El incremento del precio de los piensos, como consecuencia del aumento general del precio de los cereales, está asfixiando a los ganaderos que ven como crecen los costes de la alimentación del ganado. A esto hay que sumar que la falta de pastos, debido a la sequía, ha agravado la situación durante este año.
El precio medio de un kilogramo de pienso está actualmente en torno a los 31 céntimos, frente a los 26 de principios del pasado mes de junio. Es decir, en dos meses ha sufrido un incremento de casi el 20 por 100, con el consiguiente arrastre de precios de subproductos y de forrajes en un año con prácticamente inexistencia de lluvia.
Estos precios suponen un gran coste para la alimentación diaria de los animales que va del kilogramo al día del ovino de carne a los 3 kilos para el de leche. El caprino se sitúa en 1,8 kilos y el vacuno de carne en 2,5. A esto hay que añadir el coste en paja, de la que un animal grande puede llegar a ingerir hasta 5 kilos diarios a un precio medio de 7 céntimos el kilogramo. A estos costes hay que sumar otros como los de gasóleo y energía eléctrica.
Estos incrementos no se ven reflejados en los precios que los ganaderos reciben por sus productos, que aunque han aumentado no lo han hecho en la misma proporción que sus costes. Ejemplo claro es el de la leche, de la que los industriales bajan su precio en estas fechas sin motivo aparente alguno.
Esta complicada situación se puede agravar si no llueve en los próximos meses y, al igual que el año pasado, vuelven a escasear los pastos, lo que podría conllevar el goteo de cierres de nuevas explotaciones como ha venido sucediendo en los últimos años, con la desaparición de miles de ellas en toda España (18.000 de ovino, 11.000 de caprino, 19.000 de vacuno y otras tantas de porcino).
La ganadería es un sector estratégico en España, por lo que desde Asaja consideran imprescindible que se adopten una serie de medidas que garanticen su supervivencia. Entre ellas, la aplicación de medidas de lucha contra la volatilidad de los precios y contra la especulación en el mercado de las materias primas. Otra medida sería garantizar que las importaciones ganaderas procedentes de terceros países cumplan las normas establecidas por la Unión Europea en el ámbito del bienestar y la sanidad animal, para evitar una competencia desleal con los productores europeos y nacionales.
Asaja sigue insistiendo ante las diversas administraciones para que sigan apostando por la ganadería, planteando fórmulas que alivien la situación económica de los ganaderos, acuciados ante la falta de liquidez para hacer frente a la adquisición de materias primas y a los cumplimientos de los pagos de sus préstamos.