Fue una historia no muy repetida en la larga historia de la Iglesia católica, y menos, si cabe, en la historia de la Diócesis de Toledo. El pasado 26 de junio se produjo en el Vaticano un encuentro tildado como excepcional entre el Papa Francisco y un grupo de mujeres toledanas divorciadas o separadas a quienes les acompañaba también Braulio Rodríguez, el Arzobispo toledano. A las cuatro de la tarde, en un rincón de la ciudad papal, ese encuentro tuvo lugar «sin protocolos», lejos de una posible seriedad que puede plantear un asunto ciertamente peliagudo.
Éste es uno de los detalles que el arzobispo ha compartido hoy al hacer pública su escrito semana.
De los allí presentes, de esta expedición toledana tan inusual, nadie sabía qué iba a suceder ni nada por el respecto. El grupo de mujeres «Santa Teresa» ya remitió su carta primero al Arzobispado y luego al Papa, en la que explicaban tanto sus experiencias como los objetivos que tenían en mente. La respuesta no tardó demasiado en llegar por parte de Francisco, que las invitó a una audiencia en Roma para escuchar sus palabras, sus experiencias. No todos los días puedes reunirte con el Papa para contarle tu historia, hacer preguntas y encontrar respuestas. No todos los días existe la ocasión de resolver, incluso, las dudas que se plantean.
El encuentro fue muy natural. De hecho son las propias protagonistas de esta historia las que lo describen así. Distendido, familiar y cercano. Para el Arzobispo toledano fue algo muy generoso por parte del Papa, algo reseñable y gratificante. Este grupo de mujeres que un día decidieron hacer vida aparte de sus maridos y se plantearon un nuevo rumbo en su vida, estaban allí porque realmente eran protagonistas de esta historia, porque querían saber cuáles serían las palabras de un hombre que tantos giros ha dado en un panorama que ha sido tan criticado por algunas actuaciones anteriores, de parte de muchos de sus antecesores.
[ze_gallery_info id=»186770″ ]«Palabras de aliento» por parte de Francisco
Ellas se dirigieron directamente al hombre que está al frente de la religión que profesan «con emoción, pero con decisión», detalla el Arzobispo toledano. El Papa respondió cada pregunta que fue planteada por estas mujeres, de manera «sencilla» para animar «a seguir el camino emprendido, a acogerse unas a otras, a vivir su situación sin rencor…». Así lo explica Braulio Rodríguez en su escrito semanal. Allí, Francisco otorgaba la explicación que buscaban a los interrogantes planteados. Habló de perdón, de cicatrices y de dignidad.
Como todas las personas, el Papa Francisco buen conocedor del tema que allí plantearon las toledanas. También hizo referencia a los hijos, a ellos y ellas que viven y entienden lo que significa que sus padres vivan separados, quienes, según el Papa, no tienen que ser rehenes de sus padres.
El Papa escuchó, entendió y habló. Escuchó porque es imprescindible escuchar bien una historia personal, porque es necesario saber las inquietudes, los matices y las palabras que se utilizan. Entendió ya que se trata de un tema que ha sido tabú para la Iglesia durante mucho tiempo: solo la Nulidad Eclesiástica ha sido bien vista como «método» de ruptura de una unión conyugal; y habló porque también las mujeres que viajaron hasta allí buscaban sus palabras y la respuesta a sus preguntas.
El «amor familiar» que subrayó Francisco hacía referencia a la Exhortación, al ruego, su ruego, que realizó hace apenas unos meses, para insistir en que se siguiera con esa labor, con esa unión tan importante dentro de la Iglesia.
[ze_summary text=»Cercanía y alegría, cualidades de esta reunión que resalta el Arzobispo toledano»]Cercanía y alegría, cualidades de esta reunión que resalta el Arzobispo toledano[/ze_summary]Esta era como una de «nuestras reuniones mensuales de nuestro grupo», según se comentó allí la experiencia, y así lo relata el propio Arzobispo, para quien lo más asombroso fue «escuchar de labios del Papa» los agradecimientos a este grupo por ir a contar sus experiencias, las cuales para tanto le sirvieron, agradecimientos que también se reiteran por parte de todo el grupo, incluido Braulio Rodríguez, a Francisco por una «disponibilidad inaudita» por la que se sienten «queridos y agraciados».