” diaria).
Ortega formó parte de una edad dorada del atletismo toledano, que se coronó en 1976: ese año tres toledanos se convirtieron en campeones de España en el mismo torneo: José Luis González en 1.500, Ortega en el 3.000 obstáculos y Fernando Fernández Gaitán en 10.000.
Desgranando los mejores recuerdos, este gran atleta toledano rememora especialmente una carrera que no ganó: el Maratón de Nueva York de 1980, que terminó en 12º lugar. “Ese año, como no me llevaron a los Juegos, la Corporación municipal, por medio de Gaitán que era concejal, hizo presión para que me metieran. Me dijeron: No te preocupes, en compensación la Caja Provincial de Ahorros de Toledo te va a pagar el viaje a Nueva York. Tenía una buena marca y me aceptaron en seguida”.
“Y me ocurrió una anécdota», prosigue: «Al llegar al aeropuerto en el visado debías apuntar una cosas. Yo llevaba una pasas para comérmelas en la última semana, como refuerzo alimenticio. Cuando llegué a la cabina del policía este me dijo: ¿Esto qué es?’Le dije que era para el Maratón. ¿Ah, vas a correr el Maratón? ¿Qué tiempo tienes?, me preguntó (era muy entendido): 2:14:55, le informé. ¡Oh, qué bien! ¿Quedarás entre los primeros, no?, me espetó. Espero acabar entre los 10 primeros, contesté. Y le firmé un autógrafo».
«Al llegar al hotel me di cuenta de que había 69 corredores con mejores marcas que yo. ¿Cómo voy a ganar a tantos?», me pregunté. «Cuando quedé el 12º, pensé que había cumplido. Y la carrera fue extraordinaria”, recuerda.
Cuando se le pregunta que quién ha sido el mejor atleta de todos los tiempos, contesta que Mariano Haro. «No se puede decir que en cuanto a resultados, ya que no ganó una medalla olímpica ni un europeo, pero en cuanto al fondo fue el mejor porque las condiciones en que entrenaba no son las de ahora, las marcas que hizo fueron extraordinarias. Fue subcampeón mundial de cross cinco veces…», destacó.
A Ortega, un experto en medicina deportiva que ha escrito varios libros y muchos artículos al respecto, se le inquiere sobre el boom del running»: «Es bueno y malo a la vez, malo porque hay gente que podría ser buena en atletismo y sin embargo hace running, y es bueno porque cada vez hay más gente que corre: este el mejor ejercicio para la salud».