Así lo desprende un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). Beatriz Arroyo y Francois Mougeot han evidenciado el aumento de hembras de aguilucho cenizo más reacias a la presencia humana y que vuelven su comportamiento más agresivo.
Este ave es muy común en las zonas agrícolas de España y el grupo de investigación del Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC) ha estado estudiándolas durante los últimos 19 años. Tal es el aumento, que a finales del siglo pasado solo mostraban esta conducta un 10 por 100 de las aves y ahora es del 90 por 100. Un cambio brutal en tan solo cuatro o cinco generaciones.
Urgar en los nidos, la causa del aumento
Los científicos atribuyen este aumento a las visitas que hacen los humanos a los nidos de las águilas. Comprobar y estudiar los nidos es necesario dentro de las estrategias de conservación o de investigación, las molestias que causan hacen que los aguiluchos se pongan -a la defensiva-.
«Un mecanismo posible para explicar estos cambios se basa en una selección dirigida en contra de las aves más tímidas, dado que su probabilidad de fracaso reproductor aumenta con la frecuencia de visitas al nido, mientras que el éxito de las hembras agresivas no se ve afectado», explica Beatriz Arroyo.
El estudio ha sido publicado en la prestigiosa revista Ecology Letters. Los resultados muestran cómo los humanos actúan de manera sutil en las especies, pero esto es bastante relevante en la composición fenotípica de las poblaciones monitorizadas. Por ello alerta de que hay que tenerlo en cuenta a la hora de interpretar los resultados de los estudios a largo plazo.
En entorno en el que vive el aguilicho cenizo es fundamental para la variación en su forma de comportarse. Anidan en el suelo y en muchas ocasiones en los campos de cereal, por lo que la cosecha afecta en buena medida a las crías. Algunas mueren si no consiguen volar antes de que las cosechadoras recojan el cereal.
La especie de encuentra en declive, aunque todavía no en peligro de extinción. Por este motivo, el hecho de que las políticas de conservación también influyan en su comportamiento es un contratiempo que los investigadores están tratando de paliar. Entre las medidas de conservación se encuentra la localización e inspección de los nidos para establecer la edad en la que los pollos echarán a volar y si eso va a ocurrir después de la cosecha, que es lo más frecuente. En estos caso, se retiran a las crías de aguilucho para garantizar que sobrevivas.
[ze_summary text=»Las hembras tímidas han ido cediendo terreno ante las agresivas, que tiene más éxito reproductor»]Las hembras tímidas han ido cediendo terreno ante las agresivas, que tiene más éxito reproductor[/ze_summary]Estudios científicos han tenido como objeto al aguilicho cenizo a largo plazo en varias de sus zonas de distribución, para estudiar los factores que influyen en su ecología reproductora. La investigadora Arrollo explica que «durante las visitas a los nidos los adultos reproductores ven a los humanos como una amenaza, y defienden sus pollos con vuelos rasos, gritos de alarma e incluso ataques. Pero no todos los individuos son igual de agresivos, y este rasgo comportamental define la personalidad de un aguilucho: ciertas hembras son siempre agresivas y atacan a los humanos que visitan su nido, otras son siempre tímidas, y huyen o se alejan durante las visitas al nido».
Estas últimas, las tímidas, ha sido las que han ido cediendo terreno a las más agresivas, que se han impuesto en el conjunto de la población porque tienen más éxito reproductor.