Micaela Evuy nació en Toledo hace 20 años, pero durante su vida no ha hecho otra cosa que viajar. De aquí a allí, de España a Londres y de la capital inglesa a Holanda, para luego saltar el charco e irse a Estados Unidos. Tras conocer las diferentes culturas en cada país, tras recorrerse las calles de sus ciudades, trabajar y aprender idiomas, ahora Corea del Sur es su hogar.
Desde julio del año pasado Micaela vive allí. Se fue de Toledo tras estudiar un ciclo formativo de Realización en Imagen y Sonido para descubrir nuevas experiencias. Según cuenta a la redacción de este diario, le llamaba mucho la atención el país oriental y quería descubrir por ella sola cómo se vivía allí.
«Al principio fui para estar solo un par de meses. Mi plan era hacer un voluntariado en hostales que ofrecen estancia gratuita a cambio de que trabajes allí», nos cuenta la toledana. Mucha gente utiliza este método para poder empezar a trabajar en ciudades como Seúl, «para ahorrar dinero y para poder tener una buena experiencia en Corea». Eso fue lo que hizo ella cuando llegó al país por el que sentía tanta curiosidad.
La cultura coreana, su principal atracción
Micaela regresó a España tras un largo periplo por varios países para seguir con los estudios. Antes de irse a Corea, realizó un ciclo formativo de Realización Audiovisual. Su objetivo, a largo plazo, es trabajar en ese ámbito, aunque sabe que el camino por recorrer es bastante largo. La cultura del país oriental, nos cuenta, es una de las cosas que más le ha atraído y por las que ha decidido seguir haciendo vida en Seúl, la capital.
Sobre los componentes culturales coreanos, ella cuenta que le sorprendió la gran diferencia que hay entre Occidente y la parte oriental. «Llevaba unos años en España y quería presenciar una cultura que fuera muy diferente a lo que había conocido», matiza la joven, quien, a su llegada a Seúl se sentía, en sus palabras, «muy contenta»: «Creo que fue lo más feliz que he estado en muchísimo tiempo. Me hacía muchísima ilusión ir y tenía ciertas expectativas del país que quería comprobar por mí misma».
Corea del Sur, según Micaela, tiene una cultura que ella misma define como «24 horas»: «un sinfín de actividades a todas horas, un montón de cosas que hacer todos los días», lo cual «en Europa no pasa», según ella.
Al traspasar las fronteras mentales de las zonas de confort, un viajero se encuentra con serios matices, grandes diferencias que, en primera instancia, impresionan. Realmente, llama la atención llegar a un país en el que el modo de vida es totalmente distinto al que vivimos al otro lado del mapa. Llama la atención ver que sus habitantes han adquirido durante décadas otros hábitos, su forma de actuar es diferente, sus costumbres nada tienen que ver con las nuestras…
La toledana nos cuenta su experiencia, también desde una perspectiva más humana y social. Le gusta hacer referencia a los esquemas sociales que ha interpretado en el país en el que tiene pensado hacer vida, y no pocas cosas son las que le llaman la atención. En cuanto a los coreanos, sostiene Micaela que son «poco individualistas», ya que en el país oriental «es muy importante compartir con los demás, considerarlos y tenerlos en cuenta». Ella también se muestra partidaria de ese hábito de «querer ayudar, ante todo y poder compartir».
Corea es un país muy avanzado tecnológicamente, pero a la vez muy tradicional socialmente[/ze_summary]
«Una cosa que me provocó gran impresión es el trato por jerarquías que existe allí. A mí personalmente, tras haber estado un año allí, el país me gusta. Es muy importante tratar a las personas mayores con mucho respeto y a las menores se les trata de una manera diferente». Hablar con Micaela sobre su experiencia también supone conocer matices de la sociedad coreana a partir de lo que ha visto, de lo que ha aprendido y de lo que vive. «Es algo que tienen muy arraigado y se nota mucho cuando estás allí», considera la chica.
De cara al futuro: aprender el idioma y trabajar en el sector audiovisual
Primero el instituto y luego un grado superior en Realización de Imagen y Sonido es la formación que Micaela ha hecho en España. Ahora sus metas son bien distintas: desde que llegó a Corea se sumergió en la difícil tarea de aprender el idioma local, uno de los más difíciles de aprender en todo el mundo. Tanto en la teoría como en la práctica, la toledana comenzó «por su cuenta» con el idioma pero ahora se plantea ir a la Universidad a aprender coreano de manera «oficial».
En su todavía corta trayectoria en aquel país, Micaela comenzó como voluntaria en un hostal de Seúl, en el que podía pernoctar a cambio de su trabajo. Fueron varios meses los que pasó en aquél lugar, donde empezó a familiarizarse con todo. Más tarde, comenzó a vivir una nueva experiencia también relacionada con los idiomas.
Esta es una de las vivencias más interesantes y reseñables de la toledana. Los intercambios de idiomas son algo muy recurrente en otros países como Corea y se desarrollan en lugares tan comunes como una cafetería. «Realmente se trata más de unos intercambios de culturas más que de idiomas», matiza la propia Micaela. Ella ha pasado semanas en cafés junto a otros compañeros para compartir conocimientos e idiomas y casi siempre con el inglés como vehículo principal, aunque lo cierto es que «los coreanos hablan inglés pero tampoco demasiado», según retrata la chica.
También en estos intercambios se trabaja mediante el voluntariado y son jóvenes de diferentes países quienes participan en las conversaciones, pero es necesario «que tengan buen nivel de inglés hablado». Así nos lo cuenta Micaela, quien ha participado en un buen número de intercambios culturales, esos que han hecho que cada día se sienta más atraída por la forma de compartir experiencias, explicar tradiciones y crear cultura internacional entre los jóvenes que viven en el país asiático.
«De momento estoy haciendo todo lo que puedo para seguir viviendo allí. Si al final eso cambia, pues habrá que verlo… pero, en principio, tengo pensado quedarme», comenta.
Quedarse. A 10.000 kilómetros de su familia. Al otro lado del planeta, en un lugar totalmente diferente. Quedarse y aprender, y seguir hacia adelante, conocer gente, intercambiar vivencias y recuerdos. Micaela lo tiene claro.
No es fácil hacer vida allí, es un país muy homogéneo, según Micaela
«Corea es un país muy homogéneo en el que los extranjeros son muy escasos porque hay menos oportunidades para ellos». El análisis que ofrece la joven es corto, pero conciso y esclarecedor. Ella considera que no es fácil hacer vida en el país asiático, no lo cree así. La comunicación con los residentes coreanos no es fácil y ella lo sabe, porque nos lo ha recordado varias veces: «tienes que saber coreano para moverte bien por allí».
«La única razón por la que tengo trabajo ahora es por una amiga… Ella trabajaba de lo mismo y me ayudó a encontrar trabajo», nos cuenta la toledana.
Ahora, con sus retos por delante y sus ganas de seguir con el aprendizaje acaba de regresar al país asiático tras pasar unos días con su familia y amigos en Toledo. No vuelve mucho, solo un par de veces al año, y tampoco se plantea volver muchas más. La comodidad que le ofrece estar allí se nota al hablar con ella, en cómo relata su experiencia.
«Mi vida, lo que hago ahora mismo no me parece tan especial, es muy rutinario… pero entiendo que no mucha gente puede presumir de ello». Así nos despedimos de ella horas antes de que abandone la ciudad para regresar a Corea del Sur, a Seúl, la ciudad en la que vive y en la que, de momento, continuará.