Fernando Muñoz, vicepresidente primero de la Diputación de Toledo, ha elegido el que es un lugar emblemático “no solo de la ciudad de Toledo, sino en mi vida. Porque en esta casa es donde pasé mi infancia y donde me crié; en este barrio tengo a mis amigos de toda la vida… Y me produce mucho cariño y amor estar cerca de las paredes que me han visto crecer”.

Hablamos de la calle de la Vida Pobre, en la capital regional.

Casa en la que vivió desde 1972 hasta 1995. Desde entonces no ha vuelto a entrar, pero no porque no haya tenido ganas, sino porque no localiza a los propietarios del inmueble. E incluso ya ha subido con una de sus hijas para enseñarle la zona donde su padre nació y jugó. Y la emoción le embarga…

Donde Fernando Muñoz pasó largas tardes estudiando y escuchando música…

No en vano, en la misma fachada está la ventana de la que era su habitación, “donde pasé largas tardes estudiando y escuchando música”. O la puerta de entrada, “por la que un día tuve que sacar prácticamente muerto a mi padre”.

De ahí que regresar a las que fueron las cuatro paredes de su paraíso infantil particular, la casa que uno siempre recuerda, le provoca una gran satisfacción…

En la calle de la Vida Pobre, en pleno casco histórico de la Ciudad Imperial, donde Muñoz recuerda las calles de tierra en las que jugaba, a los vecinos de toda la vida…

Para comer, las carcamusas de su madre

A la hora de elegir un plato y como toledano de pura cepa que es elige las carcamusas (carne guisada con tomate, guisantes y salsa algo picante). Pero no cualquier plato de carcamusas, sino “las de mi madre, que son las mejores y que, por supuesto, las sigue haciendo en la actualidad”.